No sirve de nada sermonear a tus hijos para educarles

Aunque puede parecer una buena idea para transmitir lecciones, la verdad es que los sermones son una mala herramienta que se aleja de la crianza positiva.

No sirve de nada sermonear a tus hijos para educarles

La manera en la que corregimos y damos enseñanzas a los niños habla mucho de la forma en la que conectamos con ellos. Por lo que hoy te explicaremos por qué no sirve de nada sermonear a tus hijos para educarles y qué puedes hacer para mejorar su comportamiento sin caer en discursos que no llevan a ningún lugar.

Gracias a todos los beneficios emocionales que trae a su paso la crianza positiva, se ha demostrado que a través del diálogo basado en el amor y el respeto se pueden lograr muchos cambios en beneficio de los pequeños. Y es que, por lo general, detrás de los sermones se esconden actitudes violentas o moralistas que no les permiten avanzar.

¿Qué significa sermonear a los hijos?

Esta palabra encierra en su connotación dos interpretaciones muy dicientes. Por un lado, se trata de dar un discurso de contenido moral y por el otro dar un sermón a otra persona con el fin de corregir o reprender. Este regaño está muy influenciado por la superioridad que brinda la experiencia, pero no es una buena herramienta para educar.

Cuando se regaña a los hijos a través de largos sermones, no se les está brindando el espacio para la reflexión y la crítica. Lo que impide que aprendan sus lecciones.

Y aunque es verdad que un mal comportamiento puede corregirse mediante los consejos de los papás, en la forma en la que se brindan esas enseñanzas radica su entendimiento. Por lo que, en vez de sermonear durante minutos, es necesario hablar menos y escuchar más a los hijos para que sean conscientes de sus errores.

5 razones por las que no deberías sermonear a tus hijos

La crianza y educación que se le brinda a los hijos es crucial. Debido a que mientras unas conductas refuerzan la autoestima y el diálogo para resolver los conflictos, otras fomentan la violencia verbal e incluso física. Saber acompañar a los niños con amor y autoridad es necesario para entablar conversaciones necesarias y aprender límites y lecciones de vida.

Estos son algunos motivos por los que no deberías sermonear a tus hijos:

1. Impide que los niños se expresen

Una de las lecciones más valiosas que nos brinda la crianza positiva es que el diálogo, el respeto y el amor son necesarios para que los niños aprendan a manejar sus emociones.

Por esa razón, brindar la confianza de hablar de cualquier tema y que los hijos puedan expresar sus pensamientos libremente es clave para que reconozcan y corrijan sus errores.

A la hora de corregir y educar a los pequeños es mejor dar lecciones cortas, pero concretas. Intentar escuchar más y ayudar a los niños a ser conscientes de su comportamiento.

Cuando se emplean sermones para intentar inculcar enseñanzas, solo estás impidiendo que tu hijo aborde sus problemas de manera inteligente. Así que, en vez de contar una historia del pasado, enséñale mediante el ejemplo ser una mejor persona.

2. Los niños se aburren y pierden la atención

Cuando los padres somos los que hablamos todo el tiempo creyendo que los pequeños están prestando atención, lo más probable es que estén pensando en otra cosa o sintiendo frustración o enojo por la situación.

En vez de hacer girar el problema alrededor de los adultos, ten una conversación con tu hijo y pregúntale cómo se está sintiendo y qué lo hizo actuar de determinada manera. Mediante el diálogo y el respeto se logran grandes cambios en la conducta.

 3. Refuerza la superioridad moral de los padres

Es necesario prestar atención a la forma en la que se dicen las cosas. Ya que, a pesar de que muchos papás no sermonean a sus hijos para molestarlos, sino para inculcarles una valiosa lección, si se dicen las enseñanzas de una mala manera el mensaje no llegará a su receptor.

No hace falta generar complejos de inferioridad para predicar una lección. Por el contrario, hablar a los hijos con cariño y respeto es mostrarse conscientes y abiertos al diálogo. Lo que les da a los pequeños la confianza suficiente para hablar con sinceridad.

4. No les permite a los hijos aprender

Es necesario recordar que cuando los niños no controlan sus emociones es porque piensan que están en lo correcto. Pues aún no son conscientes de las reglas que deben seguirse en sociedad para garantizar el respeto mutuo.

Los sermones no les permiten a los hijos reflexionar sobre sus errores. Ni mucho menos les brindan las herramientas emocionales que requieren para resolverlos. Por esa razón, fomentar la autocrítica, el diálogo y la empatía se hace muy necesario.

5. Nos aleja de los hijos

A este punto está claro que sermonear a los hijos trae más desventajas que beneficios. Sin embargo, cuando se utiliza este diálogo moralista de manera malintencionada para hacer sentir mal a los niños, lo único que se genera es que se vayan alejando de los papás. Hablar desde el corazón es necesario para resolver actitudes erróneas.

Sermonear a tus hijos no hace parte de una crianza positiva

Los sermones siembran desconfianza en los hijos y los alejan poco a poco de sus padres. Más aún durante la adolescencia, que es una etapa en donde deberían contar con el total apoyo de la familia. Además, es una técnica de comunicación poco efectiva. Pues de nada sirve dar un discurso desde el autoritarismo y la preponderancia que no invita al diálogo o la reflexión.

Así que, si eres consciente de los beneficios de la crianza positiva para educar a los niños en el manejo de la inteligencia emocional, haz que tus enseñanzas sean cortas y directas. Deja de dar discursos y mejor escucha lo que tus hijos tienen por decir.

Bibliografía

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