Claves para educar a un hijo terco

Saber actuar ante los episodios de terquedad de los hijos es de vital importancia para educar a futuros adultos empáticos y sensatos con los demás.

¿Sabes todo lo que se esconde detrás de la “personalidad fuerte” de un niño? Educar a un hijo terco puede ser todo un desafío por las constantes actitudes que pueden llegar a tomar cuando son testarudos y quieren que todo se haga como ellos desean. No obstante, tras esos comportamientos hay una baja tolerancia a la frustración que debe saber manejarse.

El respeto y la empatía deben ser pilares en la comunicación de toda persona, por lo que educar a los hijos con amor y disciplina para que aprendan a expresar sus opiniones sin pasar por encima de los demás es de vital importancia. Los niños deben aprender a comportarse y los padres no ceder ante las rabietas injustificadas. Hoy te enseñaremos cómo lograrlo.

¿Por qué los niños son tercos?

Aunque los niños puedan estar llenos de virtudes maravillosas, la manera en la que tratan a los demás debe ser una de las primordiales a cultivar. Los pequeños que son tercos suelen ser muy inteligentes y curiosos, lo que hace que quieran opinar sobre todo lo que descubren. Sin embargo, poco les importa lo que piensen las otras personas.

Estas actitudes suelen producirse como impulsos para hacer que los demás hagan lo que ellos quieren o para no acatar obligaciones.

Y si los padres o adultos a cargo no hacen nada en su crianza para hacerlos caer en cuenta de su error, pueden creer que tienen el derecho de imponer siempre sus deseos sin reflexionar en los demás. Utilizando incluso la violencia física y verbal.

Estas son algunas de las peculiaridades de los niños tercos:

  • Hacen rabietas para evitar obligaciones o responsabilidades.
  • No suelen acatar las labores domésticas.
  • Suelen llorar como mecanismo para obtener lo que quieren.
  • Emplea el chantaje emocional para conmover a los otros.
  • Tienden a buscar ser el centro de atención en todo momento.
  • Están empeñados en hacer lo que les gusta y no lo que deben.
  • Pueden ser muy independientes y mandones con los demás.

3 consejos para educar a un hijo terco

Los niños tercos pueden llegar a ser muy difíciles de educar y más aún para aquellos padres que suelen perder la paciencia con facilidad. Sin embargo, ser firmes frente a sus malos comportamientos es esencial para criar buenas personas y brindarles los valores morales necesarios para ser adultos responsables y empáticos.

Estas son algunas recomendaciones para tener en cuenta:

1. Refuerza la comunicación

Es necesario hablar con nuestros hijos y propiciar una comunicación sincera, amorosa y con autoridad. Los niños deben sentirse escuchados ante sus problemas, pero comprender que no siempre pueden hacer lo que quieren; puesto que puede ser algo que les haga daño a los demás o a ellos mismos. Educar a un hijo terco es convertir las luchas de poder con los hijos en cooperación

Mantén la calma y educa desde el amor y la disciplina. Recuerda que como mamá o papá eres la figura de autoridad del hogar y los pequeños deben saber respetar tu opinión.

Y aunque es muy complejo mantener la calma ante rabietas sin sentido, procura respirar profundo y evitar responder con más gritos. La violencia solo atrae más violencia y escuchar lo que los niños tiene por decir en ocasiones es más que suficiente.

2. Procura entender su comportamiento

Es normal que los niños tercos eviten al máximo las órdenes de sus padres o sus obligaciones en el hogar. Y es que los pequeños tienden a revelarse cuando se les imponen mandatos en contra de su voluntad, ya que en la mayoría de los casos no comprenden que dichas decisiones son por su bien. A esto se le conoce como contravoluntad y es muy común en pequeños y adultos.

De ahí la importancia de conectar en profundidad con nuestros hijos e intentar comprender por qué se están comportando de determinada manera. Por ejemplo, si no quieren comer su almuerzo, siéntate a su lado y pregúntales qué les sucede, qué está mal o por qué no quieren alimentarse.

Cuando les muestras que te importan y te preocupan sus acciones es más probable que cooperen sin crear más conflictos, por el hecho de que caen en cuenta de su actitud. Por eso es crucial reforzar el vínculo maternal y paternal con nuestros hijos.

3. Negocia y bríndales alternativas

La persuasión puede ser una herramienta de gran ayuda para evitar discusiones y rabietas en los momentos menos oportunos. Por ejemplo, si tu hijo no quiere irse a la cama temprano, pregúntale si le gustaría que le leyeras un cuento y que escoja el que más le guste. Así puede tomar su propia decisión.

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Y si luego de eso continúa desafiante a quedarse despierto, dile con total tranquilidad: “lo siento, pero esa no es una de las opciones”. Mantener la calma y la disciplina es fundamental, pues no debes dar el brazo a torcer a pesar de que pueda hacer una rabieta o empezar a llorar.

No obstante, es importante resaltar que en algunas ocasiones sencillamente no es posible brindar opciones y los niños deben aprender a acatar las órdenes que les dan sus padres por su bien.

Educar a un hijo terco es un acto de amor

Como mencionamos con anterioridad, las malas actitudes y comportamientos de los hijos tercos pueden llegar a ser muy estresantes. Por lo que mantener la calma, fomentar el diálogo e intentar comprender la perspectiva de los niños puede ser de gran ayuda.

Recuerda que educar desde el amor y la disciplina es esencial para corregir los episodios de terquedad de los más pequeños. Ya que, al final del día, todas esas lecciones que les brindemos en su infancia serán las que los acompañarán y moldearán para ser adultos empáticos y sensatos.

 

Bibliografía

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