Cada vez más padres y madres se muestran realmente implicados en criar niños libres y felices. En lugar de buscar la obediencia ciega, como décadas atrás, cada vez más progenitores apuestan por la valiente tarea de guiar seres humanos hacia el desarrollo de su mayor potencial. Para estos adultos conscientes, de eso se trata la crianza respetuosa.
Sabemos que no es sencillo escoger un estilo educativo. Los profesionales, los medios y las personas del entorno cercano bombardean a los padres con opiniones y con consejos sobre crianza, muchas veces contradictorios. Sin embargo, existe una multitud de evidencia (desde la teoría del apego hasta investigaciones más recientes) que confirma los beneficios de la crianza respetuosa. Así, queremos compartir contigo de qué trata.
Principales claves de la crianza respetuosa
Las claves de la crianza respetuosa no son pasos para aplicar en situaciones concretas, sino más bien un estilo de vida, una forma de entender la paternidad basada en el amor, en la dignidad y, sobre todo, centrada en los niños.
Conoce son sus principios fundamentales a continuación.
1. Mantener una actitud responsiva
Desde que el niño nace, es fundamental que sus cuidadores principales sean sensibles a sus necesidades y respondan a sus demandas. Lograr entender qué requiere el bebé en cada momento y ofrecérselo de forma consistente son pilares fundamentales para establecer un buen vínculo de apego. Y aquí no se trata solo de atender a la alimentación o a la higiene infantil, sino también de ser capaz de reconocer el malestar emocional del bebé y ayudarle a regularlo.
Estas pautas deben mantenerse vigentes durante toda la infancia, pues todo niño necesita sentir que es visto por sus progenitores, que es entendido y que recibirá de ellos la ayuda y el apoyo siempre que lo necesite.
Si los adultos no responden o lo hacen de forma hostil o inconsistente, los daños emocionales a largo plazo pueden ser importantes.
2. Lograr la autogestión y el autocontrol
Para aplicar la crianza respetuosa es importante comenzar por trabajar en uno mismo. Y es que para ofrecerle a tu hijo lo que necesita, primero has de invertir en ser tu mejor versión como ser humano. Esa madre que sabe ser paciente, que puede tolerar la incomodidad y que es capaz de gestionar sus propias emociones para no caer en arrebatos e impulsos.
Estas cualidades resultan fundamentales para poder otorgarle calma a un niño que llora, que grita y que no atiende a razones. Son esenciales para poder acompañarlo sin recurrir a los gritos y otras conductas tan naturales y frecuentes en padres y madres desbordados. Así, comienza por trabajar en ti.
3. Criar desde la perspectiva infantil
La crianza respetuosa lo es con la infancia, con lo que significa ser niño y con la perspectiva de los infantes ante el mundo. Así, no los percibe como adultos en miniatura, sino que acepta, aprecia y adopta esa otra mirada: la del niño.
Criar con respeto es entender que los pequeños son ruidosos, espontáneos y emocionales y también, permitirles ser. Es prestar atención a la etapa evolutiva por la que atraviesan para comprender por qué actúan como lo hacen y qué demandan en ese momento.
De este modo, los progenitores han de informarse, de nutrirse de autores y de fuentes confiables para entender la psicología infantil y poder acompañarla sin coartarla.
4. Establecer relaciones horizontales, una de las principales claves de la crianza respetuosa
Desde este paradigma, los niños y los adultos no establecen una relación jerárquica, sino horizontal. Es decir, se considera que ambos son igualmente dignos de afecto, de respeto y de comprensión.
Los progenitores han de tratar a sus hijos con dignidad y no aplicar en la crianza nada que a ellos no les gustaría recibir. Así, los castigos físicos están completamente fuera de lugar y cualquier correctivo ha de hacerse con conciencia, sabiendo qué es lo que se busca enseñar con él y no por la pura inercia de haber perdido los nervios.
Igualmente, no se espera que los niños obedezcan por el simple hecho de ser menores o por ser considerados “inferiores” a sus padres. Por el contrario, se les hace partícipes de las explicaciones, de las decisiones y de las consecuencias. Se busca que comprendan y que aprendan y no solo que se sometan a la disciplina de sus mayores.
5. Practicar la empatía y brindar amor
El amor y la empatía son las bases de la crianza respetuosa y el modo de responder en las interacciones con los niños, incluso en las más desafiantes.
No solo se trata de proveerles de afecto físico, palabras de aliento y presencia, sino también de poder ser empáticos con ellos cuando se ponen difíciles.
Si un niño tiene una rabieta en plena calle, es natural que el impulso de los padres sea perder los nervios, gritar o arrastrar al niño a casa. Sin embargo, este estilo de crianza nos incentiva a pararnos por un momento a entender lo que el pequeño está sintiendo y a preguntarnos qué necesita de nosotros y no qué necesitamos nosotros de él.
En este caso, tras hacer este análisis, comprenderemos que lo que requiere de nosotros es paciencia, compañía y escucha. Necesita que le ayudemos a ponerle un nombre a lo que siente, que lo validemos (le demos permiso para sentirlo y expresarlo) y le enseñemos a canalizarlo de un mejor modo. Así, educar en inteligencia emocional es una clave fundamental.
6. Fomentar la autonomía
Por último, recordemos que la crianza respetuosa busca guiar y acompañar al niño para que desarrolle todo su potencial. Así, es imprescindible fomentar su autonomía desde los primeros años, ya sea en la participación de la toma de ciertas decisiones o en la realización de algunas acciones por su propia cuenta. Esto, por supuesto, siempre dentro del margen de la supervisión paterna y con circunstancias adaptadas a la edad.
En definitiva, se trata de evitar la sobreprotección y la dependencia del niño y, por el contrario, se fomentan las oportunidades para convertirse en una persona resuelta, resolutiva y con confianza en sus propias capacidades.
La crianza respetuosa forma niños felices y emocionalmente sanos
Este estilo educativo reporta numerosos beneficios y contribuye a que los niños sean más autónomos, más felices y más seguros de sí mismos.
Al saberse amados, escuchados y respetados desarrollan un sentido de confianza en ellos y en los demás, lo que les permite también relacionarse de formas saludables. Esto se refleja, primordialmente, en el vínculo entre padres e hijos, que suele ser sólido y cercano y que facilita la convivencia y ayuda a crear un clima positivo en el hogar.
Así, te animamos a comenzar a aplicar hoy mismo los principios de la crianza respetuosa. Esta decisión será el mejor regalo que les harás a tus hijos.
Bibliografía
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- Bowlby, J., & Ainsworth, M. (2013). The origins of attachment theory. Attachment theory: Social, developmental, and clinical perspectives, 45, 759-775.
- González, M. & Sáenz, N. (2020). Crianza Respetuosa: Hacia una parentalidad centrada en las niñas y los niños. Estudios, (41).