Tu hijo lleva toda la semana practicando un baile o una habilidad y tú misma has comprobado cómo de bien lo ejecuta. Sin embargo, el fin de semana, al ir a enseñárselo a sus abuelos y a sus tíos, se traba, se equivoca y da la impresión de no haber ensayado. ¿Has vivido alguna situación así? Esto es el resultado de la ansiedad por evaluación, un fenómeno que nos afecta a todos, pero puede perjudicar en mayor medida a los menores.
Este mal desempeño que se produce cuando actuamos bajo la atenta mirada de otros es fruto de la ansiedad y puede tener importantes repercusiones en la vida de los niños. Por ejemplo, podría entorpecer su capacidad para socializar o afectar a su rendimiento académico. Por ello, como madre, es fundamental que lo conozcas y ayudes a tu hijo a prevenir sus efectos. Te contamos cómo hacerlo.
¿Qué es la ansiedad por evaluación?
La ansiedad por evaluación es un estado de miedo, inquietud o nerviosismo que surge ante la posibilidad de ser juzgados por otros.
Tememos que los demás nos evalúen cuando tenemos que rendir un examen o realizar una presentación en público. Pero también puede surgir este temor al hablar con otras personas o al hacer cualquier actividad en la que sintamos que debemos demostrar nuestra valía. Paradójicamente, esta misma ansiedad nos bloquea y hace que nuestro desempeño sea mucho menor al esperado.
Aunque hay individuos más propensos que otros a sufrir ansiedad por evaluación, en realidad todos experimentamos este tipo de sensaciones en varios momentos de la vida. La diferencia es que los adultos tenemos una mayor capacidad para entender y manejar lo que sucede, mientras que los niños pueden sentirse verdaderamente bloqueados y culpables. Especialmente en determinados contextos de los que hablaremos a continuación.
Factores que influyen en la ansiedad por evaluación
La ansiedad por evaluación no se produce siempre con la misma facilidad o intensidad, sino que existen varios factores que marcan la diferencia. A continuación, te contamos cuáles.
Temperamento y características personales
El temperamento ansioso, preocupado o inhibido hace que la persona sea más vulnerable a la crítica y al fracaso; por ende, es más fácil que experimente temor a la evaluación. Estos niños son particularmente sensibles al rechazo y pueden mostrar reacciones más intensas ante la posibilidad de ser juzgados por otros.
Dificultad de la tarea
Se han realizado interesantes investigaciones al respecto y se ha llegado a la conclusión de que la ansiedad por evaluación depende en gran parte del tipo de tarea que se esté realizando. Para actividades sencillas y mecánicas, este componente de ansiedad puede no afectar o incluso resultar estimulante. Y es que un cierto grado de alerta ayuda a prestar atención e implicarse más y, por lo tanto, a cometer menos errores.
Por el contrario, en aquellas tareas que conllevan una mayor exigencia cognitiva y que son más complejas, la ansiedad resulta contraproducente. En estos casos, el rendimiento será peor y el temor resultará más limitante.
Pericia y experiencia
La habilidad del niño también juega un papel importante. Si el menor se enfrenta a una tarea que domina y que ha superado con éxito en múltiples ocasiones, el miedo a la evaluación será menor. En cambio, si se enfrenta a un reto novedoso o para el que no se siente especialmente hábil, sufrirá en mayor medida.
Evaluación y evaluadores
Por último, algunas características propias de la situación de evaluación también tienen un gran impacto. Por ejemplo, no genera la misma ansiedad un control parcial que un examen final. Y no despierta el mismo temor actuar torpemente ante una persona amable y de confianza que ante un juez externo y desconocido, con aspecto amenazante. En este último caso, la ansiedad por evaluación se dispara.
¿Cómo ayudar a tus hijos a manejar la ansiedad por evaluación?
Si has detectado que tus hijos suelen sufrir ansiedad por evaluación con frecuencia y que esta les limita en su día a día, estas son algunas pautas que puedes seguir para ayudarles:
- Explícales qué es la ansiedad por evaluación y por qué sucede. Esto les ayudará a comprender lo que sienten y a saber que es algo completamente natural y válido. Así se reducen el miedo y la culpa.
- Dótales de herramientas para gestionar la ansiedad. Sencillas técnicas de respiración o relajación pueden ser muy útiles. Al aplicarlas lograrán reducir la activación y podrán tomar control de nuevo sobre sus acciones.
- Trabaja su autoestima y su validación interna. Un niño que posee confianza en sí mismo es menos vulnerable al juicio y a la crítica provenientes del exterior. Gracias a ello, en situaciones de evaluación sentirá menos temor y podrá rendir mejor.
- Recalca la importancia de la práctica y la perseverancia. Acudir a una presentación oral habiéndola preparado bien resultará mucho menos atemorizante. Del mismo modo, cuanto más socialices, más mejorarán tus habilidades al respecto y obtendrás más confianza en ti mismo.
- Responde de forma amable y compasiva a la ejecución de tu hijo. Si le ayudas con los deberes o repasas con él la lección, no le grites, no lo castigues y no lo humilles; así solo lograrás aumentar su ansiedad y reducir su desempeño.
La ansiedad por evaluación puede requerir de ayuda profesional
Sentir temor a ser juzgado o evaluado es algo común y que se aprende a gestionar con el tiempo. No obstante, si un niño presenta este miedo en un grado limitante, es importante buscar ayuda profesional. De no recibir orientación y tratamiento, esto puede derivar en ansiedad social, fobia escolar o fracaso académico y causarle un gran perjuicio. Un psicólogo infantil puede ayudarle a comprender y a gestionar sus emociones si las anteriores pautas no son suficientes.
Bibliografía
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- Bertoglia Richards, L. (2008). La ansiedad y su relación con el aprendizaje. Psicoperspectivas. Individuo y Sociedad, 4(1), 13-18. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/26850504_La_ansiedad_y_su_relacion_con_el_aprendizaje
- Bausela Herreras, E. (2005). Ansiedad ante los exámenes: evaluación e intervención psicopedagógica. Educere, 9(31), 553-557.