Cuando tu bebé tiene gases y no puede dormir, es normal preocuparse. El llanto de tu pequeño, sumado a su incomodidad, te hace pensar en posibles causas: ¿habrá tragado aire mientras tomaba el biberón? ¿El agarre no fue correcto durante la lactancia? ¿Habrá comido muy rápido?
Por la noche, los gases pueden ser más molestos para los pequeños. Sobre todo porque son menos activos, es decir, hay menos oportunidades para que salgan por sí solos, pero hay que mantener la calma. Existen varios métodos que pueden ayudar a aliviar la incomodidad de tu hijo y permitirle dormir mejor. Algunos ejemplos son los masajes en el abdomen, el ejercicio de la bicicleta, hacerlos eructar, entre otros.
Causas comunes de los gases en bebés
Los problemas de gases suelen aparecer en las primeras semanas de vida del bebé debido a la inmadurez de su aparato digestivo. Sin embargo, la mayoría logra superarlos luego de los 3 meses de edad. A medida que el niño aprende a alimentarse fuera del útero, este proceso forma parte de su desarrollo normal. Veamos qué pueden ocasionarlos.
- Ingestión de aire durante las tomas: la principal causa de los gases en los bebés es la ingestión de aire mientras se alimentan, ya sea con lactancia materna o con biberón. Si el bebé no se agarra bien al pecho o al biberón, es probable que trague aire junto con la leche. Además, si la tetina del biberón tiene un flujo abundante, o si una madre lactante tiene un suministro hiperactivo, el bebé puede ingerir aire junto con la leche. Del mismo modo, si la tetina del biberón tiene un flujo lento, el bebé puede aspirar aire adicional mientras bebe leche, lo que también puede provocar dolor por gases.
- Beber leche de fórmula con burbujas de aire: si mezclas leche en polvo para el bebé, asegúrate de dejarla reposar un par de minutos antes de ofrecércela. Cuanto más agites el biberón, más burbujas de aire entrarán, lo que puede provocar gases.
- Problemas digestivos menores: los bebés pueden tener gases cuando están estreñidos o cuando tienen reflujo.
- Llanto excesivo: cuando los bebés lloran, también tienden a tragar aire, lo que puede llevar a la acumulación de gases en el estómago.
- Digestión inmadura: los sistemas digestivos de los bebés son inmaduros y pueden tener dificultades para digerir la leche materna o la fórmula, lo que puede producir gases.
- Alimentos en la dieta materna: en el caso de los bebés amamantados, pueden presentar cierta sensibilidad hacia algunos alimentos en la dieta de la madre, como productos lácteos, coles, brócoli y frijoles, los cuales contribuyen a la formación de gases.
- El bebé no tolera bien una fórmula: las fórmulas infantiles se fabrican de forma diferente. Por ende, lo que funciona bien para un niño puede no funcionar bien para otro. Los gases pueden ser un signo de que no tolera bien su fórmula actual.
Signos de que tu bebé tiene gases
Identificar si tu bebé tiene gases es el primer paso para ayudarlo a sentirse mejor. Algunos signos comunes incluyen:
- Llanto
- Irritabilidad
- Regurgitación
- Parece infeliz
- Vientre hinchado
- No come ni duerme bien
- Se retuerce con frecuencia
- Encorvamiento del cuerpo
- Enrojecimiento de la cara al llorar
- Tiene eructos o flatulencias frecuentes
- Lleva las piernas hacia el pecho y luego se estira, arqueando la espalda
- Tiene problemas para alimentarse. Puede apartarse del pecho o del biberón, o llorar a mitad de la toma
Calma los gases nocturnos con estas recomendaciones
Como padres, es natural querer hacer todo lo posible para que tu bebé se sienta cómodo y feliz. Para prevenir y aliviar los gases en tu pequeño, puedes ajustar su alimentación o realizar ejercicios suaves. Estos métodos marcan una gran diferencia en su bienestar. A continuación, exploraremos varias recomendaciones prácticas que los ayudarán a disfrutar de noches más tranquilas.
1. Aplica una técnica adecuada de alimentación
Deja que la gravedad ayude a expulsar el aire colocando al bebé en posición vertical. Asegúrate de que agarre correctamente el biberón o el pecho mientras se alimenta. Si le das el biberón, sujétalo en la mejor posición para que la leche, y no el aire, permanezca en la tetina durante la toma. A continuación, detallamos estos pasos.
