15 beneficios del juego al aire libre

Las habitaciones cerradas jamás podrán competir con el exterior. Los niños necesitan disfrutar del aire libre para un buen desarrollo integral.

Los beneficios del juego al aire libre van más allá de la dotación que un ambiente donde corre el viento le ofrece a los pulmones. Los juegos al aire libre significan autonomía, libertad, alegría… son el espacio ideal para fomentar nuevas amistades y darles a los niños la oportunidad para crecer sanos y tener un buen desarrollo emocional.
El juego al aire libre es vital para aquellos niños demasiado pasivos  que carecen de relaciones con otros niños de su misma edad. Sin embargo, muchas madres sienten que en los espacios abiertos pierden el control de sus hijos, por eso los limitan: les prohíben salir o los invitan a otros juegos que pueden realizar dentro de casa.

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¿Por qué los padres prohíben que sus hijos jueguen al aire libre?

En contra de un buen desarrollo emocional, el hecho de que muchos padres prohíban a sus hijos salir de casa y jugar al aire libre, incluso en lugares dispuestos para tal fin como los parques, tiene dos causas fundamentadas en el miedo: la violencia y los accidentes de coche (arrollamientos), entre otros.

La violencia

Por desgracia, vivimos en una sociedad donde existe violencia. Diariamente somos bombardeados por noticias que hablan sobre la muerte, el rapto, o el tráfico de menores. El uso de armas blancas y de fuego, las riñas callejeras…

Ante alertas así, los padres sienten miedo y piensan que sus hijos podrían ser víctimas de cualquier tipo de violencia cuando pasan tiempo jugando en la calle o al aire libre sin su supervisión constante.

Los accidentes de coche o arrollamientos

Las imprudencias que se cometen en la vía: exceso de velocidad, los efectos del alcohol mientras se conduce y el violar las normas viales hacen que los padres vean la pelota que se escapa a la calle y el coche que pierde los frenos como una secuencia que nunca se borra de la mente.

Sin embargo, pese a lo antes expuesto, el juego al aire libre tiene muchas ventajas que son necesarias explotar. Los niños necesitan jugar al aire libre, socializar, disfrutar de lo que la naturaleza y las experiencias les ofrecen… Siempre con normas y límites establecidos para que sepan cómo actuar.

Beneficios del juego al aire libre

Los niños que juegan al aire libre disfrutan de los siguientes beneficios:

1. Se ejercitan físicamente

El ejercicio físico modula la secreción de hormonas que actúan con efectos activacionales y organizacionales. Esto es, generan una actividad neuronal que favorece un tipo de comportamiento en un contexto específico, apareciendo y desapareciendo por estímulo.

En cuanto a los efectos organizacionales, inciden en el sistema nervioso central permitiendo años después la producción de respuestas de activación al exponerse a ciertos estímulos.

En otras palabras, lo que el niño aprende al aire libre, relacionado con habilidades corporales, responderá a un estímulo cuando crezca y se haga adulto. Los cambios que ocurren en el cerebro cuando el niño se enfrenta a los retos que impone el juego al aire libre, son permanentes y se expresan como respuesta conductual.

De hecho, como reza en Directrices sobre la actividad física, el comportamiento sedentario y el sueño para menores de 5 años, “La primera infancia es un período de desarrollo físico y cognitivo rápido, y una etapa durante la cual se forman los hábitos de los/las niños/as y los hábitos en la vida familiar están abiertos a cambios y adaptaciones”

2. Se sienten más felices

Ejercitarse provoca efectos placenteros, los cuales se atribuyen a la secreción de encefalinas, endorfinas y dinorfinas. Estos opioides incluso regulan el aprendizaje de amenazas sociales y ambientales. De ahí que la salud física implique también salud mental.

3. Exploran y conocen el mundo que les rodea

El aprendizaje significativo ocurre ligado a los contextos, y será cuanto más rico y diverso si ricos y diversos son estos. El aire libre ofrece muchos estímulos, sometidos claro está a los cambios del tiempo, a la naturaleza del lugar.

Estos espacios brindan a los niños fenómenos para explorar, desafíos, preguntas que los maestros o padres pueden responder o mejor, postergar conscientemente para fomentar la investigación, la consulta, la corroboración documental.

Cabe recordar aquí a los maestros Waldorf los cuales parten del amor innato que posee el niño hacia la naturaleza para convertirla en fundamento científico y en territorio idóneo para la práctica.

4. Liberan las presiones del estudio y las reglas que puede haber en casa

La casa resulta a veces agobiante para la energía de un niño y por eso lo vemos a veces saltar en las camas y los muebles de manera incontrolada. Lo natural es que tenga espacio para ello. Por otro lado, los deberes escolares lo obligan a permanecer sentado y concentrado. Despejarse será una necesidad para procurar equilibrio y bienestar emocional.

5. Se sienten más seguros de sí mismos

Enfrentarse a lo inhabitual implica control y cierta dosis de valor. Al aire libre las condiciones no están del todo controladas y habrá imprevistos. Encararlos con espíritu de aventura es una actividad que se cultiva y fortalece. Los padres y maestros tienen que incluir estos momentos de diálogo con la naturaleza en los programas de educación formal e informal.

6. Ponen en práctica y desarrollan sus habilidades

Trepar, nadar, correr, lanzar, son actividades especiales para emprender al aire libre. Los pequeños las necesitan para fortalecer su cuerpo. El equilibrio, la destreza, la resistencia ameritan de un cuerpo sano y el niño necesita ponerse en diálogo con sus capacidades. Saber de lo que es capaz.

