En las primeras semanas de vida de un bebé, los padres se encuentran con un desafío que puede resultar abrumador: el llanto inconsolable de su pequeño. Comprender las diferencias entre el cólico del lactante y los gases te ayudará a atender mejor a tu hijo cuando llora por alguno de estos dos motivos tan comunes.
Distinguir estos problemas puede ser todo un reto, sobre todo para mamás y papás primerizos. ¡Pero no te desesperes! Hay algunas señales que puedes identificar para saber lo que le pasa a tu bebé.
Diferencias entre cólico y gases del lactante
Los cólicos del lactante y la presencia de gases suelen afectar a los bebés en sus primeros meses de vida. Entender sus diferencias te ayudará a acompañar mejor a tu pequeño.
¿Qué son los cólicos del lactante?
Los cólicos del lactante son episodios de llanto intenso y prolongado que afectan a muchos bebés. Suelen presentarse durante las primeras semanas hasta los tres o cuatro meses de edad.
Este llanto, que puede ocurrir sin un motivo aparente, se da con mayor frecuencia durante el final de las tardes o por las noches y es bastante difícil de calmar. Además de llorar, los pequeños suelen demostrar signos de malestar, como enrojecimiento de la cara, flexión de las piernas y puños apretados.
Se considera cólico del lactante el llanto de más de tres horas al día, más de tres días a la semana y durante más de tres semanas.
¿Cuáles son sus causas?
Las causas exactas de los cólicos en recién nacidos no son del todo claras y se cree que son multifactoriales. Se sugiere que trastornos gastrointestinales, factores microbianos, psicosociales y del neurodesarrollo están asociados a su aparición.
Algunas teorías sugieren que los cólicos pueden deberse a la inmadurez del sistema digestivo del bebé, al reflujo gastroesofágico, desequilibrios en la flora intestinal, intolerancia a la proteína de la leche, e incluso a la acumulación de gases. Asimismo, se considera que pueden estar relacionados con la inmadurez del sistema nervioso del niño o ser un indicio de algún problema orgánico que requiere descarte.
Sin embargo, es crucial subrayar que los cólicos son una fase transitoria y no representan un problema de salud a largo plazo para el bebé. Generalmente, desaparecen por sí solos después de los primeros 4 meses de vida.
¿Qué son los gases del bebé?
Los gases de los bebés son el resultado natural del proceso de digestión y pueden causar molestias que provocan llanto y malestar. A diferencia de los cólicos, ocurren en cualquier momento del día y la incomodidad suele ser intermitente.
Se producen cuando hay un exceso de aire en el intestino, lo que puede generar dolor cuando queda atrapado. Este gas puede provenir de dos vías principales:
- Aire que se traga: ingresa desde afuera cuando el bebé llora, se alimenta con leche (sobre todo si usa biberones) o usa chupetes. En niños más grandes, puede provenir al ingerir bebidas gaseosas, al comer apurados o si mascan chicle.
- Aire que genera el propio intestino: las bacterias intestinales generan gas al descomponer ciertos alimentos, como aquellos que contienen lactosa, sorbitol, rafinosa o fibra soluble. Su formación también puede asociarse a alguna enfermedad que dificulte la absorción de determinados nutrientes, como la intolerancia a la lactosa o la enfermedad inflamatoria intestinal.
Cuando los bebés tienen gases se sienten irritables, se les hincha el abdomen, eructan con frecuencia y expulsan flatulencias. El niño llora por incomodidad, se retuerce y estira las piernas para tratar de liberar su molestia.
Como los bebés no saben o no pueden expulsar los gases que hay en su intestino, sienten dolor de barriga y por eso lloran.
Mira: Dolor por gases en niños
¿Cómo saber si tu bebé tiene gases o cólicos?
Existen distintos tipos de llantos del bebé que pueden indicar que tiene hambre, sueño, incomodidad, que está aburrido o necesita afecto. En este contexto, el llanto también es una forma de comunicar el dolor y el malestar, como el que producen los gases y los cólicos.
Estas son algunas diferencias que te ayudarán a distinguir si el llanto inconsolable de tu pequeño es por cólico del lactante o por gases.
Patrón del llanto
Cuando el bebé llora por gases, el sonido del llanto suele ser ronco y angustiante. Además, las crisis no siguen un patrón específico, son breves, esporádicas y pueden ocurrir en cualquier momento del día.
En cambio, el llanto del cólico del lactante se caracteriza por ser recurrente, prolongado y muy intenso. Se repite durante al menos tres horas diarias, sobre todo al atardecer y por la noche, más de tres días a la semana y puede durar varias semanas.
Comportamiento del bebé
Durante un episodio de cólico, el niño suele encoger las piernas sobre su abdomen y apretar los puños. El pequeño muestra signos de angustia, frustración y malestar por un tiempo prolongado, incluso cuando no está llorando, como dificultad para dormir o problemas para comer.
Al contrario, cuando el bebé tiene gases, es posible que estire sus piernas o las mueva de manera inquieta, tratando de expulsar las flatulencias. Puede estar tranquilo entre los episodios de llanto y cuando logra aliviar su incomodidad, suele calmarse.
Duración del malestar
El llanto inconsolable de tu hijo no va a durar para siempre. Los cólicos del lactante tienden a disminuir o desaparecer por completo alrededor de los tres a cuatro meses de edad.
Los gases, en cambio, son un problema común que se prolongan durante varios meses. De todos modos, suelen mejorar a medida que el sistema digestivo del bebé se desarrolla y se adapta a la alimentación.