¿Cómo dar el biberón?
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la forma correcta de dar el biberón es la siguiente:
- Posiciona el biberón inclinado para que la leche solo salga cuando el bebé succione.
- Deja que tu bebé haga pausas cuando parezca quererlas.
- Observa al bebé para saber si está lleno. En caso de que no desee más leche, deja de ofrecérsela, sin importar que el biberón no esté vacío.
¿Cómo asegurar un buen agarre al amamantar?
Desde el Hospital Real de Mujeres de Australia sugieren las siguientes pautas:
- Siéntate en un lugar cómodo y mantén la espalda bien apoyada.
- Mantén a tu bebé cerca de ti, mirando hacia tu pecho.
- Colócalo de lado con la nariz frente al pezón.
- Sujeta el pecho por debajo.
- Coloca los dedos bien alejados de la areola para que el bebé pueda llevarse un buen bocado de tejido mamario a la boca.
- Toca los labios del bebé con el pezón para animarle a abrir bien la boca.
- Asegúrate de que el bebé abra bien la boca (como si bostezara) y acércalo rápido al pecho, con la barbilla por delante.
- Sujétalo de modo que el labio inferior del bebé quede bien abajo sobre la areola.
- Continúa sujetando el pecho hasta que el bebé succione y trague siguiendo un patrón rítmico y profundo.
- Si sientes dolor cuando el bebé empieza a tragar, quítale el pezón y vuelve a colocárselo.
- Recuerda introducir un dedo limpio entre las encías del bebé para separarlo de tu pecho.
Si no estás segura de que tu técnica de alimentación sea la más adecuada, pide ayuda a tu pediatra o a una asesora de lactancia.
2. Crea una rutina de eructos
Si tu bebé tiene gases y tiene dificultades para dormir, intenta que su última toma sea al menos 30 minutos antes de acostarlo para darle tiempo de expulsarlos. No esperes a que termine de comer para hacerlo eructar. Después de cada 2-3 onzas de fórmula o después de cada pecho si estás amamantando, colócalo en posición vertical apoyado en tu hombro o sentado en tu regazo, y dale suaves palmaditas en la espalda.
Si tu bebé no eructa al cabo de unos minutos, sigue dándole el pecho o prueba a ponerlo boca abajo para que eructe por sí solo.
3. Mantén al bebé en posición vertical durante las tomas
Intenta mantener al bebé más erguido durante las tomas para que la leche materna o de fórmula lleguen mejor a su barriguita. De esta manera, el aire subirá y podrá expulsarlo eructando. Si está acurrucado o encorvado, es más probable que los gases queden atrapados.
4. Realízale masajes en el abdomen
El masaje infantil es una forma efectiva de ayudar a tu bebé cuando tiene problemas estomacales, además de favorecer el vínculo afectivo y la estimulación sensorial entre el niño y sus padres. Según un trabajo publicado en el Online Turkish Journal of Health Sciences, una de las práctica más utilizada por las madres para reducir el cólico de gases es el masaje abdominal. Utilizar aceites esenciales, como el de lavanda, y suplementos herbales puede ayudar a aliviar esta molestia en los más pequeños.
Algunas técnicas de masaje abdominal recomendadas en el libro Infant Massage: A Handbook for Loving Parents, de Vimala McClure incluyen:
- Manecillas de un reloj: imagina que la barriguita de tu bebé es la esfera de un reloj. Visualiza las horas y empieza por las 7, moviéndote con suavidad de izquierda a derecha, en el sentido de las agujas del reloj. Utiliza una mano y luego la otra.
- Remar: con el dorso de las manos, presiona con delicadeza cerca de la caja torácica y deslízalas a lo largo del vientre del bebé. Una mano sigue a la otra en un movimiento continuo.
- Fulling: coloca los dos pulgares planos sobre el vientre del bebé, por encima del ombligo. Presiona suavemente y separa los pulgares en direcciones opuestas.
- I Love You (ILU): empezando por el lado derecho del ombligo del bebé, traza la letra I. A continuación, traza la letra L de lado, comenzando en la esquina superior izquierda de la barriga del bebé, moviéndote de modo horizontal y luego hacia abajo por el lado derecho. Termina con una U invertida, empezando en la esquina inferior izquierda de la barriga, trazando hacia arriba, a lo largo del torso por encima del ombligo, y bajando por el lado derecho.
