Como padres, tenemos la posibilidad y el deber de colaborar con nuestros hijos en todos los aspectos de su educación. Uno muy importante es el hábito de la lectura, aunque muchas veces sea subestimado. En este artículo, te ofrecemos algunas actividades para trabajar la lectura con niños.
Cada vez es más frecuente escuchar padres que se toman con ligereza el hecho de que sus hijos no se acerquen ni por casualidad a los libros. Es cierto, no pueden obligarlos a que lo hagan.
Sin embargo, tampoco deberían darse por vencidos así como así. Si bien es cierto que no se trata de una habilidad que condicionará sus chances de tener ‘éxito’ en sus vidas, la lectura es una capacidad y un hábito que ofrece muchos beneficios; sobre todo si se la practica desde la niñez.
Entonces, corresponde que hagamos el esfuerzo como adultos responsables e indiquemos el camino a los pequeños para que descubran el maravilloso placer de leer un libro. Estas actividades para trabajar la lectura con niños pueden serte de mucha utilidad.
11 actividades para trabajar la lectura con niños
Por supuesto, también hay padres que se preocupan si sus hijos no demuestran agrado por leer. Tanto para ellos como para el resto de mayores, presentamos varias alternativas.
Todas las actividades que comentaremos aquí se basan en la compañía de los cuidadores. Esto es un aspecto fundamental e infaltable para motivar a los pequeños a leer y para mejorar en este tema.
1. Dialogar sobre lo que lee
Pídele que lea un texto y conversa con él sobre las palabras que le han salido fácil y sobre las que le costaron un poco más. Por ejemplo, si ha leído la palabra ‘pelota’ fácilmente, pregúntale cómo la identificó, qué otras palabras suenan igual y cuáles letras reconoce en su conformación.
En cambio, en aquellas que le costaron un poco más, ayúdalo a reconocer cada fonema, que la asocie con otras palabras y, si es necesario, que comprenda bien su significado.
2. Lectura nocturna
Es un método clásico, pero quizás uno de los más efectivos a la hora de trabajar la lectura con niños y consiste en lo siguiente: antes de que tu pequeño se vaya a dormir, siéntate a su lado y léele al menos unos párrafos de una historia que le agrade.
Esto favorecerá la creación de un hábito que puede persistir o que puede recuperar en el futuro. Además, significa un excelente tiempo de calidad para compartir entre madre e hijo.
3. Actividades de comprensión lectora
Aunque son un método muy común en las aulas, también se puede aplicar en casa, de manera distendida. De hecho, puedes intentar hacerlo lo más divertido posible, de modo que el niño piense que está jugando y no trabajando una de sus capacidades cognitivas básicas.
Antes de comenzar a leer un cuento —juntos—, analicen el título y comenten qué puede llegar a pasar. A medida que transcurre la historia, pregúntale qué opina de cada personaje, cómo actuaría él en esa situación o sobre cualquier detalle que se te ocurra. Lo importante es interactuar y poner a prueba su habilidad de reflexión.
Finalmente, dialoga sobre el final del cuento, cómo lo hubiera terminado él y si le gustó la historia. Además, por supuesto, procura que lea la mayor cantidad de texto como le sea posible.
“Corresponde que hagamos el esfuerzo como mayores responsables e indiquemos el camino a los pequeños para que descubran el maravilloso placer de leer un libro”
4. Todo complemento sirve
Un factor central para que tu hijo no disfrute de leer puede ser que le parezca aburrido. Por lo tanto, deberás trabajar para revertir ese concepto.
Algunas ideas:
- Utiliza voces, disfraces o máscaras cuando lean un cuento juntos.
- También puedes usar títeres o marionetas para representar teatralmente una historia que hayan leído.
- Agrega actividades adicionales relacionadas al libro. Por ejemplo, si era sobre animales, llévalo al zoológico; si era sobre deportes, vayan al parque a practicarlo al día siguiente.
- Visiten juntos bibliotecas o librerías, para relacionarlo con el entorno y que pueda escoger historias nuevas.
- Si ya tiene edad y se siente cómodo, considera llevarlo a un taller de lectura.
Con estas medidas, tu hijo dejará de ver a la lectura como algo para encerrarse y pasar tiempo solo. Comprenderá que comprende mucho más que eso y que, por lo tanto, vale la pena intentarlo y ver de qué se trata.