Respuesta a los cuidados y tratamientos
Si tratas de calmar a tu bebé y la tarea se torna casi imposible, lo más probable es que su llanto se deba a cólicos del lactante. Este malestar no suele aliviarse con los métodos tradicionales, como darles la leche, cambiar el pañal o mecerlos por un rato.
En contraste, los bebés con gases suelen responder de manera positiva a las técnicas que los ayudan a liberar sus flatulencias. Un masaje abdominal o ciertas posiciones pueden ser suficientes para terminar con la crisis de llanto.
Otros síntomas
Cuando la incomodidad se debe al aire en los intestinos, es frecuente que el bebé tenga estreñimiento y la barriga esté dura e hinchada. De hecho, se quejará si se la intentas tocar o presionar. Además, es habitual que haga fuerza como para defecar sin lograrlo.
En el caso de los cólicos, el bebé es capaz de expulsar gases y defecar con normalidad. Asimismo, su tripa no se verá hinchada ni dura.
¿Se pueden tratar los cólicos con medicamentos?
Productos comerciales anticólicos, probióticos, tratamientos homeopáticos y hasta infusiones pueden llegar como promesas a padres agotados y desesperanzados. A veces, el cambio de la fórmula o modificaciones en la dieta de la madre también pueden surgir como posibles soluciones.
Lo cierto es que, hasta el momento, no se ha demostrado la eficacia de ninguna de estas alternativas. Cada niño es diferente y lo que funciona para algunos no resulta para otros. Será el pediatra quien determine la necesidad de recurrir a algunas de estas opciones.
El llanto prolongado y angustiante de tu bebé puede resultar estresante y frustrante. A pesar de la desesperación, es importante que te llenes de paciencia. Los cólicos del lactante son una condición benigna que tienden a desaparecer con el tiempo y se pueden acompañar de manera natural.
De todos modos, si sientes que no puedes con esto, consulta siempre al pediatra sobre alternativas para calmar a tu hijo. Recuerda que hay sustancias que parecen inofensivas, pero pueden resultar peligrosas para los bebés.
Nunca administres remedios ni infusiones a un bebé sin consultar al médico.
¿Cuándo acudir al pediatra?
Los cólicos y los gases del lactante son condiciones benignas que desaparecerán con el tiempo. De todos modos, a veces resulta difícil distinguir, sobre todo las primeras veces, si el llanto del bebé se debe a estas situaciones o hay algún otro problema que deba ser tratado.
En general, si tu pequeño se ve sano, comen bien, sube de peso, hace deposiciones normales y, salvo en los episodios de llanto, está contento y duerme bien, no habría motivos para preocuparse. En cambio, si notas algunas de las siguientes situaciones en tu bebé, es recomendable que acudas al pediatra:
- Está pálido o decaído.
- El llanto no cesa en 2 o 3 horas.
- Presenta fiebre de más de 38 ˚C.
- Está irritable durante todo el día.
- Rechaza el alimento con frecuencia.
- Tiene vómitos, diarrea o heces con sangre o moco.
- El bebé no está ganando peso de manera adecuada.
Si además sientes que no puedes manejar tanto llanto o estás preocupada por la salud de tu bebé, no dudes en comunicarte con el pediatra. El apoyo del profesional te traerá tranquilidad y el apoyo que necesitas.
¿Cómo calmar el llanto del bebé?
Ahora que conoces las diferencias entre el cólico del lactante y el llanto por gases, es momento de aliviar a tu pequeño. Estas son algunas estrategias que te ayudarán a calmarlo y disminuir sus molestias.
- Posición adecuada: sostén al bebé en una posición que facilite la expulsión de gases, como boca abajo o sobre su costado.
- Biberones anticólicos: para la alimentación con biberón, elige aquellos diseñados para disminuir la ingesta de aire durante las tomas.
- Porteo y paseos: mecer, portear o pasear al bebé en coche, en carriola o en una hamaca puede ayudar a calmarlo, relajarlo, distraerlo y aliviar sus molestias.
- Correcto enganche al pecho: si practicas la lactancia materna, asegúrate de que tu bebé se enganche bien al pecho para reducir la ingesta de aire durante la alimentación.
- Masajes suaves en el abdomen: algunos bebés pueden beneficiarse de la fisioterapia para los cólicos y los masajes para ayudar a liberar la tensión en su abdomen y expulsar los gases.
- Alimentación tranquila: evita que tu bebé llegue al momento de la alimentación muy hambriento y desesperado. Adelántate y ofrece sus tomas con antelación para que pueda comer con calma.
- Posición erguida después de las comidas: mantener al bebé en posición vertical y darle palmaditas suaves en la espalda después de comer puede ayudar a estimular el eructo, facilitar la digestión y reducir las molestias.
Acompañar con paciencia y amor
Reconocer las diferencias entre el cólico del lactante y los gases de un bebé es esencial para proporcionarles el cuidado adecuado y aliviar su malestar. Aunque sea una fase temporal que la mayoría de los bebés superan a medida que crecen, se trata de un proceso agotador que requerirá de tu buena predisposición y acompañamiento.
La paciencia y el cuidado amoroso serán fundamentales para atravesar esta etapa de la vida de manera saludable. Si tienes dudas o te preocupas por lo que le pasa a tu pequeño, busca ayuda profesional para obtener un diagnóstico preciso y recibir orientación sobre cómo manejar cada situación.
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