Cordón umbilical infectado: síntomas, causas y tratamiento

La diseminación de la infección a través del cuerpo del bebé puede provocar sepsis, una condición asociada con una alta mortalidad. Te contamos cómo prevenir un cordón umbilical infectado.

El cordón umbilical infectado es común.

El cordón umbilical infectado es uno de los temores de los padres durante los primeros días de vida de un bebé. Se le conoce también como onfalitis y, de no recibir diagnóstico precoz y tratamiento oportuno, las complicaciones médicas podrían poner en riesgo la vida de los pequeños.

Si quieres saber un poco más de información al respecto, hemos preparado el siguiente artículo para responder a las dudas más frecuentes de nuestros lectores. Hablaremos de aspectos básicos de esta condición, incluyendo su prevención, tratamiento y detección precoz.

¿Para qué sirve el cordón umbilical?

El cordón umbilical infectado tiene tratamiento.
El corte del cordón umbilical suele producirse entre 1 y 3 minutos luego del nacimiento.

Si bien es evidente la comunicación que existe entre la madre y un feto en desarrollo, es importante analizar en profundidad cómo funciona esta conexión y qué es lo que permite el libre paso de sustancias desde la madre hacia el futuro bebé.

La placenta es una estructura que se forma al poco tiempo de haber sucedido la concepción. En su interior se aloja una gran cantidad de vasos sanguíneos que, a través de una estructura llamada cordón umbilical, llega hasta el embrión o feto para aportarle todos los nutrientes necesarios.

Una vez se haya producido el nacimiento, el cordón deja de cumplir su función y cae de forma espontánea después de algunos días. Durante ese tiempo pierde su aporte vascular, por lo que la ausencia de nutrientes impide que se siga desarrollando.

¿En qué consiste un cordón umbilical infectado?

La onfalitis se caracteriza por la presencia de una gran cantidad de microorganismos patógenos que favorecen múltiples reacciones inflamatorias en la zona. El sistema inmunitario de un recién nacido no está lo suficientemente desarrollado como para hacer frente a esta situación, por lo que en muchos casos puede originar complicaciones médicas.

Desde un punto de vista clínico, el cordón umbilical infectado se ve con un volumen aumentado (edematizado), enrojecido respecto a la piel circundante y con aumento de temperatura local. La fiebre también es frecuente y, debido al dolor, el bebé también podría llorar al hacer presión sobre la zona.

¿Qué consecuencias trae un cordón umbilical infectado?

Imagina por un momento las consecuencias que suele traer una infección urinaria o gastrointestinal en un adulto. Muchos de estos pacientes pueden requerir hospitalización durante varios días para recibir tratamiento endovenoso. ¿Puedes imaginar lo que sucedería en un recién nacido?

Como mencionamos en el apartado anterior, la incidencia de complicaciones médicas derivadas de una infección son muy altas. Este es el principal motivo por el que la mayoría de los recién nacidos requieren hospitalización en una unidad de cuidados intensivos neonatal (UCIN) en caso de presentar fiebre o signos que sugieran una infección.

La sepsis es una de estas consecuencias. Según una publicación de la Asociación Española de Pediatría, se trata de una respuesta exagerada del organismo frente a una infección sistémica, cosa que puede suceder si los patógenos se diseminan desde el cordón umbilical a otras partes del cuerpo del bebé. Por desgracia, cuando esto sucede, la mortalidad puede ser elevada.

¿Tiene tratamiento?

Sí. Los bebés con un cordón umbilical infectado suelen ser hospitalizados de inmediato para cumplir tratamiento. Este suele consistir en antibióticos por vía endovenosa y una correcta hidratación. El resto de los fármacos o procedimientos que se realicen dependerán, en buena medida, del grado de deterioro de otros sistemas vitales, como el cardiovascular.

Por desgracia, no existe un tiempo específico que pueda requerir esta hospitalización, ya que depende del estado de salud de cada bebé. Puede durar desde algunos días hasta varias semanas, en especial cuando aparecen complicaciones importantes. Según un estudio, estas incluyen fascitis necrotizante o erisipela de la zona umbilical.

¿Cómo prevenir un cordón umbilical infectado?

El cordón umbilical infectado se puede prevenir.
La limpieza constante puede prevenir este tipo de problemas.

Es muy probable que después del nacimiento la matrona u obstetra te oriente sobre los cuidados básicos del muñón del cordón umbilical. Se debe limpiar de forma constante precisamente para evitar las infecciones y, a pesar de que existe un poco de controversia al respecto, en general las soluciones antisépticas no son dañinas.

Hay especialistas que defienden su uso. Una publicación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el uso de alcohol de 70 ° para limpiar las zonas menos visibles entre el cordón y el abdomen del bebé es lo más recomendable. Antes de hacerlo, es recomendable lavarse bien las manos con agua y jabón y asegurarte de utilizar una pieza de algodón limpia o una gasa estéril.

También están aquellos que dicen que estas sustancias son innecesarias, ya que no aportan ningún beneficio. Un estudio de la Colaboración Cochrane afirma que el uso de clorhexidina sobre la zona no ha demostrado reducir la mortalidad neonatal ni la onfalitis.

Por tal motivo muchos especialistas recomiendan el “cuidado seco del cordón”. Con mantener seca la zona y únicamente aplicar agua de vez en cuando sería suficiente hasta que caiga el muñón. También deberás evitar irritación por el contacto estrecho con el pañal del bebé, por lo que es recomendable hacer un pequeño pliegue para que no entren en contacto.

De resto, basta con mantenerte alerta a signos y síntomas de una infección local: enrojecimiento, aumento de volumen, aumento de la temperatura al tacto, llanto al momento de presionar la zona, fiebre e inclusive la aparición de pus.

Mejor prevenir que lamentar

Lo más importante es seguir las medidas básicas para prevenir un cordón umbilical infectado. Si a pesar de esto empiezan a presentarse los síntomas mencionados, debes acudir lo más pronto posible a un servicio de urgencias que cuente con atención a recién nacidos. ¡El resto del trabajo déjaselo a los especialistas!

Bibliografía

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