Tribu y maternidad: la necesidad de un grupo para una crianza saludable

Las madres necesitan de una tribu que las sustente y cuide para dar lo mejor de sí mismas a sus hijos.
Tribu y maternidad: la necesidad de un grupo para una crianza saludable

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 22 noviembre, 2019

La maternidad es un acto que se necesita vivir en tribu. Las madres necesitan estar con otras madres. Esto les permite compartir experiencias y pedir y dar el sustento necesario para poder entregarse completamente a sus hijos.

La necesidad de tribu en la maternidad

A lo largo de la historia, las sociedades se han agrupado en aldeas o comunidades. En todas ellas, la crianza ha sido una acto compartido entre los diferentes miembros de la comunidad.

“La humanidad ha sido diseñada para vivir en manada”.

-Laura Gutman-

De esta manera, cuando el bebé es muy pequeño y necesita estar en contacto con su madre, ella puede dedicarle su atención mientras otras personas se encargan del suministro de alimentos, de la limpieza del hogar y del cuidado de niños más mayores.

Este tipo de estructura social matriarcal fomenta valores femeninos y de respeto por los ritmos vitales que permiten a las madres conectarse con su instinto natural y dar respuesta a las demandas de sus hijos. A la vez, otorga sustento a las madres para que estas no se vean sobrepasadas por el cansancio. Este apoyo emocional lo proporcionan el resto de madres, cuidándose entre ellas.

Grupo de amigas con sus bebés en una comida como un buen ejemplo de tribu y maternidad.

A partir de los 3 o 4 años, el resto de miembros de la tribu (padre, familia, amigos y otros niños) entra a formar parte de la crianza de los niños. La madre, que seguirá siendo el sustento emocional básico, podrá seguir atendiendo a hermanos más pequeños o acompañando a otras madres en su maternidad. En estas circunstancias sí es posible criar hijos sanos al atender con respeto sus necesidades.

La familia nuclear: el peor sistema para criar niños

Siguiendo con las palabras de Laura Gutman, es patrimonio de las sociedades occidentales creer que la crianza es exclusiva de las madres y de la familia nuclear. Vivimos en grandes ciudades, aislados en espacios pequeños y con pocas personas. En este contexto, las madres deben afrontar la maternidad solas.

Esta estructura social ha sido diseñada por el sistema patriarcal, sistema basado en el poder masculino en el que domina el más fuerte. En este escenario se necesita criar hijos desapegados que necesiten descargar su agresividad a través de su fuerza.

Es por ello que se invisibiliza el poder de lo femenino y de la maternidad como fuente de calor y alimento emocional. Separar a las madres es una de las maneras más efectivas de conseguir que las mujeres se desconecten de su instinto maternal por el agotamiento que supone criar en soledad.

Definitivamente, este sistema no sirve para criar hijos con amor y respeto porque tanto madres como padres nos sentimos demasiado solos para afrontar la carga y responsabilidad que supone la crianza de nuestros hijos. Prueba de ello son las innumerables separaciones que se producen resultado de la frustración vivida por ambos miembros de la pareja.

Tribu y maternidad: opciones para criar en tribu en nuestra sociedad

A pesar de las difíciles circunstancias actuales para ejercer una maternidad saludable para nuestros hijos, existen varias opciones que pueden favorecer el descanso de las madres y, con ello, una mejor atención a los niños:

  • Grupos de lactancia, que favorecen la lactancia materna generadora del vínculo primal madre-bebé; un buen ejemplo de tribu y maternidad.
  • Grupos de Crianza, a través de los cuales las madres pueden compartir experiencias y recibir sustento emocional.
  • Mantener relaciones saludables con la familia extensa, amigos y vecindario, lo que favorecerá la posibilidad de descanso de la madre y el cuidado personal.
    Grupo de amigas con sus bebés como ejemplo de tribu y maternidad.
  • Doulas: madres que se encargan profesionalmente de atender a las madres recientes y las tareas básicas del hogar para que las madres se puedan centrar en atender exclusivamente a sus bebés.
  • Madres de día: mujeres que sustituyen puntualmente a la figura materna, atendiendo de manera respetuosa las necesidades de los niños más pequeños, sin que tengan necesidad de ir a la guardería.
  • Escuelas con nuevos enfoques pedagógicos en donde los niños más mayores puedan acudir sin ser instruidos. Estos planteamientos favorecen la protección y el cuidado emocional individualizado, función originalmente realizada por la familia extensa y la comunidad

Utopía para un futuro cercano: criar en grupo

En un estudio realizado por Cardona, M. y Terán, V. sobre las prácticas de crianza de las familias afrodescendientes cordobesas, se comprobó que conservaban el legado de sus ancestros articulado con expresiones contemporáneas.

De este modo, reconocían a la madre como líder en los procesos de socialización de los hijos. Destacaban la importancia de la parentela, favoreciendo su participación en la crianza de los niños; la práctica de la solidaridad, la ayuda mutua y la formación de personas de bien eran valores importantes en la crianza.

Este estudio demuestra cómo es posible criar en grupo a los más pequeños en nuestra sociedad, hecho que favorecerá su desarrollo y crecimiento de una manera más respetuosa con sus necesidades vitales.


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  • Cardona, M. y Terán, V. (2017). Pautas, prácticas y creencias de crianza de las familias afrodescendientes cordobesas. Revista Eleuthera, 17, 13-30. DOI: 10.17151/eleu.2017.17.2.
  • Gutman, L. (2009). La Revolución de las Madres. El desafío de nutrir a  nuestros hijos. Editorial RBA Libros S.A. Barcelona.

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