Ayudar a los hijos con las tareas escolares está bien, algunas veces es incluso imprescindible. Sin embargo, ten en cuenta que ayudar a los hijos con los deberes debería buscar como objetivo favorecer la independencia de los niños frente al estudio y favorecer el desarrollo de capacidades de resolución de problemas y organización del tiempo.
Que los niños saquen buenas notas o que sean los mejores de la clase no es un objetivo saludable para el niño en sí mismo. Lo importante no es que el niño saque las mejores notas, sino que mejore sus capacidades.
Los niños necesitan aprender a sentirse capaces y a buscar las estrategias que les llevarán a sacar mejores calificaciones. Hacer la tarea por ellos o hacer con ellos todo paso a paso no les ayudará a conseguirlo y, por lo tanto, la supuesta ayuda no es más que un handicap más en su progreso.
A continuación vemos los peores errores que suelen cometer los padres cuando ayudan a sus hijos con los deberes y cómo enmendarlos.
Sentarse a hacer los deberes y hacerlo todo con ellos
Cuando los niños son pequeños pueden necesitar ayuda de sus padres, por ejemplo, si están empezando a leer o a escribir. Pero incluso en estos casos hay que dejar al niño cierta independencia y dejarle que haga solo parte de la tarea. En cualquier caso, supervisar la tarea no es lo mismo que hacer los deberes con ellos.
Pero muchos padres, abrumados por la cantidad de tarea que tienen sus hijos y/o porque sus hijos saquen las mejores notas posibles, se sientan a hacer los deberes y hacen con sus hijos toda la tarea, incluida la labor de estudio. De este modo, los niños se hacen dependientes, no aprenden a enfrentarse a la tarea ni a gestionar adecuadamente su tiempo. Además, se sienten incapaces de hacer las cosas por sí mismos.
Aunque el niño no lleve la tarea perfecta, e incluso aunque no saque tan buenas notas como podría, debe enfrentarse solo a la tarea y aprender a resolver sus problemas, tanto los planteados por los deberes como los que supone organizarse para estudiar y acudir solo cuando tenga una duda. Solo así podrás saber en qué necesita ayuda tu hijo y podrás ayudarle a sacar todo su potencial.
Amenazar a los niños sin su actividad favorita
Muchos padres, para motivar a sus hijos a hacer la tarea rápidamente y a sacar buenas notas, los amenazan sin realizar su tarea favorita si no acaban a tiempo o si no sacan buenas notas. Sin embargo, esto solo crea tensión y angustia en el niño, y su efecto puede ser justo lo contrario.
En su lugar, es mucho más eficaz hablar con el niño y ayudarle a organizar y gestionar su tiempo, tanto del día a día como de la semana. La mayoría de los niños, ante la idea de tener que seguir con las tareas escolares al llegar de la actividad en cuestión, suelen darse más prisa para poder disfrutar de otras actividades. Otra alternativa saludable para animar a los niños a ser más rápidos y eficaces es ofrecerle una recompensa (no material) si acaban a tiempo.
Exigirles perfección en las tareas
La perfección puede entorpecer el avance del niño en sus tareas, y más cuando la idea de los niños de la perfección está muy lejos de la idea de sus padres. De hecho, con la cantidad de tareas que tienen los niños, exigirles perfección solo es una manera más de añadir carga a su rutina.
Es mucho más eficaz pedirle al niño que lo haga bien, limpio, correcto, y destacar aquellos momentos en los que la tarea está mejor ejecutada para que él mismo ponga empeño en hacerlo lo mejor posible.
Obligarle a estudiar durante muchas horas
Los niños necesitan moverse, tomar el aire, jugar, expandirse y, en general, disfrutar de su tiempo de ocio. Obligándoles a estar sentados durante horas y horas ante la tarea no se consigue que mejoren, ni que aprendan a organizarse, sino que generan sentimientos negativos ante el estudio.
En su lugar, es conveniente ofrecer al niño tiempos de descanso, empezando por un tiempo de descanso desde que termina la escuela y come o merienda hasta que se pone a hacer los deberes. También es muy recomendable que los niños hagan deporte y estén un tiempo al aire libre. Esto no es una pérdida de tiempo, sino que con ello se consigue que el niño esté más fresco y menos estresado.