Cada vez son más los niños de entre 10 y 15 años que tienen móvil. Los padres no debemos olvidar que el teléfono móvil no es un juguete para niños. Hoy en día, este dispositivo se ha convertido en una “necesidad”, no solo para los adultos, sino también para los más pequeños.
Cada vez los niños piden móvil a edades más tempranas, y lo peor es que los padres aceptan en regalárselo como si de un juguete más se tratara. Hay que tener mucho cuidado porque, aunque parezca que puede ser un buen recurso para el entretenimiento de los niños, no hay que olvidar que no es un juguete de niños.
¿Qué peligros encierra el uso del móvil en los pequeños? ¿Por qué no puede ser sustituto de los juegos tradicionales? Si quieres saber más, sigue leyendo.
El teléfono móvil no es un juguete para niños, pero ellos no lo saben
Cualquier cosa que los ayude a entretenerse los niños la consideran un juguete, pero el móvil no lo es, aunque ellos no lo sepan.
“Un juguete es un objeto con el que los niños juegan y desarrollan determinadas capacidades”.
-Real Academia Española-
Según esta definición, cualquier objeto con el que los pequeños se entretengan puede ser un juguete, pero esto, en la práctica, no es así. Los juguetes son aquellos que fueron diseñados para cumplir la función de divertir y entretener a los niños.
Un smartphone no fue diseñado con este interés de entretener a los más pequeños, aunque a veces los padres le demos este uso. Un niño no tiene la suficiente madurez psicológica para entender cómo funciona un teléfono ni tampoco los peligros a los que se arriesgan al “jugar” con él.
Los peligros que implica su uso del teléfono móvil
Son muchos los peligros que implica el uso del móvil; este se ha convertido en una herramienta para los niños que hacen bullying o para los acosadores infantiles. Las redes sociales, aplicaciones de adultos, las de mensajería, etc., son un peligro para los pequeños.
A veces, los padres usan el control parental para limitar su uso, pero los peligros no desaparecen del todo. Algunos problemas derivados de su uso en edades tempranas pueden ser
- Problemas de memoria.
- Retrasos en el aprendizaje.
- Problemas de atención.
- Falta de autocontrol.
- Impulsividad.
- Problemas de comportamiento.
- Adicción a la tecnología.
- Factor de riesgo para el abuso de sustancias en la adolescencia.
- Aumenta el riesgo de padecer obesidad.
- Problemas de sueño.
- Alteraciones en la visión.
El teléfono móvil no puede ni debe sustituir a los juegos tradicionales
El teléfono móvil no puede sustituir al juego tradicional, a jugar con coches, muñecas, pelotas, bloques de construcción o cualquier otro juguete que les ayude a desarrollar su imaginación y fomentar su aprendizaje. Los más pequeños necesitan jugar a juegos de roles, de imitación, con otros niños, con sus padres o con su mascota.
Con esto no queremos decir que no puedan tocar el móvil de forma ocasional, pero, si lo hacen, que sea bajo la supervisión de los padres y estableciendo un control parental para disminuir los riesgos que su uso conlleva.
Otra de las cosas que los padres deben hacer es limitar el tiempo de uso de las pantallas y tener aplicaciones educativas que fomenten el aprendizaje y el desarrollo de distintas habilidades.
¿Son necesarios los móviles para los niños?
Cada vez son más los niños que llegan a casa diciendo a sus padres que quieren un móvil y, cuando les preguntan para qué, sus contestaciones suelen ser del tipo: “mi amiga tiene uno y yo quiero otro”; “porque sí”; “para hablar con mis amigos”, entre otras.
Al final, acaba convirtiéndose en un círculo vicioso entre los niños. Además, muchos padres, seguramente, se hayan preguntado si los niños lo suficientemente maduros y responsables para utilizar el móvil de forma adecuada. Según nuestro punto de vista, la respuesta es que no.
¿Para qué necesita un niño un teléfono con 7 años? Puede recibir mensajes o llamadas que los padres no puedan controlar, pues no están 24 horas supervisando su uso. El control lo debería tener el pequeño, pero no tiene esa capacidad de autocontrol con esas edades.
¿Qué pueden hacer los padres si su hijo les pide un móvil?
Cuando los niños piden un teléfono, hay que explicarles que el móvil no es un juguete para niños y ponerles un ejemplo: aunque el vecino tenga un mejor coche, no quiere decir que sea mejor persona que nosotros; de la misma forma, porque un amigo suyo tenga un móvil, no lo hace mejor que él.
Las modas, muchas veces, no tienen por qué ser buenas y, además, llevan a cometer errores. Por está razón, hay que limitar su uso y evitar que los niños lo utilicen por capricho.
Hay padres que compran un móvil a sus hijos porque tienen alguna enfermedad o por si tiene alguna urgencia, pero también los hay que enseñan a sus pequeños que no necesitan un teléfono para vivir y que este llegará cuando tenga que llegar.
Cada padre tiene el derecho a decidir cómo educar a sus hijos y qué regalarles o no, pero es importante estar informados acerca de los riesgos que entraña su uso.
El teléfono móvil no es un juguete para niños…
En muchas ocasiones, los padres utilizan el móvil como una herramienta para afrontar las rabietas de los niños, pero hay que tener en cuenta que esto solo logra calmarlos momentáneamente, porque el teléfono móvil no es un juguete para niños.
Está claro que la decisión sobre si regalar o no un móvil es de cada padre, pero es recomendable esperar a que los niños sean lo suficientemente mayores y responsables como para hacer un uso adecuado de este.
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Mera Barros, M. E. (2018). EL abuso de los Gadgets tecnológicos y su influencia en la miopía de los niños de 6 a 10 años, cantón Puebloviejo, Provincia Los Ríos primer semestre 2018 (Bachelor's thesis, BABAHOYO, UTB 2018).
- Rodríguez, I. (2006). Infancia y nuevas tecnologías: un análisis del discurso sobre la sociedad de la información y los niños. Política y Sociedad, 43(1), 139-157.