- Moonwalking: empezando justo por encima del ombligo en el lado izquierdo, desliza poco a poco los dedos índice y corazón por el torso del bebé hacia el lado derecho.
Estas técnicas pueden proporcionar alivio a tu bebé y convertir el masaje en una experiencia relajante y beneficiosa para ambos.
5. Realiza el ejercicio de la bicicleta
Un ejercicio útil para aliviar a tu bebé cuando tiene gases y no puede dormir es el ejercicio de la bicicleta. Para realizarlo, coloca a tu bebé boca arriba y mueve sus piernas con suavidad, como si estuviera pedaleando. De esta manera, puedes ayudar al movimiento de los gases a través del intestino y facilitar su expulsión. Es importante hacerlo de manera lenta y prestar atención a las reacciones de tu pequeño durante el proceso.
6. Realiza el ejercicio de prensa de rodillas
En el mencionado libro, McClure sugiere un sencillo ejercicio para aliviar los gases del bebé. Para realizarlo, coloca tus manos sobre las pantorrillas del bebé, incluyendo las rodillas. Luego, empuja con suavidad las rodillas hacia la barriga del bebé y mantén esta posición de tres a cinco segundos. Suelta y repite el ejercicio entre tres a cinco veces. Este movimiento ayuda a liberar los gases atrapados y proporciona alivio al pequeño.
6. Cambia los biberones
Otra opción para combatir los gases es cambiar el biberón. Sabemos que elegir uno es tan difícil como elegir una leche de fórmula nutritiva. Por eso, para evitar que el aire entre a la barriguita de tu bebé, busca aquellos que tengan un buen sistema de ventilación, sean angulares o plegables. Para facilitar tu búsqueda, hemos preparado una guía de los mejores biberones anticólicos.
7. Coloca a tu bebé boca abajo
Colocar al bebé boca abajo mientras está despierto ayuda a aliviar los gases al aumentar la presión abdominal, lo que empuja las burbujas de gas hacia arriba y fuera del cuerpo. Además, es una buena forma de fortalecer los músculos de la cabeza y el cuello, que son necesarios para alcanzar los primeros hitos motores. Hazlo de la siguiente manera:
- Coge al niño en brazos.
- Colócalo boca abajo sobre tu antebrazo, con la cabeza girada hacia fuera y cerca del pliegue del codo, para aliviar la presión de los gases.
- Dale suaves golpecitos en la espalda.
8. Detecta los alimentos que pueden estar causando el problema
Si amamantas a tu bebé, es posible que algunos alimentos de tu dieta estén provocando gases que no le permiten dormir. Aunque la evidencia científica sobre este tema es limitada y en gran medida anecdótica, los especialistas del Hospital Texas Children’s mencionan que no existe una lista específica de alimentos que las madres deban evitar durante la lactancia. Sin embargo, señalan que ciertos alimentos como la col rizada, espinacas, judías, cebolla, ajo, pimientos y comidas picantes podrían causar molestias en algunos bebés, aunque esto no es una regla general.
En este contexto, la Academia Americana de Pediatría sugiere que, aunque algunos alimentos son más sospechosos que otros, vale la pena prestar atención a aquellos que podrían estar causando problemas en tu bebé.
No obstante, no recomiendan eliminar demasiados alimentos de tu dieta, ya que es importante mantener una buena nutrición para ti también. Recuerda que la lactancia requiere una alimentación balanceada para asegurar tu bienestar y el de tu bebé.
9. Procura que el bebé no llegue muy hambriento a su última toma
Si tu bebé llega muy hambriento a su última toma, es probable que tome la leche con ansiedad, lo que puede hacer que trague aire y provoque gases. Es importante estar atento a las señales de hambre, como llevarse las manos a la boca, girar la cabeza hacia el pecho o el biberón, o lamerse los labios, para alimentarlo antes de que comience a llorar. De esta manera, no solo evitarás que trague aire, sino que también le proporcionarás una experiencia de alimentación más tranquila y placentera.
Intentar darle de comer en un ambiente tranquilo, con las luces apagadas, música suave y sin distracciones, también puede ayudar.
