Por qué los niños juegan a ser animales

Resulta común que los niños jueguen interpretando diferentes roles como doctores o superhéroes, pero cuando todo el tiempo quieren asumir el rol de animales, ¿será normal? Profundizamos sobre esta conducta para entender por qué se produce.

Jugar a ser animales es una de las actividades favoritas de los niños.

Un paso fundamental para que los niños aprendan sobre su entorno y la vida es el juego. Es común ver a los pequeños interpretando los roles más familiares para ellos; el papá, la mamá, la maestra, los superhéroes del cine y la televisión. Sin embargo, muchos padres se preguntan por qué algunos niños juegan a ser animales.

Debemos entender que las elecciones que el niño hace cuando participa en juegos de roles tienen mucho que ver con sus afectos, intereses e intenciones de comprender al otro. En la mayoría de los casos, esto se vincula con la admiración que este les produce.

La interpretación de personajes

Que los niños jueguen a ser otra persona, o imaginen que son un perro o un gato, son acciones muy comunes en ellos. El comportarse como alguien más forma parte del deseo de conocerle, a partir de la experimentación y la empatía.

Desde luego, esta resulta una de las formas más sencillas de comprender y recrear lo que ocurre en torno al niño. Gracias al juego, los adultos podemos descubrir rasgos claves de la personalidad del pequeño.

Ahora bien, interpretar a alguien más no es una acción exclusiva de los niños. Existe una gran variedad de juegos de mesa para adultos, donde el objetivo de la diversión radica en representar de la manera más fiel al personaje que les es asignado.

Asimismo, si nos adentramos más en el campo de la psicología, encontraremos múltiples ejemplos sobre conductas -a veces erradas-, vinculadas a la imitación.

Los disfraces de animales para las fiestas de cumpleaños de los niños pequeños son una excelente opción

Por qué los niños juegan a ser animales

Queda claro que jugar a imitar personas, habilidades, profesiones y seres reales o imaginarios atrae enormemente a los más pequeños de la casa. Pero, ¿qué ocurre cuando la elección del pequeño es casi exclusivamente un rol de animal?

En principio, debemos entender que los animales inspiran ternura. Por eso, los adultos estamos constantemente bombardeando a nuestros hijos con películas, cuentos, juguetes y hasta referencias sobre perros, osos, conejos, etc.

De hecho, de las primeras frases que les enseñamos a los niños junto a ‘mamá’, ‘papá’, o ‘bebé’ son ‘¡guau guau!’, ‘¡miau!’ o ‘¡pio pio!’. Esto tiene sentido si entendemos lo sencillo que es repetir onomatopeyas y a su vez, enseñar al pequeño sobre la naturaleza que le rodea.

Por otra parte, en casi la totalidad de los programas infantiles, los personajes son animales humanizados que hablan, cocinan, van al trabajo y a la escuela.

De este sobreestímulo puede desprenderse que el niño idealice a los animales al igual que lo hace con los superhéroes. Por eso, desea recrear lo que para él son aventuras de seres con los que siente una enorme familiaridad.

“Jugar a ser animales resulta una de las formas más sencillas de comprender y recrear lo que ocurre alrededor del niño”

Las ventajas de jugar a ser un animal

Otro de los motivos por los que un niño desea jugar a ser animal es por la libertad que este tipo de personajes ofrecen. Cuando se enseña a los niños sobre modales y buenas costumbres, se hacen analogías entre el desorden o estar sucios debido al comportamiento de algunos animales.

Los niños pueden sentirse acartonados al tener que cumplir normas como sentarse bien, no gritar, no tocar el piso, etcétera. Por el contrario, representar a un animal les da esa absoluta libertad que tanto les atrae.

De seguro te has preguntado alguna vez por qué los niños juegan a ser animales.

Si están jugando a ser un perro o gato, podrán saltar, correr y estar en contacto con la familia; si juegan a ser un oso podrán ser gruñones. En fin, esto les otorga un universo de posibilidades divertidas.

Además de la diversión, las ventajas de jugar a ser un animal pueden verse en el desarrollo del lenguaje no verbal. Esta mejora se da al tratar de comunicarse como si fuese un perro o un gato.

Por último, vale la pena aclarar que los juegos de roles con animales traen múltiples beneficios para el desarrollo del pequeño, pero si el niño toma una actitud obsesiva y deja distinguir entre la realidad y la ficción del juego, deberás llevarlo a un especialista en psicología para que estudie de forma particular su caso.

Bibliografía

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