Aunque cueste creer, el apetito en los niños es innato. Sin embargo, el ambiente y la disponibilidad de comida alteran su capacidad para detectarlo. Por eso, ante la alta prevalencia de patologías como la obesidad, la diabetes, el hígado graso no alcohólico, entre otras, es necesario saber cómo funciona la regulación del apetito en niños.
De esta manera, los pequeños podrán atender a esas señales y comer lo suficiente para que el cuerpo funcione correctamente. ¿Quieres saber más al respecto? ¡Sigue leyendo!
¿Qué es el apetito?
En primer lugar, el apetito puede definirse de 2 maneras distintas según la Real Academia Española de la Lengua y según la Biología. Por un lado, es el impulso instintivo para satisfacer las necesidades energéticas del cuerpo. Por lo tanto, podría decirse que son las ganas de comer.
Por otro lado, es el conjunto de procesos fisiológicos, psicológicos y ambientales que determinan nuestro patrón alimentario. En resumen, qué, cuánto y cómo comemos.
Además, está regulado por la interacción de mecanismos homeostáticos y hedónicos. Los primeros se estimulan ante la falta de energía y los segundos ante la presencia de alimentos.
Teniendo en cuenta ambos, se deduce que, dada la gran cantidad de comida a la que tenemos acceso, estimula la segunda vía. Esto supone que se activen las áreas del cerebro relacionadas con el placer y la recompensa.
Como consecuencia, los niños tienden a comer sin hambre y con base en los efectos placenteros que generan los dulces y productos como la bollería. A continuación, hablamos sobre los factores más importantes que determinan el apetito.
Factores implicados en la regulación del apetito en niños
¿Y si son los genes?
Respecto al hambre, las respuestas de saciedad y placer por la comida dependen en un 60-80 % de los genes, tal como se ha visto en estudios realizados en gemelos. Con base en dicha afirmación, el apetito es innato, tal como indica su definición. Hay que recordar que es la situación contraria al peso, cuyo papel de la genética es del 10-20 %.
Hormonas reguladoras del apetito
Se trata de un proceso muy complejo, ya que se secretan en función del grado de hambre y los estímulos recibidos, tanto internos como externos. Justo antes de comer, los sentidos de la vista y el olfato, así como la saliva, avisan al cerebro y al estómago de que necesitamos energía.
Por un lado, disponemos de hormonas encargadas de estimular el hambre, como la grelina, entre otras, que descienden a medida que vamos ingiriendo comida. También se sabe que los niños que padecen obesidad presentan niveles más altos.
Lo mismo ocurre con la leptina, ya que es proporcional a la cantidad de grasa corporal. Sin embargo, esta última inhibe el hambre, por lo que conlleva cierta resistencia a su efecto por falta de receptores.
Por otro lado, intervienen las hormonas saciantes, como el GLP-1, el neuropéptido YY, etc. Entre ellas destaca la insulina, cuyos valores aumentan al consumir alimentos ricos en hidratos de carbono. Además, ante la hipoglucemia, la respuesta es escoger alimentos ricos en energía.
Incluso el consumo constante de alimentos palatables (ricos en grasas y azúcares) bloquean el núcleo de saciedad y logran que se incremente la duración y la cantidad de la ingesta por aumento de los niveles de serotonina y dopamina. Son los que generan placer.
Influencia del entorno en la regulación del apetito en niños
A partir del siglo XX, ha cobrado mayor importancia a causa de la gran diversidad de comida a la que tenemos acceso y debido a la publicidad. También hay que sumarle la facilidad para adquirir comida a golpe de clic por internet. Por eso, es posible que a tus niños les cueste controlarse y vayan pidiéndote comida a lo largo del día a causa del bombardeo constante de esta en cualquier lugar.
En cuanto a la publicidad, el hecho de que se incentiven los productos insanos a precio bajo y regalos que atraigan a los pequeños juega en contra de la regulación del apetito. Incluso, cabe mencionar la influencia de las costumbres familiares, culturales y sociales.
Y en los restaurantes o industria no se han quedado atrás, puesto que han aumentado el tamaño de las raciones y paquetes. Sin darnos cuenta, comemos más.
¿Cómo recuperar la regulación del apetito en niños?
A raíz de esta pérdida en la sensación del hambre y el aumento del sobrepeso y otras enfermedades metabólicas, se han llevado a cabo distintas políticas enfocadas a mejorar la alimentación de los más pequeños. ¿Cómo? A través de:
- Programas de actividades impartidos por dietista-nutricionistas y otros profesionales de la salud. Están basados en ejercicios teórico-prácticos.
- Retirando las máquinas de vending de los colegios o modificando la oferta para que sea más sana.
- Implantando medidas en los menús escolares para que sean equilibrados y cumplan con los requisitos de consumo por grupos de alimentos.
- Limitando la publicidad en franjas horarias según la edad.
- Tasando los productos superfluos (galletas, bollería, refrescos, zumos…).
Por último, como padres, podéis enseñarles que algunos productos son de consumo ocasional y que no tendrán acceso siempre, y a prestar atención a las señales del cuerpo ante el hambre y parando al sentirse llenos.
Bibliografía
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- The Impact of Gut Hormones on the Neural Circuit of Appetite and Satiety: A Systematic Review. Neurosci Biobehav Rev, 80: 457-75.
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- Appetite Self-Regulation: Environmental and Policy Influences on Eating Behaviors. Obesity (Silver Spring), 25(suppl 1): 26-38.
- Biological Control of Appetite: A Daunting Complexity, Obesity (Silver Spring), 25(suppl 1): 8-16.