Es innegable que debemos escuchar a nuestros hijos siempre y prestarles toda nuestra atención cuando nos quieran contar algo. Ahora bien, no siempre todo lo que nos dicen es cierto, con lo cual, debemos, poco a poco, ir aprendiendo a ser críticos con lo que nos dicen nuestros hijos.
¿Qué nos dicen nuestros hijos?
Lo que los hijos les cuentan a sus padres y madres estará estrechamente vinculado con las características de la relación paternofilial que exista entre ellos. Hay hijos que pueden hablar sobre muchos temas con sus padres y madres, y otros que no tanto.
De todas maneras, es responsabilidad de los padres propiciar una buena relación padres e hijos y una fluida comunicación con ellos para que compartan cómo están, qué hacen, con quién andan, qué intereses tienen, qué necesitan, qué sienten…
Y aunque la comunicación pueda ser buena y fluida, los padres deberán tener ciertos recaudos cuando escuchan lo que sus hijos les dicen. En ocasiones, los hijos pueden ocultar la verdad a sus padres o tergiversarla.
Esto dependerá de la edad de nuestros hijos, y puede deberse a muchas causas, como que ellos sientan que no están haciendo lo correcto o no lo hagan, que se estén juntando con personas que puedan estar influyendo de forma negativa en sus comportamientos y actitudes, y se propicien conductas de riesgo relacionadas con drogas, alcohol o conducción temeraria. O con otras causas, como el desempeño y rendimiento escolar.
Con lo cual, debemos ser siempre muy críticos con los que nos dicen nuestros hijos y no creernos todo. Si bien todo es relativo y depende de muchos factores, como su edad, su personalidad, su grupo de pares…, debemos escucharlos con atención, cariño y respeto, pero poner siempre en tela de juicio todo lo que nos cuentan.
Aprendiendo a ser críticos: ¿debemos creer todo lo que nos dicen nuestros hijos?
Os dejamos a continuación algunos consejos para que aprendamos a ser críticos con aquello que nuestros hijos nos dicen:
- Pedir siempre más información de la que nos proporcionan, para poder comprobar o cotejar la verdad de aquello que nos dicen.
- Hablar, preguntar y comunicarse con sus amigos y compañeros de colegio. Ellos también nos proporcionarán información para poder corroborar y creer que lo que nos dicen nuestros hijos es verdad.
- Llegar a acuerdos y negociar con ellos para que nos proporcionen datos objetivos sobre, por ejemplo, sus notas escolares o la ubicación de dónde están y con quién están cuando salen.
- Por más embarazoso que pueda parecer un tema, debemos hablar de todo con ellos. Tanto si se trata de drogas, sexo, novios o novias, salidas, formas de divertirse, bromas, miedos, vergüenzas, modas. Mientras más confianza tengan en que puedan hablar de todo con los padres, más tranquilos se sentirán de poder contar la verdad.
- Estar siempre en contacto con otros adultos, ya sean padres y madres de sus amigos, como con todo el personal del centro educativo al que acudan, o los sitios que frecuenten para hacer deporte, practicar algún hobby o tocar un instrumento.
En definitiva…
Para que podamos ser críticos con los que nos dicen nuestros hijos, es fundamental que nuestra comunicación con ellos sea constante, fluida, profunda, y que esta comunicación esté basada en una confianza mutua.
Bibliografía
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- Bernal, A., Rivas, S., Urpi, C. (2012). Educación familiar: infancia y adolescencia. Editorial Pirámide. Madrid.