La encopresis o incontinencia fecal, es un trastorno que no pocas veces pasa desapercibido. Puede deberse a estreñimiento prolongado o a problemas emocionales. Muchas madres desconocen el término e ignoran que se trata de un trastorno común durante la niñez. Conocerlo para aprender a abordarlo es parte de la solución.
¿Qué es la encopresis?
Encopresis (del griego “kopros” = deposición) es básicamente, incontinencia fecal en ausencia de lesión en el recto y los esfínteres. Es un trastorno que ocurre cuando el menor de edad que hace tiempo aprendió a ir al baño y a no “hacerse caca” encima, vuelve a perder el control de sus movimientos intestinales. Es decir, es incapaz de controlar sus deposiciones y defeca en cualquier momento y lugar.
¿Cuáles son sus síntomas?
Aunque cada niño supone un caso diferente, se suele presentar con:
- Deposiciones sueltas y acuosas.
- Evacuación intestinal involuntaria.
- Necesidad de evacuar con poca o ninguna advertencia.
- Rascar el ano por irritación provocada por las heces.
- Retraimiento frente a la escuela, los amigos o la familia.
¿Por qué no siempre es detectada en los primeros momentos?
La encopresis puede tomarse como un mal hábito o capricho. Si el niño tiene problemas de conducta y le gusta desafiar a sus mayores, la familia puede pensar que su encopresis es una rebeldía suya.
Cuando el niño está en pleno juego y defeca en su ropa interior porque no le dio tiempo llegar al baño, la familia también llega a pensar que le sucedió porque estaba entretenido y aguantó sus deseos de defecar.
Si no se trata a tiempo, la encopresis puede desencadenar trastornos psicológicos que se arrastren hasta la adultez.
Una madre puede saber que su hijo sufre encopresis cuando estos episodios ocurren varias veces durante una misma semana.
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¿Cuáles son las principales causas de la encopresis?
Las causas de la encopresis son diversas, pero, entre las más comunes están: la constipación y la diarrea; también se cuentan entre los desencadenantes, los problemas emocionales.
Tomar remedios que provocan estreñimiento o trastornos emocionales o psicológicos como ansiedad y depresión, TEA y TDHA aumentan la probabilidad de que aparezca la encopresis.
La constipación
La constipación es uno de los principales padecimientos que da lugar a la encopresis. Cuando un niño sufre estreñimiento es porque tiene un bolo fecal endurecido y grueso que dificulta la deposición.
Pese a ello, el sistema intestinal continúa su funcionamiento y las heces líquidas o suaves se escurren alrededor de ese bolo fecal retenido y salen por el ano.
La diarrea
A diferencia de lo que ocurre en la constipación, el niño que padece diarreas también puede sufrir encopresis. Como no puede controlar sus movimientos intestinales, defeca apenas sin notarlo.
Problemas emocionales
Estudios han señalado entre las causas: divorcio, ausencia de la figura paterna o materna o adaptación a una de ellas, el nacimiento o la pérdida de un hermano, y el cambio de colegio o de vivienda.
En este mismo ámbito, se dan casos de encopresis deliberada, cuando el niño sufre de trastorno desafiante o disocial.
¿Qué hacer cuando el niño sufre encopresis?
Lo primero es llevarlo al pediatra. El niño que sufre este malestar debe ser examinado por completo para descartar otras patologías como desórdenes neurológicos o trastornos en la médula espinal.
Luego, el médico valorará si la encopresis se presenta por una constipación, alguna diarrea o por dificultades emocionales que precisen la atención de un psicólogo o psiquiatra.
Es muchos de los casos la prevención de la encopresis pasa por evitar que el niño sufra de estreñimiento, así como por enseñarle las mejores rutinas y prácticas para ir al baño. Una dieta rica en fibra y abundante agua es básico y primordial.
¿Qué otros contratiempos puede ocasionar?
La encopresis en la infancia inhibe la socialización. El niño que sufre encopresis evita jugar con otros por el temor de sufrir un “accidente” en presencia de sus amigos. Es posible que se culpe, sienta vergüenza y reniegue de su propio cuerpo.
Cuando este mal no es tratado de forma adecuada puede dar lugar al estreñimiento crónico, infecciones en la vejiga, malestares en la zona abdominal y falta de apetito.
¿La encopresis puede desaparecer por sí sola?
No pocas veces, estableciendo una rutina para ir al baño, conversando con el niño y haciéndole aceptar este momento de su vida como algo normal que no debe generarle ansiedad, la encopresis desaparece.
También, si se trata de una incontinencia fecal originada por la constipación o las diarreas, el mal suele erradicarse cuando se alivian las causas que lo originan.
¿De qué otra forma se puede ayudar a este niño?
El niño que sufre encopresis necesita el apoyo de la familia. Lo primero es recibir una educación precisa que defina su rutina para ir al baño: cuándo y cómo hacerlo. Es probable que solo necesite sentarse en el inodoro después de cada comida o varias veces durante el día.
Al respecto, se conoce el llamado método de Neale, el cual consiste en sentar al niño en el retrete cuatro veces al día, después de las tres comidas y antes de irse a la cama, hasta que defeque o cinco minutos. Si defeca se le refuerza con una recompensa. Si se ensucia en la ropa, solo se le ofrece un interior limpio sin hacer ningún comentario, ni castigo ni reproches.
Pasado el momento y como parte de su formación integral, hay que hablarle acerca del tema a pesar de que le resulte vergonzoso. No lo ayudarás lavando a escondidas su ropa sucia o haciendo como que nadie nota su problema.
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Pero eso sí, jamás debe ser humillado o avergonzado. La humillación solo traerá más descontrol en sus deposiciones. Un problema que puede ser fácilmente erradicado en la infancia y en los primeros momentos no tiene que convertirse en un trauma psicológico que se arrastre la vida entera.
Por otro lado, el castigo o los reproches van a entorpecer cualquier tratamiento físico o psicológico que esté recibiendo, e impedirán que se acerque a sus seres queridos para compartir su estado de ánimo, emociones y preocupaciones al respecto.
Si tu hijo sufre encopresis refuérzalo de forma positiva cuando logre defecar en la váter y no en su ropa interior. Recuerda que esta situación no es fácil para él.
Bibliografía
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