10. Bajo supervisión médica, dale gotitas de simeticona
Otra alternativa cuando tu bebé tiene gases y no puede dormir es administrarle gotitas de simeticona. Aunque solo debes hacerlo bajo la recomendación y supervisión del pediatra.
Según la Clínica Mayo, este medicamento es seguro para los más pequeños en una dosis de 20 miligramos, pudiendo administrarse hasta 4 veces al día. Sin embargo, como efecto adverso, podría ablandar las heces. Al momento de comprar las gotas, asegúrate de evitar aquellas que contengan benzoato de sodio o ácido benzoico, ya que, en grandes cantidades, estas sustancias pueden ser nocivas.
11. Alimenta a tu bebé con cantidades más pequeñas y más a menudo
Puede que a tu bebé le vaya mejor con tomas más pequeñas y frecuentes que con grandes cantidades de leche materna o de fórmula. Si lo alimentas en exceso, le resultará más difícil descomponer la lactosa y tendrá gases.
12. Aplicar calor local para reducir el dolor causado por los gases y facilitar su expulsión
Aplicar calor local en el abdomen del bebé puede aliviar el dolor causado por los gases y facilitar su expulsión. Puedes usar almohadilla térmica específica para los más pequeñitos de la casa. El calor ayudará a relajar los músculos abdominales y a disminuir las molestias. Asegúrate de que la temperatura sea adecuada para no quemar la piel delicada del bebé y siempre supervisa su reacción para comprobar que esté cómodo.
13. Bañar al bebé con agua tibia
El agua tibia no solo ayuda a relajar al bebé, sino que también puede calmar su sistema digestivo. Sumergir al bebé durante unos minutos puede aliviar la tensión en su abdomen y facilitar la liberación de gases. Además, el baño ofrece un momento de tranquilidad y conexión entre el niño y los padres, lo que también puede contribuir a reducir el llanto y la incomodidad.
Asegúrate de que el agua esté a una temperatura agradable y segura.
14. Frótale la espalda con cuidado
Sienta al bebé sobre tus piernas y, con suavidad, inclínalo hacia adelante para ayudarlo a liberar los gases. Colócalo en tu regazo asegurándote de que su espalda esté apoyada contra tu pecho. Luego, sosténlo con una mano mientras usas la otra para frotar su espalda con movimientos circulares y ascendentes.
Este método facilita que los gases atrapados en el estómago se desplacen hacia el esófago, favoreciendo el eructo. Además, la posición inclinada ayuda a reducir la presión sobre el abdomen, lo que puede aliviar cualquier incomodidad.
15. Colocar al bebé sobre el pecho y darle palmaditas en la espalda
Otra técnica efectiva para aliviar los gases en el bebé es colocarlo sobre tu pecho y darle palmaditas suaves en la espalda. En esta posición, la cabeza del bebé debe estar apoyada sobre tu hombro, permitiendo que su abdomen quede ligeramente presionado contra tu cuerpo.
Con una mano, sujeta al bebé para mantenerlo seguro y cómodo, y con la otra, dale palmaditas suaves y rítmicas en la espalda. De esta manera, proporcionarás un momento de cercanía y consuelo para el bebé, reforzando el vínculo entre ambos.
Alivia su barriguita para una noche de sueño placentera
Cuando tu bebé tiene gases y no puede dormir, puede ser una experiencia frustrante y agotadora. Sin embargo, con paciencia y algunas técnicas simples, puedes ayudarlo a sentirse mejor y descansar adecuadamente.
La prevención es clave. Hay varias medidas que puedes tomar para prevenir los gases. Por ejemplo, asegúrate de que el pañal no esté demasiado ajustado, ya que esto podría ejercer presión sobre el abdomen. Durante la última comida, asegúrate de mantener la cabeza del bebé más alta que su estómago, lo cual facilitará que los gases suban y se liberen con más facilidad.
Además, utilizar un cojín anticólicos puede ser beneficioso. Este tipo de cojín proporciona una ligera inclinación y soporte que ayuda a los gases a moverse a través del tracto digestivo, aliviando así la incomodidad y el dolor asociados.
Es importante recordar que cada bebé es único, y lo que funciona para uno puede no ser efectivo para otro. Observa siempre las reacciones de tu hijo y adapta las estrategias según sus necesidades. Y si tienes dudas o el problema persiste, no dudes en consultar a un profesional de la salud.
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