No importa si es niño o niña, porque lo que va a traer es felicidad

En ocasiones, es común que los padres se obsesionen un poco con el sexo del futuro bebé. Sin embargo, hay que aprender a disfrutar el proceso independientemente de este factor. ¡Te explicamos por qué!

pareja con bebé en el centro disfrutando de la felicidad

No importa si es niño o niña, no importa si sus ojos son claros o oscuros, si su cabello es ondulado como el de mamá o lacio como el de papá. No importa tampoco si es algo terco y obstinado, como su mamá, o si es de los que se distraen con nada, porque lo que va a traer ese niño por encima de todo… es felicidad.

En estos tiempos de avances científicos y de deseos que ya se alcanzan con tarjeta de crédito, no faltan las parejas que recurren a la medicina para poder elegir el sexo de su bebé. Los científicos lo tienen claro: algo así solo es válido cuando lo que se busca es evitar la aparición de determinadas enfermedades genéticas asociadas al sexo de los hijos.

Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.

-Gabriel García Márquez-

Más allá de esta frontera se abre sin duda ese capricho no tan justificable donde en ocasiones, lo que buscan los padres es “el equilibrio familiar”. Es decir, tener la pareja o cumplir por fin el deseo de tener una niña cuando ya tenemos dos niños o a la inversa.

Podemos estar más o menos de acuerdo con tal deseo, podemos entender esa viva ilusión por tener un hijo o una hija con un género determinado. Sin embargo, más que el capricho expreso por el color rosa o el azul o esa visión tradicional asociada al sexo de los hijos, lo que más debe preocuparnos es que ese bebé venga sano.

Asimismo, no podemos olvidar que la opción de elegir el sexo de los hijos implica no solo tener que pagar altas cantidades de dinero, requiere también de tratamientos más invasivos y de la administración de medicamentos con diversos efectos secundarios.

Queda claro que cada pareja, que cada mujer es muy libre de seguir la fórmula que desee para tener un hijo o una hija. Sin embargo, lo ideal es que más allá del deseo de elección prevalezca el amor por esa vida que va a llegar, sea como sea, sea cual sea su sexo, su carácter, sus matices y su personalidad

Eres mi regalo más íntimo y lo que voy a ofrecerte es felicidad

Un hijo deseado, largamente buscado o incluso ese bebé al que no se le espera pero que al que recibimos con sorpresa y aceptación es y será siempre un regalo que agradecer. Más allá del género, lo que la gran parte de las madres y los padres desean es que ese pequeño venga al mundo con salud, con vitalidad y fortaleza para que pueda disfrutar de este mundo al máximo de sus capacidades.

Todo lo demás es secundario. Todos sus atributos físicos, incluyendo su género, es algo que no debe importarnos como madres y padres. Porque de hecho, es esencial que a estas alturas, dados nuestros avances sociales y logros personales, seamos capaces de ver que el carácter no lo determina el sexo, sino la propia educación, la cultura y todos esos esquemas que suelen inculcarse en el niño dependiendo de si es niño o niña.

Los niños varones también son afectuosos y sensibles y las niñas pueden y deben ser fuertes, valientes, libres…


Los niños varones muestran desde bien pequeños un alto nivel de afectuosidad. Es esencial que no invalidemos su capacidad de mostrarse sensibles, de poder poner en voz alta sus emociones, de desarrollar al máximo su capacidad de empatía, su cercanía, sus habilidades sociales y emocionales…

  • No frenemos en el niño estas capacidades solo porque la sociedad y el esquema de género mande que los varones sean fuertes, reservados, de los que esconden sus lágrimas y se muestran siempre altivos…
  • Por otro lado, no descuidamos tampoco la oportunidad de permitir que las niñas lleguen allí donde les dicten los sueños. No nos centremos en reforzar la importancia de ser hermosas, dulces, de ser “buenas niñas”. Permitamos que tengan voz, que sean fuertes, asertivas, sensibles pero valientes

Eduquemos por tanto en igualdad sin importar el género.

Seas niño o niña, serás bien recibido, serás siempre amado como mereces

mujer embarazada disfrutando de la felicidad

A veces, y en esas primeras semanas de embarazo, pones la mano sobre tu vientre y fantaseas un poco sobre el sexo del bebé. Te haces incluso un listado de nombres y piensas cómo decorarías la habitación. Te imaginas ya comprando una ropa determinada… pero a veces, esas divagaciones se escampan un poco cuando alguien se acerca a ti y te dice aquello de “mejor que sea niña, así no será tan rebelde” o “si es el primero, mejor que sea varón”.

Hay un solo niño bello en todo el mundo… y cada madre lo tiene

-Josep Pla-

Cabe decir, que tú no sueles hacer ningún caso a este tipo de comentarios. Sabes que las niñas pueden ser muy rebeldes, y que si el primero es varón lo recibirás con felicidad… al igual que si es niña. Porque no te importa, porque el género del bebé no te preocupa, no te obsesiona ni te atreverás jamás a quererlo menos solo porque tenga vulva o tenga pene.

Los adorarás vengan como vengan. Los querrás infinitamente sin importar el color de su pelo, o si se parece más a papá que a mamá. Lo querrás porque es tuyo, porque es un bebé, porque te necesita y porque lo merece todo, toda la felicidad que puedas darle… Todo lo demás, es secundario.

Bibliografía

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