Si los niños comen mal, viven mal. Esta frase de Henrietta Fore (directora ejecutiva de UNICEF) resume a la perfección las consecuencias que puede tener una mala alimentación en los niños.
Estas se pueden revelar a través de problemas en su desarrollo, bajo rendimiento escolar, inactividad o una mayor propensión a padecer gripes y resfriados. Sin embargo, también les pueden afectar en el largo plazo, predisponiéndolos a padecer más patologías crónicas en su edad adulta.
Una dieta adecuada en la niñez, con presencia de todos los nutrientes necesarios, es clave para prevenir dificultades en el futuro. Conocemos cuáles son estos riesgos y cómo promover una buena alimentación en los más pequeños.
La mala alimentación en los niños, un problema actual en muchas sociedades
Desde el momento en que nacen, asegurar a los niños una dieta sana, variada y adecuada a sus necesidades es uno de los pilares para una buena salud. Con ella se aportan la energía y nutrientes indispensables para garantizar su crecimiento y salud presente y futura.
Los hábitos alimentarios se adquieren en la edad infantil y pueden determinar muchas prácticas en la edad adulta. Además, también determinan el metabolismo y las posibilidades de padecer algunas enfermedades.
A día de hoy, un número elevado de niños sufre dificultades derivadas de una dieta inadecuada. El estudio Estado Mundial de la Infancia 2019: niños, alimentos y nutrición revela que uno de cada tres niños en el mundo está desnutrido o sufre sobrepeso. Ambas manifestaciones son resultado de una alimentación deficitaria, con carencias o insana.
Está claro que esta situación tiene repercusiones negativas en los niños, del mismo modo que una dieta sana y equilibrada les aporta beneficios.
Pueden aparecer retraso en el crecimiento, peso insuficiente, dificultades en la concentración, peor rendimiento escolar, alteraciones en la piel o problemas de visión.
Aparte de todos estos síntomas y dificultades que pueden surgir en su día a día, también aumenta el riesgo de aparición de otras enfermedades y problemas de salud más graves. De todo ello se deriva la necesidad y urgencia de preocuparse tanto por la cantidad cómo por la calidad de las dietas infantiles.
Problemas derivados de una mala alimentación en los niños
Como acabamos de comentar, aportar una alimentación insuficiente, por encima de sus necesidades o con alimentos poco nutritivos; es negativo para la salud durante la infancia. La desnutrición y el sobrepeso pueden conllevar alguna de las siguientes problemáticas.
1. Desnutrición
Cuando la alimentación de los niños pequeños es insuficiente o de mala calidad, puede aparecer desnutrición en diferentes grados.
Esta se caracteriza por una disminución del peso corporal respecto a la talla, que es más evidente en situaciones de hambre graves.
2. Falta de hierro
La falta de hierro es una deficiencia nutricional que puede desembocar en anemia. Si sucede a una edad temprana y no se le pone remedio, sus efectos sobre el desarrollo intelectual y físico de los niños podrían llegar a ser irreversibles.
Los ámbitos afectados tienen relación con la evolución psicomotora y el desempeño en las áreas emocional, cognitiva y social. Además acorta la capacidad de analizar y entender y podría conllevar dificultades en el aprendizaje.
Este y otros déficits nutricionales también desencadenan apatía, falta de energía y debilidad. Esto puede desembocar en problemas para concentrarse y para obtener un adecuado rendimiento escolar. Además, la fatiga física les impide realizar ejercicio de manera normal.
3. Carencia de nutrientes
Aparte del hierro, una mala alimentación en los niños puede acarrear una falta de nutrientes en general. Como indica en el Informe Mundial elaborado por UNICEF, esta situación se conoce como hambre oculta y puede ser debida a una dieta pobre o poco variada.
Estas vitaminas y minerales son necesarios para producir enzimas, hormonas y demás sustancias indispensables para un desarrollo adecuado.
“La falta de control sobre el tipo de alimentos que ingieren es una de las causas de una mala alimentación en los niños”
4. Problemas de concentración y falta de energía
De acuerdo con la Sociedad por la Neurociencia, las dietas con un alto porcentaje de grasas saturadas e hidrogenadas pueden generar dificultades de aprendizaje y memoria.
En este caso la problemática se origina en una mala alimentación en cuanto a calidad y no tanto en cantidad.
Por otro lado, una dieta con productos que contienen muchos azúcares puede aumentar de forma rápida la glucosa en sangre. A su vez, esta puede desencadenar estados de irritabilidad, fatiga, letargo y falta de concentración.
