Cambios de la piel en el posparto y cómo tratarlos

Luego del parto, la piel puede mantenerse con algunos cambios respecto a su estado original. Pero, ¡tranquila! Te vamos a enseñar cómo recuperar el tiempo pasado.

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Los cambios en la piel no solo se producen durante el embarazo, sino también en el período de posparto. De hecho, son el resultado de la adaptación de nuestro cuerpo al bebé en gestación.

Si bien algunas de estas modificaciones físicas pueden ser molestas, existen varias opciones terapéuticas para mitigarlas y tratarlas. ¿Te interesa conocerlas? A continuación, te contamos más.

Cambios en la piel de la mujer en el posparto

Luego del nacimiento del pequeño, es fundamental continuar con los cuidados del cuerpo. Pues ha contribuido, nada menos, que a la génesis de una nueva vida.

De acuerdo con una publicación de The Journal of Family Medicine and Primary Care, más del 90 % de las mujeres gestantes manifiestan cambios importantes en la piel. Por eso, te vamos a compartir cuáles son los más frecuentes para que compruebes que lo que te sucede a tí es completamente esperable.

1. Flaccidez cutánea

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La piel fláccida puede ser un factor potencialmente negativo para la autoestima, pues las mujeres solemos desear que nuestros cuerpos vuelvan a ser como eran.

La mayoría de las modificaciones gravídicas del cuerpo desaparecen luego del parto, a distinta velocidad. Sin embargo, la flacidez cutánea es un cambio que se suele mantener.

Esto sucede porque la piel está compuesta por elastina y colágeno. Ambas fibras se expanden mucho durante el embarazo y pueden romperse si lo hacen de forma extrema. Además, una vez distendidas, es posible que no retornen a su estado original.

Se cree que el colágeno puede estirarse hasta 10 veces sin lesionar las fibras que lo componen.

Es fundamental aclarar que aunque existan tratamientos para recuperar la elasticidad de la piel y el tono muscular, pero ambos procesos pueden llevar su tiempo. Hay que tener presente que la flaccidez de la piel es uno de los cambios del posparto más difíciles de combatir.

Algunas de las opciones terapéuticas para combatir la flaccidez cutánea incluyen las siguientes:

  • Realiza una rutina de ejercicio aeróbico para tonificar los músculos y quemar la grasa. Por ejemplo, nadar, caminar a paso ligero, andar en bicicleta o trotar. Siempre consulta al médico para iniciar la actividad.
  • Mantén un buen estado de hidratación. El agua ayuda a hidratar la piel y favorece a su elasticidad.
  • Hazte masajes con aceites. Algunos aceites esenciales pueden contribuir con la reparación de la piel.
  • Consume grasas y proteínas saludables. Las proteínas aportan el colágeno necesario para el desarrollo de los músculos. No obstante, las necesidades de este nutriente son individuales y varían según a la actividad física que se practique, el peso y la altura.
  • Practica ejercicios de fuerza, para darle forma y tono a los músculos.

2. Sequedad de la piel

Luego del parto, uno de los cambios más notorios de la piel es su falta de hidratación, la cual se ve reflejada en la falta de luminosidad y vitalidad.

Por eso, la humectación de tu piel debe ser suficiente, tanto por dentro como por fuera.

El consumo de líquidos es fundamental, más aún cuando amamantas. Debes tomar al menos 2 litros de agua al día. La alimentación saludable también ayuda a combatir la sequedad de la piel y de hecho, los comestibles con antioxidantes, minerales y vitaminas pueden fomentar la producción de colágeno.

Para hidratar y humectar la piel desde el exterior, se aconseja el uso de aceites esenciales vegetales o de cremas que brinden firmeza y que ayuden a restaurar los tejidos. Algunos ejemplos de ellos son los siguientes:

  • Aceites de argán.
  • Aceite de almendras dulces.
  • Cremas con ácido hialurónico.
  • Emulsiones con alto contenido de vitamina A, vitamina E o urea.

3. Melasma en el rostro, uno de los cambios de la piel más comunes del posparto

Durante el embarazo pueden desarrollarse manchas de hiperpigmentación simétricas en el rostro, que se conocen como melasma gestacional. Estas adoptan una tonalidad color café y se ubican en los pómulos, la frente o el labio superior.

En la mayoría de los casos, dichas manchas tienden a desaparecer o atenuarse por sí solas. No obstante, el médico también puede indicar productos despigmentantes como la hidroquinona, o procedimientos de exfoliación suave con cosméticos delicados.

Finalmente, se aconseja usar protector solar con filtro mayor a 50 todos los días y repetir su aplicación cada dos horas, en caso de estar expuesto a los rayos solares.

4. Las estrías gravídicas

Mujer embarazada haciendo masaje y aplicando crema para reducir la aparición de estrías.
Si bien las estrías tienen un gran componente genético, se pueden mitigar con el uso de cremas humectantes desde el inicio de la gestación.

Las estrías son la gran molestia de la piel de todas las mujeres, no solamente de las que estuvieron embarazadas. Son marcas lineales que se forman en la superficie cutánea como consecuencia de la ruptura de las fibras de colágeno por la gran distensión.

Incluso, las causas que predisponen a su aparición son las alteraciones hormonales y una deficiente hidratación de la piel.

Lo ideal es comenzar el tratamiento para combatirlas cuando aún tienen una coloración rosada, ya que es la etapa inicial de su desarrollo. De lo contrario, se ponen blancas y esto indica que el tejido fibroso se ha consolidado. A partir de ahí las opciones terapéuticas eficaces con más invasivas.

De acuerdo al tipo de estría que se presente, el manejo puede incluir algunas de las siguientes opciones:

  • Estrías rojas: se indican productos con rosa mosqueta, vitamina K, A o E, que contribuyen en la producción de colágeno para reparar la piel afectada. Uno de los pilares fundamentales del tratamiento es la constancia de su aplicación varias veces por día.
  • Estrías blancas: este segundo tipo requiere el uso de láser, microneedling, microabrasión o terapia de inducción de colágeno.

La prevención como mejor opción terapéutica

Lo más importante para cuidar la piel durante y después del embarazo es mantener una rutina de cuidados constante y adecuada para el cuerpo y el rostro. Dentro de estos hábitos se incluye a la humectación cutánea, una alimentación saludable y el uso diario y constante de protección solar.

Bibliografía

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