Adultocentrismo: ¿qué es y por qué tienes que evitarlo?

La crianza ha de estar basada en el mayor bien para el niño. Cuando el adulto ocupa el centro de la ecuación, es posible afectar el desarrollo infantil.
Adultocentrismo: ¿qué es y por qué tienes que evitarlo?
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Escrito por Elena Sanz Martín

Última actualización: 03 febrero, 2022

Probablemente, para muchos resulte descabellada la idea de que los adultos están por encima de los niños. Pero es muy frecuente oír a algunos padres emplear frases con sus hijos, tales como “porque yo lo digo” o “ya tendrás posibilidad de opinar cuando seas mayor”. Todas estas son manifestaciones del adultocentrismo y representan algunas creencias sociales sobre la crianza, que sería apropiado modificar.

Hasta hace solo unos siglos, los niños eran considerados adultos en miniatura. Esta mirada los contemplaba como seres inmaduros, incompletos o faltos de desarrollo. La concepción de la infancia, tal como la entendemos hoy, no existía y los derechos y las necesidades de los menores eran constantemente soslayados.

Afortunadamente, hoy en día somos conscientes de la importancia de proteger esta etapa y reconocemos a los niños como sujetos de derecho. Sin embargo, todavía estamos muy lejos de respetarlos plenamente como individuos. En este artículo te contamos por qué.

¿Qué es el adultocentrismo?

El adultocentrismo es una concepción que sitúa al adulto en el centro de la sociedad y lo considera superior a los niños y a los adolescentes.

Según esta creencia, la perspectiva del adulto es la única válida y la visión del niño carece de importancia. En consecuencia, resulta una forma de dominación y opresión similar a las demás. Por ejemplo, el antropocentrismo (el ser humano gobierna a las demás especies del mundo) o al androcentrismo (el hombre es superior a la mujer).

No hace falta hacer mucho esfuerzo para comprobar que adultocentrismo impregna todo nuestro mundo. Todavía hoy los adultos son el centro de la vida social y dominan los espacios públicos. Además toman todas las decisiones del hogar, incluso aquellas que afectan directamente a los menores y sin tener la menor consideración de lo que ellos opinan.

En la actualidad, esta idea se reproduce dentro de la dinámica familiar de muchos hogares.

Padre autoritario regañando a su hijo.

¿Cómo se manifiesta?

A continuación, te mostramos algunos ejemplos de las pautas de crianza del adultocentrismo:

  • Las relaciones entre entre padres e hijos son asimétricas. Estos últimos son considerados inferiores, incapaces de decidir y abogados a la obediencia.
  • Los padres ordenan y los niños cumplen sin objetar.
  • La voz de los niños no es escuchada y sus opiniones no son tenidas en cuenta, ya que no hay lugar para el diálogo o la negociación. La perspectiva adulta es la única que cuenta.
  • Las necesidades y los deseos infantiles siempre están supeditados a lo que resulta más conveniente para los adultos. Por ejemplo, se realizan entrenamientos del sueño para favorecer el descanso de sus padres, aunque resulten perjudiciales para el niño. Y cuando el niño llora, se aplican castigos o coacciones con el único fin de que cese el llanto, sin dar lugar a comprender sus sentimientos ni a educarlo emocionalmente.
  • Los adultos utilizan con frecuencia frases autoritarias: “tienes que hacer lo que yo diga”, “¿a ti quién te ha preguntado”, o “eres muy pequeño, tú no lo entiendes”.

¿Por qué debes evitar el adultocentrismo?

El adultocentrismo está relacionado con la pedagogía negra y con la crianza autoritaria. Esta es la que percibe a los niños como posesiones de sus padres y considera que la única tarea de los menores es obedecer sin cuestionar.

Sin embargo, otros estilos educativos más permisivos (como la sobreprotección) también incurren en el error de considerar al niño como un ser inferior e incapaz. No lo respetan plenamente como individuo y el adulto toma el rol de “rescatador”, el cual debe resolver todo lo concerniente al menor.

En cualquiera de los casos se limita el desarrollo del infante, ya que no se tiene en cuenta su perspectiva. Por ende, contribuyen a criar niños inseguros, dependientes y con baja autoestima.

Estos chicos no desarrollan el pensamiento crítico, porque no consideran que su opinión tenga valor. Asumen naturalmente que deben someterse a los deseos y a los mandatos de los demás.

Esto no solo provoca un gran sufrimiento personal, sino que además puede afectar a sus relaciones sociales y su capacidad para desenvolverse en el mundo.

Una crianza basada en el menor

Padre enseñando a su hijo a aumentar su confianza y evitar la ansiedad.

Para evitar que esto ocurra, procura aplicar las siguientes pautas de crianza:

  • Dale lo mejor a tu hijo, aunque esto suponga un esfuerzo extra para ti o una incomodidad. Antes de decidir, al menos ten en consideración las necesidades de ambas partes.
  • Sé comprensiva y compasiva con las emociones de tus hijos. Pregúntate qué están sintiendo en cada momento y por qué actúan de una determinada manera. Permíteles expresar su sentir, sus miedos, sus sueños y sus anhelos. Hazles saber que son importantes para ti también.
  • Pídele a tus hijos su opinión y tenla en cuenta. Permíteles opinar, aportar, negociar y participar en la toma de decisiones. Sobre todo, en aquellas que los involucren directamente.
  • Fomenta su desarrollo como individuos de derechos. No busques que te obedezcan ni te ocupes de aquello que les corresponde hacer a ellos. Potencia la autonomía y favorece la confianza en sí mismos.

Acerca del adultocentrismo

Una crianza que pone al adulto en el centro de la ecuación no tiene sentido, ya que el principal objetivo de criar es contribuir con el desarrollo del niño. Por este motivo, intenta no caer en el error de infravalorar las capacidades, la sabiduría y el valor de tus hijos.

El modo en el que los niños sean tratados en casa, determinará qué podrán esperar y a aceptar de los demás en el futuro.


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