Disbiosis infantil: qué es, causas y tratamiento

Para evitar la disbiosis infantil será determinante plantear una dieta basada en los alimentos frescos, con un contenido adecuado en fibra todos los días.

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La disbiosis infantil es un problema causado por una alteración en la microbiota de los niños, que ocurre por varios motivos y que genera sintomatología a nivel intestinal. Incluso, puede condicionar de manera negativa la absorción de los nutrientes y el estado de composición corporal.

Desde hace algunos unos años la microbiota se ha empezado a considerar como un órgano independiente, que cumple importantes funciones distintas en la fisiología humana. No solo interviene en los procesos digestivos, sino que también está muy vinculada al sistema nervioso central.

En muchos casos, la disbiosis se puede prevenir y mejorar y esto es un objetivo deseable y beneficioso desde muchos aspectos. Conoce por qué modificar tus hábitos alimentarios es tan relevante.

¿Por qué se produce la disbiosis?

Como hemos anticipado, la enfermedad de la microbiota puede ocurrir por distintos motivos.

En primer lugar, hay que destacar la reducción en la densidad de bacterias beneficiosas que habitan en el intestino. Bajo estas circunstancias, se proporcionan las condiciones ideales para que los gérmenes patógenos colonicen el tubo y alteren su funcionamiento normal. Como consecuencia, se producen gases, inflamación e incluso dolor de forma recurrente.

Por otra parte, puede ocurrir una pérdida de biodiversidad de la flora. En general, en el intestino conviven muchas especies de microorganismos distintos, las cuales se mantienen en un delicado equilibrio. Sin embargo, cuando esta estabilidad se interrumpe, como cuando ocurre una diarrea, los gérmenes dañinos proliferan sin control y dañan los tejidos. Incluso, la absorción de nutrientes y la síntesis de algunas vitaminas pueden verse negativamente afectadas.

Además de las infecciones, existen otras causas de pérdida de la diversidad de la flora, que ocurren de manera progresiva y paulatina. Por ejemplo, la adopción de hábitos alimentarios poco saludables, que incluyen el consumo de comestibles de baja calidad o en mal estado. Así, queda claro que cuidar la dieta resulta determinante para mantener una microbiota saludable.

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Las bacterias que conforman la microbiota provienen de diferentes especies. Algunas son beneficiosas y otras no tanto, pero deben coexistir en un delicado equilibrio para mantener la salud del organismo.

Los antibióticos y la disbiosis

Uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de la disbiosis infantil es el consumo sostenido de antibióticos. Muchos de estos fármacos no son selectivos a la hora de atacar a las bacterias y tienden a erradicarlas sin importar el órgano en el que se alojen.

En el caso de la microbiota, su densidad se reduce de manera considerable, lo que favorece al desarrollo de patologías intestinales, como la diarrea. Así lo evidencia una investigación publicada en Brain, Behavior and immunity.

En estos casos, suele ser conveniente administrar probióticos a fin de evitar que las bacterias beneficiosas sean eliminadas por el antibiótico. Así, los efectos secundarios del fármaco serán menores, al igual que sus riesgos de utilización, pero igual debe reservarse para los casos puntuales que lo ameriten.

Hay que mejorar la dieta para evitar la disbiosis infantil

Es importante remarcar que lo que comemos influye en la composición de la flora intestinal, para bien o para mal.

En la actualidad estamos expuestos a un montón de comestibles con alto contenido de conservantes, aditivos artificiales y grasas trans. El consumo regular de dichas sustancias pueden afectar a la configuración bacteriana del intestino, sobre todo en los organismos más jóvenes.

Asimismo, el inadecuado aporte de fibra en la dieta puede ser otro de los causantes de la pérdida de densidad bacteriana, pues una parte de esta actúa como prebiótico natural. De hecho, varios estudios han demostrado que la fibra nutre a la microbiota y favorece a la supervivencia y al funcionamiento de estos microorganismos.

Por todo esto, siempre conviene basar la dieta en el consumo de alimentos frescos y con alta densidad nutricional. También, asegurar una ingesta de al menos 25 gramos al día de fibra, para mantener la microbiota sana y el tránsito intestinal en buenas condiciones.

Padres con su hija en la cocina preparando frutas y verduras para proporcionar un buen aporte de vitaminas en la nutrición infantil.
La modificación de los hábitos alimentarios de toda la familia es clave para mejorar la salud de la microbiota intestinal. Incluso, es la estrategia más apropiada para revertir la disbiosis infantil.

Disbiosis infantil, un problema cada vez más frecuente

Por desgracia, la disbiosis infantil se observa cada vez más y esto incrementa el riesgo de sufrir patologías con base inflamatoria, como el síndrome del colon irritable. Apostar por la prevención es clave y esta estrategia comienza en el hogar.

En el caso en el que ya se haya producido una disbiosis infantil, lo mejor será que consultes con el especialista a fin de implementar las estrategias para revertir la condición. De lo contrario, la sintomatología del niño solo empeorará con el paso del tiempo.

Bibliografía

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