Maravillosas enseñanzas que el “El Principito” brinda a nuestros niños

“El Principito” encierra en cada una de sus páginas un maravilloso legado sobre las relaciones humanas, sobre el amor y la vida que se alza como un regalo de sabiduría que ofrecer a nuestros niños. Este libro, que para muchos constituye un tesoro de la propia infancia, esa hora algo que deseamos transmitir a los más pequeños.

Estamos seguros de que como madre, como padre e incluso como abuelo o maestro, tienes como uno de tus propósitos esenciales conseguir que los niños se adentren de forma temprana al placer de la lectura. Sin embargo, hay algo que debemos tener claro. A un libro no se llega por obligación, sino en libertad, por curiosidad y en ocasiones hasta por iniciativa propia.

Por nuestra parte, te recomendamos algo muy sencillo: que tus hijos te vean leer. No importa que tu niño sea aún un bebé. Nada es tan reconfortante como dejar que crezcan en nuestro regazo mientras ven cómo pasamos las páginas de un libro. Y si ese libro es “El Principito” despertaremos en ellos el interés, la curiosidad, el estímulo visual y ante todo, el susurro de tu voz al leer.

Día a día se adentrarán en el significado de tus palabras, más tarde en el mensaje y en poco tiempo, navegarán en ese mundo único y excepcional donde asumir maravillosos valores y enseñanzas que se aferrarán con fuerza en sus mentes. Permite que crezcan en el placer de la lectura, deja que sea “El Principito” su primer libro, ese que descubrir a tu lado, en libertad y en complicidad contigo.

Enseñanzas que “El Principito” ofrece a los más pequeños

La amistad es un regalo

“No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo”

-El Principito,  Antoine de Saint-Exupery-

Esta frase resume en muy pocas palabras algo que los niños deben asumir desde muy temprano: la amistad es un valor que atender, que cultivar y que cuidar cada día. Cada amigo es único, mágico y excepcional, una persona con sus propios matices, características y grandezas que saber apreciar y con las que disfrutar cada día.

Cabe recordar no obstante, que hasta los 5-6 años un niño basa su amistad en el intercambio de refuerzos positivos, en compartir tiempo realizando una tarea determinada como jugar, pintar, dibujar… No es hasta los 7 años cuando se da el paso hacia ese reconocimiento pleno del otro, ahí donde se crean los primeros vínculos, esos que no se olvidan jamás y que definen ya el propio desarrollo social de los más pequeños.

Lo más importante es invisible a los ojos: solo se ve con el corazón

Hay familias que cometen casi si quererlo, un error en la educación de sus niños. Los inician desde bien temprano en el valor de lo material, en la necesidad de tener cosas, de coleccionar, de desechar objetos para conseguir unos nuevos… Algo tan común como motivar a un niño a que apruebe sus exámenes a cambio de un móvil o una bicicleta es sin duda un grave error.

Debemos iniciar a los niños de forma temprana en el valor de lo invisible, en la concienciación de que los afectos, el cariño, la consideración, el respeto o dedicar tiempo a las personas que amamos, es sin duda lo más valioso.

Consigamos por tanto que los niños vean la vida desde el corazón y no desde el número de juguetes o tecnología que tienen en su habitación.

La importancia de conocerse a uno mismo

 

Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo, que juzgar a los otros. Si consigues juzgarte rectamente es que eres un verdadero sabio

-El Principito,  Antoine de Saint-Exupery-

Es muy posible que la idea de conseguir que un niño se conozca a sí mismo nos suene a poco más que una ironía. Los niños son personas en desarrollo, en crecimiento y en continuos descubrimientos, esos que día a día conformarán su identidad y su personalidad. ¿Cómo conseguir que se conozcan a sí mismos si aún están en constantes cambios?

Ahora bien, hay algo que debemos tener claro el autoconocimiento reside también en el autocontrol, en la gestión emocional, en la identificación de las propias emociones y en ese enfoque de pensamiento donde esforzarse cada día en ser mejor persona. Todos estos puntos son herramientas que debemos facilitar a nuestros niños, ahí donde evitar, por ejemplo, la tendencia a criticar a los demás sin antes haber llevado la mirada con humildad hacia uno mismo.

Si caminas en línea recta no conseguirás muchas cosas

El Principito

Si hay algo que nuestros hijos agracedecerán que les enseñemos desde bien temprano, es que equivocarse es bueno, es normal y una forma de aprendizaje por la cual, todos pasamos cada día.

En “Eres Mamá” te lo decimos muy a menudo “educar en perfección no es recomendable, permite que los niños tropiecen, deja que se equivoquen, permite que sean siempre ellos mismos con sus matices, sus defectos y sus grandezas”.

En “El Principito” queda muy clara esta enseñanza, ahí donde se nos enseña que la vida no es ni mucho menos un camino en linea recta, sino un valle lleno de senderos y cruces de camino, de hondonadas y cumbres maravillosas donde poder alzarnos tras haber sorteado cada piedra y cada bache.

No dudes en acercar desde bien temprano este tesoro de la literatura a tus hijos. La persona madura, libre y feliz que podría ser mañana te estará eternamente agradecida.

Bibliografía

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  • Capestany, E.J. (1982). The Dialectic of the Little Prince. University Press of America, Maryland.
  • de Saint-Exupéry, A. (1943). El principito. Emecé Editores.
  • López Valero, A., Encabo Fernández, E., & Moreno Muñoz, C. (2002). Esencias de un <>. Didáctica de la literatura y valores. Didáctica. Lengua y Literatura.
  • Link, D. (2015). INFÂNCIA. Alea : Estudos Neolatinos. https://doi.org/10.1590/1517-106x/172-199
  • Pérez-Muskus, C. I. (2015). El Principito: Claves para educar en la amistad. Estudio a la luz del pensamiento de Rafael Tomás Caldera. https://dadun.unav.edu/handle/10171/39432
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