En muchas ocasiones, los niños y adolescentes se comportan de una forma que no es la adecuada, cuando son más pequeños, porque no entienden qué tiene de malo lo que están haciendo y cuando son adolescentes, por llamar la atención o sembrar el caos. Estos comportamientos necesitan ser cambiados y, para ello, la técnica del contrato de contingencias es bastante eficaz.
Esta técnica también puede ser utilizada en una clase en la que reine el caos, no haya motivación por parte de los alumnos y las instrucciones de la maestra no sean respetadas.
¿Tienes dificultades para cambiar algunas conductas inadecuadas de tus hijos? La técnica del contrato de contingencias puede serte de utilidad porque, para modificar conductas, necesitamos intervenir en ellas. Si quieres saber más sobre esta herramienta, te invito a seguir leyendo.
¿Qué es la técnica del contrato de contingencias?
Esta técnica consiste en elaborar un acuerdo o contrato entre varias partes; puede ser entre uno o varios tutores (padres, profesores, etc.), y la persona tutorizada. En este acuerdo se reflejan cuáles son las conductas deseadas que se esperan de ellos y, si son cumplidas, esto les proporcionará un refuerzo positivo.
Esta técnica entraría dentro de las técnicas de modificación de conducta derivadas del condicionamiento clásico e instrumental. Con ella, lo que se busca es cambiar las conductas inadecuadas de los niños y adolescentes a través del refuerzo positivo.
¿En qué consiste el refuerzo positivo?
En el condicionamiento operante, es clave el reforzamiento positivo. Este consiste en dar un estímulo positivo tras una conducta o comportamiento que queremos establecer. El reforzador tiene que ser algo que a la persona le guste y le resulte agradable. Puede ser algo físico, como un helado, una comida favorita, un juguete, o algo emocional, como un halago o palabras motivadoras.
Antes de dar un refuerzo positivo, hay que saber con antelación qué reforzadores son los que mejor van con cada persona, y esto, evidentemente, entra en los gustos de cada uno. No es lo mismo lo que motivaría a un adolescente (una salida con los amigos al cine, dormir una noche en casa de un amigo) que a un niño (un juguete, jugar con los padres, etc.).
Por eso, el reforzador tiene que ser personalizado a cada uno según sus necesidades y gustos. El reforzador hay que aplicarlo de manera adecuada, si no, no funcionará. Por lo tanto, habrá que aplicarlo de forma inmediata y consecutiva a la conducta. Si no se hace de esta manera, no surtirá efecto.
¿Cómo realizar el contrato de contingencias?
El contrato tiene que quedar por escrito y debe estar firmado por las dos partes. Es importante que este contrato sea acordado por los implicados, para que sea algo justo y no se haga de forma obligada.
¿Qué reglas básicas hay que tener en cuenta para llevar a cabo el contrato?
- Las conductas que queremos conseguir tienen que quedar de forma clara y simple, para que sean comprendidas por los niños y los adolescentes. Por ejemplo: “hacer los deberes”; “hacer la cama”; “llevar la ropa sucia al cesto”. Hay que evitar escribir cosas como “portarse bien”.
- Las conductas tienen que estar estructuradas paso a paso, para que sea fácil de entender para los niños y adolescentes. Por ejemplo: “Estudiar para el examen de Lengua de la próxima semana” en lugar de “aprobar todo el curso”.
- Las consecuencias tienen que quedar claras y hay que enfocarse en el refuerzo positivo que obtendrán si realizan las conductas dispuestas en el contrato.
- Los refuerzos positivos tienen que ser situaciones u objetos agradables para los chicos y hay que aportarles variedad y ser consecuentes, dependiendo de lo que se haya logrado conseguir de la conducta que buscamos. Es decir, si se dan grandes pasos, los refuerzos serán mayores que si los pasos son pequeños.
- Es importante ser constantes y que haya un compromiso cuando se lleven a cabo los reforzamientos. Si la conducta se cumple, habrá refuerzo y, si no, no tiene que haber reforzamiento. Esto es esencial para que la técnica sea efectiva.
- Es fundamental que los chicos vean que el contrato es algo serio que se respeta, porque, si no, los niños lo verán como algo injusto y no se lo tomarán en serio.
En lo que a la técnica del contrato de contingencias se refiere…
La técnica del contrato de contingencias puede aplicarse en muchos contextos: en el hogar, en centros educativos, en academias… Si se maneja y se aplica de forma adecuada esta técnica, aumentará la comprensión entre ambas partes del contrato y, además, aumentará la motivación de los chicos para el cambio de sus conductas.
En definitiva, los pequeños se harán responsables de sus actos y estarán más orgullosos y seguros de sí mismos cuando consigan los refuerzos por haber realizado la conducta estipulada en el contrato.
Si tu hijo tiene algunos problemas de conducta, puedes emplear esta técnica, pero, si no funciona, deberías acudir a un profesional para que te oriente de manera personalizada.