Los juegos de velocidad son mucho más que una simple distracción. Aumentar la velocidad significa esfuerzo, inteligencia y fuerza en cada movimiento. Por ello, siempre es bueno que nuestros pequeños tengan espacios para andar o correr de forma veloz.
Desde esta perspectiva, evitar que los niños corran podría influir negativamente en sus habilidades. Por el contrario, si los dejamos ejercitarse en el lugar adecuado y bajo la forma correcta, podrán desarrollarse mejor.
Es igual a lo que ocurre en el deporte: solo la práctica en condiciones de dificultad y esfuerzo genera mejoras físicas. No se trata de dejarles correr alrededor del salón, entre el televisor y los muebles; mucho mejor ejercitarse al aire libre.
¿Qué son los juegos de velocidad?
Como su nombre lo indica, nos referimos a actividades en las que la rapidez es necesaria para poder cumplir con determinado objetivo. Será esta habilidad la que ayude a los niños a ganar, obtener premios o desenvolverse durante el juego.
Lógicamente, casi todas estas actividades suponen algún nivel de competición. Esta puede ser contra otros niños, pero también con los padres, el cronómetro o incluso con respecto a ellos mismos.
Claro que no se trata solo de corretear sin control. El incremento de la rapidez supone fuerza, esfuerzo, inteligencia y técnica, entre otras cosas. Por eso, cuando se realizan estos ejercicios, las habilidades de los pequeños se incrementan.
Construyendo la mejoría mediante la rapidez
Los procesos de evolución física son muy beneficiosos. A veces, los propios niños se dan cuenta de que van más rápido en medio de su carrera. Los padres y profesores de educación física también pueden notar los avances en cada chico o chica.
Cuando existe un problema, también se puede corregir. En ocasiones, nuestros pequeños no alcanzan altas velocidades porque tienen inconvenientes en su técnica. Si los adultos analizamos los fallos y les indicamos las posturas y técnicas correctas, podremos ayudarles a mejorar.
Incluso se pueden trabajar anomalías, como la continuidad de las caídas. Un profesor de educación física experimentado puede darse cuenta incluso de que un niño necesita lentes o plantillas correctoras. Esta labor de revisión solo traerá beneficios en los pequeños.
“Evitar que los niños corran podría influir negativamente en sus habilidades. Ejercitarse en el lugar adecuado y bajo la forma correcta hará que puedan desarrollarse mejor”
Beneficios de los juegos de velocidad
La planificación de actividades para que los pequeños corran y actúen con rapidez genera los siguientes beneficios:
- Acondicionamiento del sistema respiratorio y cardiovascular desde la juventud.
- Mejoras en la tonicidad muscular.
- Desarrollo de la fuerza.
- Revisión de los posibles fallos en la técnica que pueda tener el niño.
- Disminución de los tiempos de reacción ante estímulos externos.
- Desarrollo y coordinación psicomotora.
- Internalización de las habilidades propias y también de las carencias en el desempeño de rutinas y labores comunes.
El juego de rapidez más conocido son las carreras, en las que los pequeños se miden para ver quién llega primero. En medio de la competición, ellos se esfuerzan para superar las condiciones del resto de los niños.
No obstante, este es solo uno de tantos que existen. Junto a las competiciones de carreras, hay otras actividades planificadas que son mucho más exigentes.
Podríamos hacer una división entre las carreras y otras competiciones que conllevan esfuerzos mayores. Por ejemplo, las populares pruebas de las yincanas forman parte de este segundo grupo.
Algunos juegos de rapidez populares
Los niños juegan todo el tiempo por medio de la velocidad. De hecho, lo hacen sin percatarse y superan sus límites en medio de las actividades. A continuación, daremos algunos ejemplos que seguramente sonarán familiares:
- Carrera de sacos: en ellas, se debe llegar rápidamente a la meta, pero por medio de saltos. Cada salto debe coordinarse y hacerse cubriendo el recorrido más lago posible; los chiquillos deberán mantener el equilibrio para evitar caerse.
- Carreras en pareja con amarre: hay muchas modalidades de competiciones de rapidez con pareja. En algunas los niños son atados y deben coordinar entre ambos la carrera. No solo se trabaja la coordinación y la agilidad, sino la capacidad de trabajar en equipo.
- Competiciones de obstáculos: los obstáculos aumentan el nivel de dificultad, porque para superarlos se necesita mucho más que correr. Aquí se utilizan los brazos, la cintura y también se realizan diferentes movimientos articulares.
Queda claro que, en este tipo de pruebas, no solo se estimula el desarrollo físico. Una buena parte de las competiciones requieren de atención, concentración y otras operaciones mentales. Nuestros hijos trabajan cuerpo y mente cuando realizan juegos de velocidad.
Bibliografía
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- MSCBS. (n.d.). Actividad física y salud de 3 a 6 años. Guía para docentes de Educación Infantil. Ministerio de Salud, Servicios Sociales e Igualdad. Gobierno de España. https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/Estrategia/docs/GuiaAF_3_6anos_docentes.pdf