7. Socializan con otros niños

La interacción con los niños de su edad es clave en su crecimiento y desarrollo emocional. Jugando descubre intereses en común, asume roles, intercambia ideas y planteamientos. El niño reconoce su yo en contexto y es en la relación con los otros que descubre gustos y deseos, se reflejan los roles de género y aprende a relacionarse entre iguales sobre la base de la reciprocidad, el compartir y la equidad.

8. Aumentan su autoestima

Cuando el niño está al aire libre experimenta una sensación de libertad que le ayudará a encontrarse y reconocerse. Prueba habilidades y capacidades, trepando o corriendo. Cuando la necesite, se dará fuerzas a sí mismo, imponiéndose retos, venciendo dificultades.

9. Están en contacto con la naturaleza

La curiosidad es el combustible de la creatividad y nada estimula más la búsqueda que el entorno natural. Los niños rápidamente asumen el papel de exploradores y van como a la caza de las curiosas especies de flora y fauna.

Esta experiencia se complementa con una voz más o menos experta que logre establecer una relación entre lo observado y las ciencias naturales. De todos modos, descarga en tu móvil alguna de las muchas aplicaciones que existen para saber por medio de una fotografía, que flor o árbol tienes en frente.

10. Viven experiencias enriquecedoras

Entre las actividades que ofrecen oportunidades para aprender, tendrá jugar con tierra y agua, piedras, madera, o materiales de construcción, acarrear cosas usando carretilla, observar vegetación, animales e insectos. También sembrar y cuidar plantas.

11. Experimentan autonomía e independencia

El juego al aire libre los niños puede expandir sus beneficios adaptándose a las ventajas que ofrezca el entorno. En ese proceso de adaptación, su cuerpo y su energía se conjugan para aprovechar los recursos que la naturaleza le ofrezca.

Tomará decisiones no solo en un nivel intelectual sino que la determinación de actuar se traducirá en el movimiento coordinado de su cuerpo en crecimiento.

En este punto es crucial que los adultos evalúen los riesgos y comprendan que los accidentes menores son posibles. La experiencia guarda una estrecha relación con ellos.

12. Descubre el sentimiento de libertad

La capacidad de adaptarse, la creatividad y el sentido común, junto al sentido de libertad permite a los niños en el proceso educativo, hacerse conscientes de las obligaciones que el respeto y la tolerancia exigen, fomentando la creación de una sociedad que valora la diversidad.

13. Su creatividad aumenta

Se ha de promover que el niño se divierta libremente con juguetes “no muy definidos”, esto es, obtenidos de su entorno natural, con los cuales pueda desarrollar su imaginación, decidiendo cómo utilizar los frutos de su recolección.

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14. Su vista descansa, uno de los beneficios del juego al aire libre

La vista de los humanos está diseñada por la evolución biológica para “mirar más hacia el infinito y para limitar la visión cercana a momentos puntuales y de poca duración”.
De modo que ver de cerca exige, como ocurre con los móviles y demás pantallas, exige el empleo de más músculos oculares y por ende, demanda mayor esfuerzo visual, provocando fatiga visual, dolor de cabeza, y otros problemas oculares.

Una actividad visual normal cambia de enfoque y observa objetos a distintas distancias y ángulos. Exáctamente, lo que ocurre en un paseo al aire libre, en el que los niños pueden mirar a lo lejos y de manera indistinta, cualquier cosa cercana o distante. En cambio, la televisión o el móvil, los centra en un punto fijo.

15. Favorece la unión familiar

Jugar al aire libre es un momento perfecto para que la familia permanezca unida. Todos estarán liberados de las pantallas, compenetrados con la naturaleza y sus muchos y fascinantes regalos. El niño además, conocerá situaciones nuevas que ameritan el empleo de recursos y estrategias para hacerles frente.
Y si los padres organizan la experiencia lúdica y se integran y participan, al ver la unión familiar, el pequeño se sentirá en un ambiente armonioso de confianza, con atención de calidad.

Lo que no debes olvidar del juego al aire libre

Los beneficios del juego al aire libre incluyen potenciar el desarrollo físico y social de los niños. Las actividades al aire libre estimulan el que se practique ejercicio físico: correr, saltar, caminar… De esta forma, el juego en los exteriores combate la obesidad infantil y el abuso de pantallas.

Ahora bien, es importante que en las actividades infantiles al aire libre estén presentes los mayores, lo mismo para compartir el juego como para estar al tanto de los peligros y alertar a los menores.

Los padres no deben poner las reglas y las exigencias de casa; deben permitirles a los niños que experimenten, que aprendan de sus errores. Lo que no pueden faltar como hemos comentado más arriba, son los límites y las normas que los niños tienen que seguir.

Los niños deben saber qué se espera de ellos y cómo deben actuar en situaciones de peligro, como qué hacer si se les acerca un desconocido, cuándo deben pedir ayuda o cuáles son las situaciones de peligro que deben evitar. Todo esto lo aprenderán solo si los padres les advierten antes. 

Aquí los adultos tienen que escuchar, observar y aceptar, siempre que no signifique un peligro, la decisión y el deseo de los niños. El respeto hacia la curiosidad y los intereses de los niños es fundamental, siempre teniendo en cuenta su seguridad pero sin caer en el peligro de la sobreprotección.

Bibliografía

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