La infancia es una etapa que deja huella en todas las personas. No hay excepción. En ocasiones, tendemos a repetir patrones de nuestros padres, casi sin darnos cuenta. Entonces, nos comportamos como ellos e incluso podemos tener los mismos pensamientos que cuando éramos más jóvenes tanto odiábamos.
Un día, comencé a darme cuenta de que siempre estaba enfadada con mis hijos, hasta que supe cómo solucionarlo. Aprendí la importancia de ser auténtica y sincera conmigo misma para poder avanzar. Logré asumir que sí, que quizá repetía conductas, pero eso no es lo que me hacía enfadar con mis hijos. Entonces, tuve que hacer una buena reflexión interna. A continuación, la voy a compartir contigo.
¿Por qué estaba siempre enfadada con mis hijos?
Me di cuenta de que siempre estaba enfadada con mis hijos y no podía tolerarlo. En mi caso, se trataba de un agotamiento emocional por diversos factores de mi vida. Los niños no tenían nada que ver, puesto que su sonrisa es mi fuerza, pero había días tan grises que ni de eso me daba cuenta. Me costó identificar que ese era mi problema y para poder hacerlo hice una reflexión interna.
Primero, analicé mi enfado. Este es una emoción normal y todos tenemos derecho a sentirla. Solo que hay que aprender a gestionarla para que no nos hagamos daño nosotros mismos ni a los demás. Mis hijos son felices y, por tanto, también son ruidosos. Aunque no puedo negar que cuando estoy estresada todo ese ruido me afecta y me pone nerviosa.
Por eso, pensé en cuáles son los motivos reales por los que me enfadaba siempre con mis hijos. Y algunas conclusiones a las que llegué fueron las siguientes:
- cansancio
- estrés o ansiedad
- dormir poco
- falta de empatía de mi parte hacia mis hijos
- poco autocontrol
Profundiza:: ¿Por qué siempre me enfado con mis hijos?
5 consejos para no enfadarnos con los hijos constantemente
Al final comprendí que por lo general estaba enfadada con mis hijos y que no quería eso para mi vida, pero tampoco para las suyas. Por todo eso, empecé a buscar soluciones para que pudiésemos aprender a convivir en armonía y sonreír cada día.
Y aunque hay días más tensos que otros, la realidad es que lo hemos conseguido. Ahora, me siento más segura, menos cansada y con más ganas de pasar tiempo a su lado. Te dejo aquí mis consejos y espero que te sirvan tanto como a mí.
1. Sé su ejemplo
Antes de actuar, detente unos segundos y reflexiona lo siguiente: ¿Eres su mejor ejemplo? ¿Quieres que tu hijo actúe de esa manera cuando sea adulto? Si la respuesta es no, entonces cambia de comportamiento y busca el más adecuado para todos.
Debes ser consciente de que no hay padres perfectos, ¡pero tampoco hay hijos que lo sean! Sin embargo, tus conductas y tu actitud hacia la vida y hacia ellos pueden ser imitados por tus pequeños ahora o en el futuro. Si quieres que hagan ciertas cosas de una determinada manera, primero debes hacerlas tú misma.
2. Delega tareas
Debes darte cuenta de que no puedes ser una madre todoterreno en cada instante. Por eso, es fundamental que aprendas a delegar algunas tareas. Nunca está de más solicitar apoyo.
Cuando sientas que no puedes llegar a todo, prioriza aquellos deberes que consideras más importantes y pide a otra persona que hagan algunas cosas en tu lugar. Así, puedes recurrir a tu pareja, a tus padres o a cualquier otra persona que sea de tu confianza.
3. Saca tiempo para ti
Busca momentos en el día en el que puedas relajarte y mimarte. Disfruta de hacer cosas que sean de tu interés y no dejes de ver a tus amigos o seres queridos. Busca actividades que te reconforten y que te ayuden a desconectar durante un breve período de tiempo.
4. Sigue la disciplina positiva
Si adviertes que siempre estás enfadada con tus hijos, piensa que esto no solo no sirve para nada, sino que encima genera malestar en casa. Así pues, intenta seguir la disciplina positiva para la crianza de tus pequeños.
De esa manera, los gritos y los malos momentos serán cada vez menos habituales en tu hogar y esto los ayudará a entenderte mejor con tus hijos. Gracias a este tipo de disciplina tus niños sabrán quién es la autoridad, pero siempre desde el positivismo, la empatía y el respeto.
5. Si algún día te desbordas, pide ayuda
Una buena técnica es respirar con profundidad antes de llevar a cabo alguna acción que pudiera causar algún tipo de tensión. No obstante, si en algún momento te sientes desbordada, puedes pedir ayuda a un profesional. Este podrá orientarte para gestionar esas emociones y evitar las tensiones más conflictivas. Aunque puede que no haga falta, nunca está de más tenerlo en mente.
Disfruta de la relación con tus hijos
Después de un tiempo, entendí que, en muchas ocasiones, me enfadaba con mis hijos sin que ellos tuvieran la culpa. No había una razón real, sino que me desbordaban las emociones. Así, no empatizaba lo suficiente con ellos, pero les exigía que ellos sí lo hicieran conmigo. Grave error, ya que la adulta soy yo, así como eres tú. Todo esto me hacía sentir triste y me impedía aprovechar a mis hijos.
Por eso, decidí hacer un cambio en mi vida para beneficio de todos y, sin dudas, tú también puedes hacerlo. No todo se solucionará de un día para el otro, pero si cambias la perspectiva y buscas la ayuda necesaria, mejorarás el clima en tu hogar y disfrutarás de una buena relación con tus hijos.