Criar a un hijo es siempre una fuente de retos y alegrías a partes iguales. Sin embargo, cuando esta labor se enfrenta en solitario, puede volverse exigente y desgastante en mayor medida. Ser responsable de una vida, de su bienestar y su desarrollo, y no compartir dicha tarea con otro adulto, hace de estas unas mujeres valientes y valiosas. A pesar de esto, ser madre soltera puede ser muy duro.
Existen diversos motivos por los que una mujer puede criar sola a un hijo, ya sea desde la muerte del cónyuge hasta un rechazo de la paternidad por parte del otro progenitor. También, ser madre soltera puede ser una decisión deliberada, pues cada vez más mujeres recurren a la adopción o a los tratamientos de reproducción asistida para cumplir este sueño como sea.
Ser madre soltera es todo un desafío…
En cualquier caso, las dificultades y desafíos que enfrentan estas mujeres pueden ser similares. Por esto, queremos dedicar unas líneas a reconocerlos y ofrecer algunas pautas para lidiar con ellos. ¡No te lo pierdas!
El posparto sin pareja
El posparto es una etapa especialmente vulnerable para la mujer. Esta ha de hacer frente a grandes cambios físicos, hormonales, emocionales y sociales al mismo tiempo. Pueden aparecer intensos sentimientos de tristeza, de preocupación y de miedo.
Ver el cuerpo en el espejo, aún “deformado”, pero ya con el niño en los brazos, puede causar vergüenza y frustración. Y a todo esto se le suma la responsabilidad de cuidar constantemente de un ser indefenso y dependiente, con la privación de sueño que esto conlleva.
En esta fase, el papel del padre o de la pareja es el de sostener a la madre, apoyarla a nivel logístico y contenerla emocionalmente. Sin esta figura presente, y especialmente si no se cuenta con la ayuda de otros familiares, el posparto puede ser un trance difícil de atravesar.
La crianza sin tribu
Tradicionalmente, la crianza era una tarea que se asumía en tribu y varios adultos colaboraban en los cuidados del infante.
Sin embargo, hoy en día las mujeres están solas en esta labor, y suelen contar únicamente con el apoyo de la pareja. Cuando se trata de madres solteras, ellas han de sacar adelante todas las tareas.
Son las únicas responsables de la economía y las finanzas, de las labores domésticas y del cuidado infantil. En ellas recae la responsabilidad económica, la organización del día a día y toda la carga mental que esto acarrea. Ellas atienden, asean, alimentan, protegen y educan a sus hijos. Y, de nuevo, cuando no se cuenta con apoyos, esta situación puede resultar desbordante.
La soledad de la maternidad
Por otra parte, una gran mayoría de mujeres afirman que la maternidad puede llegar a ser muy solitaria. Durante los primeros meses o años del bebé, este se convierte en la máxima prioridad y su cuidado ocupa la mayor parte del tiempo de la mamá. Es común que en esta etapa la mujer eche en falta el contacto adulto, el poder socializar, el dedicarse a sí misma o a recuperar algunos de sus otros roles o pasatiempos.
Incluso cuando el niño crece, las facetas de “trabajadora”, “amiga”, “hermana”, “hija”, o simplemente, “mujer” siguen estando supeditadas a ese rol de madre que lo ocupa todo. Se requiere, así, apoyo externo para poder compaginar y compatibilizar los diferentes ámbitos. Y, cuando se cría en soledad, lograrlo resulta mucho más complicado.
Una gran responsabilidad
A nivel psicológico y emocional, uno de los aspectos que hace tan duro en ocasiones el hecho de ser madre soltera es ser la única y principal responsable de la vida de un niño. Todas las decisiones relevantes (estilo de alimentación, horarios de sueño, el colegio al que acude, las actividades extraescolares que realiza) recaen únicamente en la madre.
Igualmente, si el niño enferma, si sufre acoso o enfrenta alguna dificultad, es ella quien está a su lado para atenderlo, cuidarlo, consolarlo y velar por su bienestar. Como mujer, necesita también su propio apoyo en estos procesos y, dado que no hay una pareja con quien consensuar y compartir la carga, es necesario encontrar una red que pueda sostenerla.
Víctima del juicio social
Por último, en muchas ocasiones es el propio entorno el que hace que criar en soledad resulte aún más duro. Familiares, personas cercanas o la sociedad en general pueden juzgar a la mujer por ser madre soltera, por no haber sabido crear o mantener una familia tradicional o por haber decido ejercer la maternidad en solitario.
Pueden juzgarla también al tratar de rehacer su vida y tener una nueva pareja, o culparla por no poder dedicar más tiempo al cuidado de su hijo. Todas estas críticas, tan dañinas y faltas de empatía, pueden calar hondo en la madre.
Ser madre soltera no significa estar sola
Aunque la maternidad en solitario puede llegar a resultar muy dura, también es sumamente bonita y gratificante.
Si eres madre soltera, puedes decidir cómo criar a tu hijo, seleccionar cuidadosamente cada aspecto de su educación y llevarlo a cabo por ti misma, con todo el amor y las condiciones más oportunas para su desarrollo.
No obstante, esta carga puede resultarte pesada y difícil de llevar si no cuentas con una red de apoyo. La excesiva responsabilidad puede llegar a quemarte, generarte ansiedad o depresión e impedir que seas la madre feliz y realizada que tu hijo necesita. Así, no dudes en utilizar los recursos a tu alcance.
Rodéate de personas que te quieren, de familiares y amigos, y no dudes en pedirles ayuda cuando sea necesario. Conecta con otras madres en tu misma situación, acude a grupos de apoyo que te permitan socializar y compartir impresiones y, si lo necesitas, busca apoyo profesional. Cuidar de ti misma, de tus emociones y de tu bienestar es clave para que puedas disfrutar de tu maternidad.
Bibliografía
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- Landero Hernández, R. y González Ramírez, M. T. (2011). Apoyo social, estrés y autoestima en mujeres de familias monoparentales y biparentales. Summa Psicológica, 8, 29-36.
- Rivas, A. M., Jociles, M. I., & Moncó, B. (2011). Las madres solteras por elección.¿ Ciudadanas de primera y madres de segunda?. Revista Internacional de Sociología, 69(1), 121-142.