Los niños y jóvenes de hoy en día son nativos digitales. Han llegado al mundo en una era tecnológica dominada por internet y las redes sociales. Por lo mismo, es inevitable que muchas de sus interacciones se desarrollen en este espacio virtual. Sin embargo, muchos padres están preocupados por cómo afectan las redes sociales a las habilidades comunicativas de sus hijos, puesoto que realmente su impacto es importante.
Para minimizar las consecuencias negativas del uso de las redes sociales es necesario conocer cómo influyen. Adoptar una actitud excesivamente rígida o cerrada hacia ellas será contraproducente ya que, inevitablemente, nuestros jóvenes deberán aprender a desenvolverse en ellas. No obstante, la guía de los adultos puede reducir el impacto en su capacidad para socializar.
¿Cómo afectan las redes sociales a las habilidades comunicativas de los menores?
La infancia y la adolescencia son etapas críticas en la adquisición y el desarrollo de las habilidades sociales. Los niños adquieren capacidades básicas como el habla y aprenden a guardar turnos o a hacer peticiones. Sin embargo, este aprendizaje continúa durante la adolescencia a niveles más complejos.
Los jóvenes comienzan a pasar mucho más tiempo con sus iguales y centran su atención en proyectar una imagen aceptada por los otros. Cada interacción les lleva a practicar y perfeccionar sus habilidades comunicativas. Así, captan sutilezas del lenguaje no verbal y aprenden a reaccionar ante las señales del otro.
Las redes sociales hacen que este intercambio sea mucho más limitado. La socialización se reduce generalmente al lenguaje escrito, por lo que se pierde la capacidad para percibir los gestos, expresiones o el tono de voz de la persona con quien se están comunicando. Este es el principal modo en que las redes sociales afectan a las habilidades comunicativas, dando lugar a diversas consecuencias.
Principales consecuencias del uso de las redes sociales en las habilidades comunicativas
- Las habilidades sociales han de ser practicadas de forma regular para manejarlas a un nivel óptimo. Como hemos comentado, las interacciones que se llevan a cabo en redes sociales son limitadas y privan a los jóvenes de experimentar con importantes elementos de la comunicación. Esto puede hacer que se vuelvan “socialmente más torpes” y que sus intercambios sociales en el mundo real sean menos satisfactorios y exitosos.
- Por otro lado, esta falta de práctica puede llevar a los jóvenes a percibir la comunicación con otros como algo atemorizante. El nivel de intensidad de una conversación cara a cara es mucho mayor que el de un mensaje escrito. Por lo mismo, la socialización puede resultarles abrumadora y generarles ansiedad. Es algo que podemos comprobar fácilmente al ver cómo los más jóvenes prefieren tener las conversaciones importantes a través de una pantalla, en lugar de hacerlo mirando al otro a los ojos.
- Además, las redes sociales proporcionan una cierta sensación de anonimato que puede llevar a los jóvenes a expresarse de un modo que nunca emplearían en la vida real. Esto puede conducir a conflictos y contribuir a incrementar el ciberbullying.
- Dada la preocupación de los adolescentes por la imagen que proyectan hacia los demás, las redes sociales pueden llevarles a compararse y tratar de retocar o “falsear” su imagen o su personalidad online. Una presión que genera ansiedad, depresión y otras dañinas condiciones.
Las redes sociales son un complemento
A pesar de lo anterior, el modo en que afectan las redes sociales a las habilidades comunicativas de los jóvenes no siempre es negativo. Los avances tecnológicos proporcionan un nuevo modo de relacionarse, pero para los jóvenes se trata de una extensión de su propia socialización.
En el mundo en línea desarrollan sus propios códigos de lenguaje y la tan necesaria interacción con el grupo de iguales se extiende a estos medios. Estos les permiten mantenerse en contacto y seguir desarrollando vínculos y relaciones significativas.
Por lo anterior, la tarea de los padres no consiste en restringir por completo las redes sociales de la vida de sus hijos. Consiste en orientarlos para que hagan un uso adecuado de las mismas. A este respecto, es importante que los tiempos en línea estén limitados y que exista una cierta supervisión paterna.
Pero, sobre todo, es imprescindible que el mundo virtual no sustituya al físico. Para ello, hemos de asegurarnos de que cuentan con espacios, propuestas y actividades libres de redes sociales, y momentos en los que la interacción sea física y completa. Las redes sociales pueden ser un complemento pero no un sustituto.
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Steiner-Adair, C., & Barker, T. H. (2013). The big disconnect: Protecting childhood and family relationships in the digital age. Harper Business. https://dl.acm.org/doi/book/10.5555/2564820
- Harman, J. P., Hansen, C. E., Cochran, M. E., & Lindsey, C. R. (2005). Liar, liar: Internet faking but not frequency of use affects social skills, self-esteem, social anxiety, and aggression. CyberPsychology & Behavior, 8(1), 1-6. https://www.liebertpub.com/doi/abs/10.1089/cpb.2005.8.1