5. Caries
Otra de las consecuencias de la mala alimentación en los niños es la aparición de caries. Esta alteración dental puede aparecer por un exceso de carbohidratos y azúcares simples en la dieta. Sin embargo, la disminución en los nutrientes esenciales también promueve su aparición.
Múltiples estudios asocian la falta de vitamina D con la aparición de caries en la infancia. La mayor fuente de esta vitamina es la transformación cutánea de luz solar, por lo que tomar sol durante las primeras horas del día puede ser de utilidad. Además, el huevo, el hígado de pescado y la leche también son una buena fuente de vitamina D.
6. Debilidad del sistema immunitario
La desnutrición afecta el sistema defensivo del organismo. La función de barrera se ve amenazada y, como resultado, los patógenos pueden entrar con más facilidad.
Del mismo modo se compromete la capacidad de los pequeños de hacer frente a estos virus o bacterias una vez ingresan en el cuerpo. Por esto, un niño con problemas de nutrición tiene más posibilidades de desarrollar infecciones de todo tipo.
7. Obesidad desde la infancia
El sobrepeso en los niños se manifiesta en un aumento rápido de peso y de la masa grasa. Puede ocasionar desórdenes hormonales, diabetes, aumento del colesterol, alteraciones óseas, complicaciones respiratorias y hepáticas.
La falta de control sobre el tipo de alimentos que ingieren es una de las causas de una mala alimentación en los niños. En este caso los problemas vienen dados por el fácil acceso a este tipo de alimentos:
- Bebidas azucaradas, refrescos energéticos.
- Platos preparados y comida rápida.
- Golosinas, dulces, galletas, bollería.
- Embutidos y alimentos con alta cantidad de grasas saturadas.
Los problemas de sobrepeso en la infancia no se deben solo a factores alimentarios. También entran en juego otros hábitos de vida e incluso factores genéticos y hormonales que hay que tener en cuenta.
8. Enfermedades no transmisibles
Bajo este paraguas se agrupan una serie de patologías crónicas responsables de un porcentaje muy elevado de mortalidad en todo el mundo. Como indican desde la Organización Mundial de la Salud son:
- Enfermedades cardiovasculares.
- Cáncer.
- Diabetes.
- Problemas respiratorios.
Por norma general suelen asociarse a personas de más edad. Pero los niños y los adultos mayores también son vulnerables a los factores de riesgo que las provocan, entre los que destaca la dieta poco saludable.
9. Infecciones y problemas de piel
Las afecciones dérmicas son un problema común cuando existe una mala alimentación. En este sentido, la falta de energía y nutrientes se puede manifestar en:
- Piel seca y pálida.
- Pérdida de cabello.
- Uñas blandas y delgadas, con fisuras o rayas blancas.
- Boqueras (fisuras en los ángulos de la boca).
- Mala cicatrización de heridas.
¿Cómo promover la buena alimentación en los niños?
Las consecuencias de una mala alimentación en los niños pueden ir de leves a severas y generar daños importantes a largo plazo. En este sentido, promover una dieta adecuada es fundamental para garantizar un aporte correcto de nutrientes.
Para ello es importante tener en cuenta alguno de estos aspectos:
- La lactancia materna tiene un importante efecto en la prevención de diferentes formas de desnutrición infantil. Para ello es adecuado que pueda ofrecerse de forma exclusiva durante los 6 primeros meses de vida y alargarse hasta que la madre y el bebé lo necesiten.
- Durante la complementación alimentaria se deben ofrecer alimentos nutritivos y saludables, probando entre una amplia variedad de todos los grupos: frutas, verduras, fuentes proteicas, alimentos grasos, legumbres o cereales integrales. Este período es muy sensible a las preferencias alimentarias y puede predecir comportamientos alimentarios saludables en el futuro.
- Entre las fuentes de proteína deben incluirse opciones vegetales como las legumbres o el tofu. En cambio es preferible no abusar de carnes rojas y embutidos.
- Los granos de cereal integrales y sus derivados son más recomendados a los elaborados con harinas refinadas. No solo aportan más nutrientes sino también una buena cantidad de fibra. La fruta, la verdura y las legumbres son otras fuentes posibles de hidratos de carbono.
- Durante la infancia (y en la edad adulta también) se deben aportar lípidos provenientes del pescado azul, el aceite de oliva, los frutos secos, el aguacate o los huevos.
- Es importante evitar o restringir al máximo algunos productos de gran alcance como las bebidas azucaradas y energéticas, la bollería, las galletas, los productos con mucho azúcar añadido o las chucherías.
La mala alimentación tiene consecuencias sobre la salud de los niños
Las consecuencias de una mala alimentación en los niños pueden ser permanentes. La alimentación variada y equilibrada en la infancia determina una existencia sana y prolongada.
Bibliografía
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