Educar a un adolescente, es mucho más difícil que educar a un bebé

La adolescencia es una etapa muy importante de la vida, pero también una de las más complejas. Pues no ocurre nada menos que el cambio físico, mental y emocional que convierte al antiguo niño en un nuevo adulto.

Por lo tanto, a esta edad se abren las puerta hacia nuevas vivencias y experiencias. Incluso, surge la intención de comenzar a definir la personalidad.

En vista de ello, al joven lo invaden cientos de interrogantes y comienza a sentir unas emociones fuertes, que a veces no logra controlar.

Por todo eso, la adolescencia es una etapa ardua en la que se modifican los ritmos de vida de toda la familia. Porque no solo se trata de un escenario novedoso para los hijos, sino también para los padres.

De esta manera, la educación de un hijo adolescente se puede tornar mucho más difícil que antes, aún cuando se trataba de un indefenso bebé. Es el momento de inculcar unas nuevas normas de convivencia, a fin de asegurar el bienestar de todos.

Educar a un adolescente, un trabajo complicado

En la adolescencia, los jóvenes sienten el deseo de comenzar a tener más libertades. Tienden a ser mucho más “rebeldes” a los límites, pues su motivación está puesta en descubrir el mundo exterior. Debido a ello, es muy común que cuestionen las indicaciones de sus padres y que deseen hacer valer su voluntad.

Es normal que surjan muchos desacuerdos dentro del seno familiar, pues los jóvenes buscan mayor autonomía y los mayores todavía tienen que protegerlos de ciertos riesgos. Si bien es positivo llegar a un acuerdo que favorezca a ambas partes, los adolescentes deben entender que actuar con libertad no significa que nadie los controle.

Por otra parte, en esa etapa de la vida los adolescentes quieren compartir casi todo el tiempo con sus pares. A causa de ello, no tienen la misma cercanía que antes con sus padres. Muchas veces, esta distancia dificulta a los mayores a la hora de descifrar qué les ocurre a sus hijos.

Finalmente, es necesario hacer una mención a los cambios emocionales que experimentan los jóvenes en esta etapa. A veces, las emociones encontradas aparecen a la misma vez y esto puede causar que se irriten fácilmente, por la incapacidad de gestionarlas.

De igual manera, muchas veces los jóvenes se pueden sentir inseguros por sus relaciones sociales o por su imagen personal. Aunque a los adultos no les resulte prioritario, esos aspectos de la vida del adolescente influyen directamente en su estado de ánimo. 

Los consejos para que los padres sepan sobrellevar la adolescencia

Como primera medida, es indispensable que los padres se conviertan en los mejores referentes de sus hijos. De esa manera, desarrollarán una relación de confianza que permitirá bajar las tensiones del ambiente y liberar a los jóvenes de los prejuicios adultos.

Además, es vital que se fomente el diálogo frecuente, para que los adolescentes sientan que su opinión importa y que siempre es posible llegar a un acuerdo de buena manera.

También, es imprescindible que los padres le manifiesten a su hijo que lo entienden y que lo apoyan, para que se sienta acompañado a la hora de tomar las decisiones más complejas. Por último, es fundamental que los padres le brinden espacios propios, a fin de evitar agobiarlo y de fomentar la rebeldía.

Educar bien en la adolescencia es posible

De acuerdo a todas estas claridades, a pesar de que la adolescencia es compleja, es posible hacerla llevadera. Pues, una buena relación familiar permite que el adolescente y sus padres trabajen en equipo para encontrar las mejores soluciones.