5. Carta al autor de su libro preferido
Si tu hijo es aficionado de una historia en particular y el autor es contemporáneo, una idea genial sería escribirle una carta. En ella, puedes contarle qué le gustó del libro, cuál es el personaje favorito del chico e incluso hacerle preguntas. Por ejemplo: qué motivó cada una de las acciones que conforman la obra.
Para el niño será algo muy novedoso e interesante; esto puede potenciar su interés por otras obras similares. Para lograrlo, puedes valerte de las redes sociales o hacerlo a la antigua y enviar una carta a la editorial para que se la hagan llegar al escritor.
6. Regalar libros
La lectura no es un hecho aislado de los soportes de la escritura, es decir, leemos cuentos, libros, revistas periódicos. De modo que, si queremos familiarizar a los niños con la lectura, han de frecuentar los objetos en los que esta se encuentra.
Y en ese sentido, lo más recomendable es que lo haga en libros y revistas en las que el lenguaje ha pasado por un proceso de preparación y si se quiere, de depuración, pues está pensado y concebido para atraer y encantar a los lectores. El lenguaje literario está hecho para comunicar más allá de lo que dice, esto es, de manera trascendente.
De ahí que regalar libros es un acto de afecto doble: por la persona y por el conocimiento.
7. Hacer la biblioteca
Regalarle libros a los niños y llevarlos a librerías para que elijan y adquieran de su gusto es una actividad para trabajar la lectura de mucha importancia. El libro que se lee y disfruta es un libro cercano, familiar y en muchos casos, doméstico.
Tiene un significado especial pues, que la biblioteca se vaya pareciendo a las apetencias, intereses y necesidades de los pequeños.
8. Transformación de cuentos
Para esta actividad se toma un cuento y los niños lo intervienen, cambiándole palabras, nombres a los personajes, modificando los lugares, cambiando la historia, el comienzo o el final.
El propósito es lograr una apropiación del cuento y de paso, una reelaboración. Sin siquiera percatarse los niños estarán creando, construyendo ficción estimulados por el reto de desviarse de la historia original.
9. Trabalenguas
Entre las actividades para tomar conciencia del lenguaje y de las palabras, algo sustancial para la lectura, están los trabalenguas. Como su nombre lo indica, son un ejercicio para la lengua, la dicción y la pronunciación. De hecho, los niños se enfrentan a un reto: decir sin trabas.
Compadre cómpreme un coco
Compadre coco no compro
Porque el que poco como come
Poco coco compra.
Y así, infinidad de juegos para trabajar la lectura con niños.
Conoce estos: 10 ejercicios para mejorar la dicción en niños
10. Adivinanzas
¿Algo más divertido que descifrar un acertijo? Pues bien, estos misterios del lenguaje fomentan la lectura, la expresión oral y escrita, pero sobre todo, la comprensión. El niño que juega a las adivinanzas aprende a leer entrelíneas, a reconocer claves y significados ocultos.
Como sabemos, muchos de estos recursos están relacionados a juegos de palabras, como por ejemplo:
Oro parece
plata no es
quien no adivine
bien tonto es.
Quien juega con las palabras, sabe algo más que decodificar signos… Como dicen Carla Muñoz y Marie-Anne Schelstraete: “Saber leer significa, en primer término, decodificar, descifrar los signos impresos, pero sobre todo significa construir un modelo mental coherente del sentido del texto“.
11. Creación de rimas, canciones y poemas
Con esta actividad se trabaja la función expresiva del lenguaje. El niño explora su lenguaje e inventa con libertad e imaginación. La idea es que nazcan canciones utilizando la música de otras, poemas, advinanzas o retahílas.
Trabajar la lectura, tan divertido que no se sienta el esfuerzo
Las actividades para trabajar la lectura con niños buscan, principalmente, despertar su interés hacia los libros. Si leen bien o mal, es secundario; si les gusta, con el tiempo y con tu ayuda aprenderán. Sin embargo, si no hay motivación y si no tienen un ejemplo a seguir en casa, difícilmente se inclinen a esta actividad.
La lectura exige un tiempo y una disposición corporal distinta a la que le piden otras actividades que los atraen mucho, como por ejemplo los videojuegos. Lograr que lleguen a la lectura a través de la tecnología es una apuesta que los padres debemos intentar.
Sobre todo porque la lectura los ayudará a madurar procesos cognitivos fundamentales para su desarrollo escolar.
Bibliografía
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