5 cambios importantes entre los 10 y los 12 años

Entre los 10 y los 12 años, los niños pasan de la infancia a la pubertad. Es decir, se hacen mayores y comienzan su camino hacia la adolescencia, un camino complejo y lleno de cambios importantes, tanto a nivel cognitivo como físico, social y emocional.

¿Quieres saber cuáles son algunos de los cambios que tienen lugar a estas edades? Presta atención a lo que a continuación te contamos.

5 cambios importantes entre los 10 y los 12 años

1. Entre los 10 y los 12 años, los niños cambian su forma de relacionarse con sus iguales

Durante la infancia, los amigos son importantes para jugar y divertirse, pero a partir de los 10 años las relaciones con los iguales se vuelven mucho más complejas.

Entre los 10 y los 12 años, los niños suelen cambiar con frecuencia de amigos, pues necesitan crear un grupo en el que poder confiar, con el que poder identificarse y compartir ideas, gustos y aficiones. De hecho, a estas edades, el grupo de amigos se convierte en un referente y una fuente de apoyo imprescindible y la familia pasa a un segundo plano.

2. Reclaman independencia

A los 10 años, los niños, por lo general, son los suficientemente autónomos como para asumir sus responsabilidades y obligaciones relacionadas con el hogar y la escuela, aunque con cierta supervisión de los padres o profesores.

Sin embargo, a los 12 años, los chicos se sienten mayores y reclaman cada vez más independencia, es decir, quieren tomar sus propias decisiones y hacer las cosas por sí solos, sin sentirse controlados por los adultos.

3. Experimentan grandes cambios corporales

Sin duda, entre los 10 y los 12 años tiene lugar una de las épocas del desarrollo en la que más cambios físicos acontecen, puesto que el cuerpo de los pequeños se transforma de forma progresiva y pasan de ser niños y niñas y se convierten en hombres y mujeres.

En este sentido, algunos de los cambios más destacados que se dan a esta edad son los siguientes:

• Comienza el crecimiento del pecho.
• Se produce la primera menstruación, entorno a los 12 años.
• Aumenta el tamaño de los testículos y del pene.
• Se dan cambios en el timbre y en el tono de la voz.
• Aparece el vello púbico, facial y axilar.
• La piel se vuelve más grasa.
• Tienen lugar cambios bruscos de peso, tamaño y talla.
• Aumenta la sudoración y el olor corporal.

4. Construyen una identidad y personalidad propia

Otro cambio notable que ocurre entre los 10 y los 12 años es que los chicos intentan desarrollar una identidad y personalidad propia y buscan un estilo que los defina. Para ello, comienzan un proceso de exploración y experimentación, por lo que prueban varias opciones en función de sus gustos, aficiones, intereses, vivencias, pensamientos, etc.

Además, durante todo este proceso, hacen un ejercicio de reflexión interna y de revisión constante del autoconcepto y, por ende, de la autoestima.

5. Desarrollan la capacidad moral

Hasta los 10 años, la mayoría de los niños no se plantean el porqué de sus actos y, en general, cumplen las reglas impuestas por los adultos porque tienen asumido que deben obedecerlos.

Sin embargo, esto cambia llegados los 12 años, cuando los chicos aprenden a reflexionar, discutir y negociar las normas con los demás, de manera que las cumplen porque hay que respetar el acuerdo al que se ha llegado y no porque lo dicta la “autoridad”.

Además, en esta época desarrollan la capacidad para valorar lo bueno o malo de sus comportamientos y tienen en cuenta las consecuencias de los mismos.

“La madre naturaleza es providencial. Nos da doce años para desarrollar nuestro amor por nuestros hijos antes de que sean adolescentes”.

-William Galvin-

En lo que al desarrollo de los niños entre los 10 y los 12 años se refiere…

En definitiva, los chicos y las chicas entre los 10 y los 12 años cambian mucho, especialmente, física y psicológicamente. Todos estos cambios no son fáciles de asumir, por lo que se trata de una época del desarrollo extremadamente complicada.

Además, esto puede marcar significativamente también a las madres y a los padres, quienes, de pronto, deben aceptar que ya no tienen a un niño en casa, sino a un pequeño adulto dispuesto a construir su propia vida.