La improvisación teatral para niños es una poderosa herramienta para su formación y desarrollo. Es un recurso muy valioso, no solo si hablamos de teatro y actuación, sino que todos los ejercicios de improvisación que realicemos con niños y sus técnicas se pueden aplicar en la vida diaria.
Practicar teatro e improvisar en el aula o fuera de ella estimula la creatividad de los niños. Se desarrollan habilidades de pensamiento y se potencia la expresión corporal.
Al comienzo de cualquier creación artística nos encontramos con la improvisación. Con ella, los niños exploran un mundo de posibilidades conociendo un poco más lo que les rodea, a ellos mismos y a sus compañeros.
Improvisar es, al fin y al cabo, jugar a un juego con unas reglas concretas. Con este juego se exploran emociones, sentimientos y la realidad. Improvisar es centrarnos en “el aquí y el ahora”, es realizar, al fin y al cabo, un ejercicio de mindfulness.
Ejercicios de improvisación teatral para niños
Todos los ejercicios de improvisación teatral para niños tienen como objetivo principal aprender a improvisar, pero no es el único. Añadiremos otros objetivos también muy importantes para cada ejercicio.
Es fundamental recordar a los niños, mientras estén improvisando, la importancia de dejarse llevar. Hacerles ver que, a veces, hay que ser capaces de no pensarlo todo demasiado y que hay que aprender a dejar que las cosas sucedan.
Improvisación grupal con música
- Número de niños: necesitamos, mínimo, un grupo de 4 niños.
- Edades: desde los cuatro años.
- Duración recomendada: 5 minutos. Si el grupo es más numeroso, necesitaremos más tiempo.
- Objetivos de la improvisación: desarrollar la expresión corporal a través de la música. Reproducir e investigar un ritmo musical con nuestro cuerpo. Dejarnos llevar por la música. Observar a los demás y concentrarnos.
Ponemos una canción animada y nos colocamos con los niños en un círculo. En una primera parte, los animamos a seguir nuestros movimientos; vamos haciendo movimientos sencillos y repetitivos al ritmo de la música y los niños nos van imitando.
En la segunda parte, cada uno de los niños del círculo, en orden, realiza un movimiento (también al ritmo de la música) y los demás lo imitan. Nosotros vamos guiando el ejercicio señalando al niño al que le toca dirigir a los demás.
Si se quedan bloqueados, les recordamos que lo importante es improvisar, no pensar demasiado y dejarse llevar por la música.
Improvisación teatral para niños: “descubrir el espacio”
- Número de niños: necesitamos, mínimo, un grupo de cuatro o cinco niños.
- Edades: desde los seis años.
- Duración recomendada: 10 minutos. Si hay más niños, necesitaremos más tiempo.
- Objetivos de la improvisación: comprobar nuestro estado emocional y físico. Relacionarnos con los demás. Trabajar la expresión de emociones propias y descubrir las de los demás.
Diremos a los niños que caminen por todo el espacio escénico con algunas normas básicas y sencillas. Deben intentar ocupar todo el espacio escénico. Tienen que permanecer equidistantes entre ellos, es decir, no ha de haber grandes huecos ni zonas en las que estén muy juntos.
Mientras caminan por el espacio, vamos narrando lo que deben ir haciendo. Estas son algunas de las pautas:
- Caminar en silencio, fijándonos solo en nosotros mismos, en cómo nos sentimos, pero con cuidado de no chocarnos con ningún compañero.
- Seguir caminando y empezar a tener contacto visual con los demás. Pensar en cómo nos sentimos y qué nos provoca el contacto visual con ellos.
- Cuando los niños escuchen una palmada, saludarán al compañero que tengan más cerca. Empezamos con un saludo breve y con cada palmada el saludo será más intenso.
- Añadimos situaciones emocionales que deben representar: caminar muy contento, muy triste, enfadado, con miedo…
La escena estática
- Número de niños: necesitamos, mínimo, un grupo de cuatro niños.
- Edades: desde los seis años.
- Duración recomendada: entre 15 y 20 minutos. Si hay más niños, necesitaremos más tiempo.
- Objetivos de la improvisación: trabajar el silencio. Crear personajes propios y una escena grupal. Aprender a observar e ir más allá de lo que parece. Relacionarnos con los demás y llegar a acuerdos, así como trabajar la expresión corporal.
Dividimos a los niños en grupos. Si tenemos un número alto de niños para realizar la actividad, podemos hacer más de dos grupos.
La actividad consiste en ir saliendo por grupos y crear una escena estática. Algo así como una foto en 3D. Mientras un grupo crea su cuadro, los demás niños permanecen en silencio de espaldas. Cuando la imagen esté creada, los demás niños pueden girarse y observarla un tiempo en silencio.
Para la creación de la imagen estática primero tienen que decidir qué personajes interpretarán, qué historia quieren que se vea desde fuera y qué acción estará realizando cada uno en la imagen.
Los demás niños, después de observar un rato, tienen que ir levantando la mano y dando una idea sobre lo que se ve. Intentar averiguar con qué personajes se están encontrando, qué hacen, qué pasa en la escena.
Al final, los niños del cuadro, con una indicación nuestra, se mueven y le dan vida a la escena jugando. Para terminar, explican lo que estaba pasando en la escena y comparamos lo que los actores querían que fuera y lo que ha parecido y se ha visto desde fuera.
En conclusión…
Por último, es importante recordar que en la improvisación teatral para niños hay que insistir en la importancia de pensar en los compañeros. También que deben ser tan generosos con ellos mismos como con los demás. No hay lugar a juzgarse y tendrían que dejarse llevar por las nuevas sensaciones.
Bibliografía
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