7 actividades para estimular la memoria de trabajo en niños

La memoria de trabajo para estimular en los niños, también conocida como operativa, es un tipo de memoria a corto plazo que se utiliza para almacenar, procesar y manipular información. Opera durante un breve periodo de tiempo y lleva a cabo tareas cognitivas más complejas relacionadas con el razonamiento, la comprensión, la resolución de problemas, la asociación de conocimientos, etc.

Para el correcto aprendizaje de los niños, la memoria de trabajo se considera fundamental, ya que consigue ampliar sus referentes y, por lo tanto, su conciencia metapragmática. A partir de esta habilidad desarrollan una mayor competencia comunicativa y afinan el criterio al momento de interpretar el lenguaje de acuerdo al contexto en que ocurre.

En ese sentido, conviene potenciar estas capacidades de forma continua desde los primeros años de vida. ¿Cómo hacerlo? A continuación, te damos algunas ideas para estimular, de una manera divertida y amena, la memoria de trabajo durante la infancia.

«Una memoria ejercitada es guía más valiosa que el genio y la sensibilidad».

-Friedrich von Schiller-

7 actividades para estimular la memoria de trabajo en niños

La memoria de trabajo permite mantener información de manera breve mientras se ejecuta alguna actividad. La información nueva se analiza, organiza, manipula y combina con la recibida anteriormente.

Este complejo mecanismo participa en la planificación, la flexibilidad mental, la velocidad de procesamientos, la inhibición y la atención, lo que le permite a los niños ordenar, planear y ejecutar conductas y aprendizajes.

Su entrenamiento a través de ciertas prácticas y juegos es posible. Veamos cómo.

1. El juego de la lista de la compra para estimular la memoria de trabajo

El juego de la lista de la compra, consiste en enumerar, de forma secuencial, una lista de alimentos o productos que se pueden comprar en un supermercado.

Para ello, uno de los jugadores debe empezar diciendo «yo en el supermercado compré…» y completar la frase con el nombre de algún producto, por ejemplo, leche. A continuación, otro de los jugadores repite la frase antes dicha, añadiendo un nuevo producto. Por ejemplo: «yo en el supermercado compré leche y huevos».

Este mismo proceso hay que llevarlo a cabo una y otra vez, de manera que la lista de la compra sea cada vez más larga y, por tanto, más difícil de recordar. La partida se termina cuando uno de los participantes se equivoca en el orden de la lista de productos o se olvida de alguno de ellos.

Es usual medir la amplitud de la memoria con ejercicios de listas de palabras, letras o dígitos, para repetir de forma inmediata y en el orden correcto. Así lo recoge una investigación hecha en la Universidad de Jaén, sobre memoria de trabajo en el contexto escolar.

Este juego estimula la capacidad de atención y la memoria, y es ideal para pasar un buen rato en cualquier lugar, pues no requiere ningún material para llevar a cabo la partida.

Además, la temática del juego puede ir variando para que no resulte monótono. Y, en vez de una lista de compras, se puede hacer una lista con objetos que uno llevaría a una isla desierta, animales vistos en una selva, objetos cotidianos, etc.

2. Las parejas de cartas

El juego de las parejas de cartas estimula la memoria visoespacial, así se relata en esta tesis sobre memoria de trabajo y aprendizaje de la matemática. La actividad tiene el objetivo de encontrar, en una serie de cartas, las iguales, es decir, las parejas que tienen el mismo dibujo o figura.

Pero si, además, se quiere potenciar la memoria de trabajo, hay que jugar siguiendo las siguientes instrucciones:

1. Colocar boca arriba todas las cartas para observar los dibujos durante un tiempo.
2. Poner las cartas boca abajo.
3. Por turnos, levantar dos cartas y descubrir las imágenes que hay en ellas.
4. Coger la pareja de cartas, si estas tienen el mismo dibujo, y repetir el turno.
5. Volver a colocar las cartas boca abajo en el mismo sitio, si estas no coinciden, y pasar el turno al siguiente jugador.

El juego termina cuando no quedan más cartas sobre la mesa. En ese momento, cada participante cuenta el número de parejas que ha conseguido durante la partida. El que tenga más, gana.

3. Simón, el juego de recordar colores

Otra buena opción para estimular la memoria de trabajo, es jugar al Simón, el clásico juego que consiste en recordar una secuencia de colores que se muestran de forma progresiva y aleatoria. La actividad está recogida junto a muchas más en un «Sistema de actividades para la estimulación de la memoria mediante la Gamificación», desarrollado en la Universidad Nacional de Educación, de Ecuador.

