Durante meses esperaste con ansias la llegada de tu bebé. Imaginaste la felicidad y la plenitud y los maravillosos momentos a su lado. Sin embargo, desde el nacimiento de tu hijo te sientes frustrada, abrumada y desconectada, lo cual te genera preocupación y culpa. Si este es tu caso y cada día te preguntas “¿por qué no disfruto de mi bebé?”, vamos a ayudarte a entender lo que te ocurre.
En primer lugar, es necesario que comprendas que no estas sola en tu sentir y que miles de madres descubren, tras la llegada de sus hijos, que sus realidades no son las que imaginaban.
En algunos casos esto es algo pasajero y sencillo de solucionar, pero en otros puede constituir un problema importante. Por eso, es necesario identificar el origen del malestar y actuar a tiempo, para poder conectar con tu pequeño y establecer un vínculo saludable.
“No disfruto de mi bebé”
A continuación, te contaremos algunas de las principales causas que pueden impedirte disfrutar de tu bebé. Ten en cuenta que en la mayoría de los casos no existe un origen único y que varios de estos factores confluyen para dar lugar a tus sentimientos agobiantes.
Depresión posparto
Este es uno de los aspectos más serios a considerar, ya que puede causar serias dificultades para conectar con el bebé.
Esta condición es más frecuente de lo que se piensa y la padece entre un 8 a un 25 % de las madres en el mundo.
Se caracteriza por profundos sentimientos de miedo, de irritabilidad y de tristeza, que se acompañan de llanto excesivo, aislamiento, culpa y alteraciones en el sueño o en el apetito.
Esta es una situación crítica para la puérpera, que requiere de un tratamiento profesional para preservar la salud y el bienestar del binomio madre-hijo.
Expectativas poco realistas
Fuera del plano patológico, las expectativas son las causas más frecuentes de dificultades en el disfrute de los hijos. Sobre todo, cuando se trata de las madres primerizas.
Quizás antes de tener a tu bebé idealizaste a la maternidad o no recibiste información clara al respecto. Y ahora, que has de enfrentar los llantos frecuentes, los constantes despertares y las enormes responsabilidades que suponen cuidar de una criatura puedes sentirte frustrada, abrumada y estafada.
Esto es algo mucho más común de lo que crees, solo que pocas madres se atreven a expresarlo por miedo a ser juzgadas. De esta forma, la imagen irreal de la maternidad se perpetúa de generación en generación.
Saturación por exceso de responsabilidades
Es innegable que cuidar a un bebé durante sus primeros meses o años es un trabajo a tiempo completo y que puede resultar extenuante. Especialmente, si la mujer también tiene que sacar adelante un hogar, un empleo y hacerlo todo sin ayuda.
Si te sientes estresada, abrumada e incapaz de cumplir con todas tus obligaciones, difícilmente logres disfrutar de tu hijo.
Preocupación constante
Las mujeres que tienen una personalidad tendente a la ansiedad suelen experimentar mayores dificultades para adaptarse a la maternidad y vivirla como una experiencia satisfactoria. Y esto es porque la preocupación invade cada segundo de sus vida.
Estas madres temen por el bienestar de su hijo, por su propio desempeño como madres y necesitan ejercer un férreo control sobre cada aspecto de la vida. Y la sobre exigencia las ubica en constante estado de alerta, que no les deja lugar para el disfrute.
Ansiedad por superar etapas
Por último, es posible que solo necesites tiempo para adaptarte a tu nueva situación. La identidad de una madre no surge de un día para otro, sino que es algo que se construye de manera progresiva. Además, implica una adaptación a varios niveles, algunos impensados antes de experimentarlos.
Si tu bebé tiene pocas semanas o meses quizás aún te encuentres en este proceso y todavía no hayas llegado a sintonizar completamente con tu nuevo rol. ¡Date tiempo!
¿Qué puedo hacer si no disfruto de mi bebé?
A la vista de los anteriores motivos, existen algunos pasos que puedes dar para revertir esta situación:
- Ajusta tus expectativas: lo normal es que los bebés lloren, que se despierten y que deseen estar constantemente en brazos. También es natural (y lógico) que te sientas agotada o sobrepasada e incluso, que por momentos no sepas cómo actuar. ¡Intenta rebajar la exigencia!
- Delega y pide ayuda cuando sea necesario, no tienes que poder con todo sola. Puedes compartir las tareas con tu pareja, acudir a tus familiares y amigos o contratar profesionales para que te ayuden. Esto no te hace menos valiosa ni peor madre. Ten presente que al disminuir tu carga podrás disfrutar más de tu hijo.
- Aprende a gestionar la ansiedad y el estrés: existen sencillas técnicas de relajación que pueden ayudarte si eres regular en su práctica. Además, el hecho de modificar algunos pensamientos y tratar de relativizar los problemas puede ser muy positivo. Soltar el control es difícil, pero todos cometemos errores y debemos permitir que esto suceda.
- Trabaja las emociones positivas, porque el bienestar no surge de la nada. Para construirlo, haz un esfuerzo por involucrarte en aquellas tareas y actividades que te hagan sentir bien: salir a caminar con tu bebé, apuntarte a algún curso para mamás o dedicar tiempo a jugar con tu pequeño. Adoptar el hábito de agradecer cada día también puede marcar la diferencia.
- Cuida de ti, ya que lo primero que tu bebé necesita es tenerte sana y feliz. Saca unos minutos al día para darte un baño, para disfrutar de tus aficiones o de tus amistades.
Priorizar tu autocuidado es una de las mejores decisiones para tomar durante la maternidad.
Si no disfruto de mi bebé, puedo pedir ayuda
Por último, recuerda que existen profesionales capacitados para enseñarte a transitar esta etapa de la mejor forma posible.
Los psicólogos perinatales están especializados para acompañar a mujeres en tu situación y pueden ayudarte a resolver algunas dificultades. Igualmente, formar parte de un grupo de apoyo para madres puede resultarte muy beneficioso.
En cualquier caso, toma acción a tiempo, pues tanto tú como tu bebé os merecéis disfrutar de este momento y sentar las bases del importante vínculo que se formará entre vosotros.
Bibliografía
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- Álvarez, A., Ponce, E. R., & Irigoyen, A. (2008). Frecuencia de depresión posparto en pacientes de dos clínicas de medicina familiar en México. Archivos en Medicina Familiar, 10(4), 133-136.
- Finlayson, K. et al. (2020). What matters to women in the postnatal period: a metasynthesis of qualitative studies. PLoS ONE, 15(4): e0231415.