Así, se van iluminando varias casillas de diferentes colores y sonidos. Tras observar la secuencia, el jugador tiene que reproducirla correctamente, de lo contrario, debe volver a empezar. Dicha serie se va haciendo cada vez más larga y complicada, hasta resultar imposible de recordar.

4. Narrar historias

Un estudio publicado en Behavioral Sciences señala que la memoria de trabajo se relaciona con la adherencia a la estructura narrativa, al número de palabras, a las oraciones y a los sintagmas. Cuando le pedimos a un niño que cuente una historia, él utiliza su memoria de trabajo para mantener el recuerdo activo durante su narración.

La narración oral es de por sí un ejercicio de memoria cultivado por siglos. Pedirle a los niños que nos narren las historias que más les gustan puede resultar una actividad que gocen todos en familia. Sobre todo si incluyen variantes con un factor sorpresa cada vez que lo realicen, al estilo del escritor italiano Gianni Rodari y sus «Cuentos para jugar».

¿De qué se trata? de contar los cuentos tradicionales que ya conocen pero inventando distintos finales. Cada semana pueden relatar un final diferente y variar el título de acuerdo a lo nuevo que se incorpore en el cierre. Luego, a fin de mes, comparten una tarde de historias para rememorar todas las versiones que crearon.

Vale la pena apuntar que los niños con mejor dominio de estrategias y habilidades, derivadas de estimular la memoria de trabajo, demuestran mejor índice de recuerdos a la hora de narrar. Así lo recoge la investigación sobre «Comprensión y renarración infantil de cuentos ficcionales» propuesta por Sofía Vivas de la Universidad de la Plata.

5. Cantar las canciones preferidas

Otro ejercicio que suele fluir con espontaneidad, es el de aprenderse las letras de las canciones. Casi todos los niños disfrutan la música y se podrían reforzar las letras tradicionales que se utilizan en los juegos didácticos del colegio.

Esos que además repasan el abecedario, a veces en distintos idiomas, los números, animales, o cualquier temática de preferencia. La idea es promover el canto para estimular la memoria de trabajo. Estudios señalan que el entrenamiento musical se asocia con una mejora de este tipo de memoria.

Al cantar los niños construyen un esquema mental melódico a partir de la voz, los movimientos e incluso, con la ejecución de algún instrumento. La práctica de este conjunto de acciones desarrolla la percepción auditiva y fomenta el aprendizaje. Así lo analiza una investigación que parte de la música como estrategia para el desarrollo de la memoria.

6. Realizar juegos de palabras

Aprender trabalenguas y adivinanzas es un recurso muy utilizado en la escolaridad para desarrollar la capacidad cognitiva de almacenar y establecer relaciones. Todo aprendizaje de palabras requiere, entre otros componentes, de la memoria de trabajo verbal. Por lo tanto, al retar al niño a aprenderse una adivinanza o trabalenguas estamos estimulando su memoria de trabajo. Lo que se estimula, se fortalece.

De igual modo, es un ejercicio que ayuda a mejorar la dicción o la «fluidez verbal», e invita a experimentar con la lengua desde lo lúdico. Tal como se explica en este artículo sobre los trabalenguas publicado en la Revista Cognosis.

En la actualidad existen muchas revistas digitales educativas que tienen a disposición juegos de palabras para descargar.

7. Trabajar la memoria fotográfica o visual

Tratar de que los niños describan una escena del día como si estuviesen viendo una fotografía. Esto puede hacerse en un momento de la clase, del recreo, del regreso a casa o en una visita a un establecimiento. La idea es que no dejen detalles sueltos.

Convertir este ejercicio, reseñado en la investigación ya citada que vincula memoria de trabajo y aprendizaje de las matemáticas, en un hábito y en un juego como de detectives, los irá entrenando en el desarrollo de la memoria de trabajo, además de que los hará más conscientes de las situaciones que viven.

La importancia de estimular la memoria de trabajo en los niños

Hay estudios, como el publicado en Developmental Science, que sugieren que, con el entrenamiento adecuado, los niños pueden mejorar significativamente su capacidades de memoria de trabajo. Además, con esto, se pueden potenciar otras áreas del aprendizaje.

Así, se ha comprobado que la estimulación de la memoria de trabajo, también favorece:

• la capacidad para seguir instrucciones
• las habilidades matemáticas
• las habilidades del lenguaje y la comunicación

Y tú, ahora que sabes cómo ayudar a los pequeños a desarrollar la memoria de trabajo, ¿qué estás esperando para poner estos conocimientos en práctica? ¡Resultará entretenido y muy didáctico!