No importa la edad que se tenga. Cuando un niño se siente excluido es una sensación horrible que le marcará durante mucho tiempo, si los adultos no saben cómo actuar a tiempo. En las escuelas de preescolar los niños de 3 a 6 años empiezan a tener comportamientos de intimidación.
Por eso es necesario que los adultos entiendan este comportamiento para saber cómo actuar frente a él. ¿Es un comportamiento normal de la primera infancia o se debería hacer algo al respecto?
Cuando un niño excluye a otro en un juego es algo muy común en los niños de 3 a 6 años. Incluso puede ser una respuesta normal a los problemas sociales en los cuales los pequeños se encuentran. Pero es papel del adulto enseñar las habilidades sociales necesarias para que puedan tener un buen comportamiento tanto consigo mismo como con los demás.
¿Por qué los niños de 3 a 6 años excluyen a otros?
Los niños a estas edades pueden excluir a otros por muchos motivos, sin embargo existen algunas situaciones comunes que se ven en los patios de las escuelas infantiles. También en los parques de juegos y en general, en cualquier lugar donde hayan niños interactuando. Algunos motivos por los que los niños excluyen son los siguientes:
- Se sienten amenazados o piensan que ellos mismos podrían ser excluidos.
- Para que el juego no se distorsione con la llegada de otro niño.
- Porque desean proteger el círculo amistoso de posibles “intrusos”.
- Por la necesidad de tener el control del juego y ser los líderes que toman las decisiones e imponen las reglas.
- Para que otros no incumplan “sus normas sociales” en el juego.
Cómo reaccionan los padres ante este hecho
Son muchos los padres que piensan que esto pueden ser cosas de la edad y que ya se pasará. Pero la realidad es que los adultos deben guiar a los niños para que sepan cuáles son los comportamientos adecuados y cuáles los inadecuados.
Los adultos, cuando distraen al niño que está sufriendo la exclusión y le ayudan a buscar otros compañeros de juego, solo muestran al excluidor que su comportamiento es tolerado. No obstante, así ninguna de las dos partes podrá aprender una forma adecuada de manejar este tipo de situación.
Hay una escuela con una regla que dice así: “No se puede decir que no se puede jugar”. Es una regla en las aulas para que no haya exclusión, pero los niños se las ingenian para saltarse las normas sin que los adultos se den cuenta. Ello estaría agravando la situación al dar importancia al tema y dando a entender que hay excluidores y excluidos.
Los mayores piensan que los niños aprenderán por sí solos a manejar estas situaciones. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los niños en edad preescolar necesitan orientaciones para poder practicar de forma correcta las habilidades sociales. Sin ayuda, es difícil que los pequeños aprendan a resolver los conflictos de forma satisfactoria.
Cómo deben responder los adultos
La respuesta adecuada dependerá de la razón que subyace a la conducta excluyente. Es importante interrogar al excluidor por qué no quiere jugar con un determinado niño, de forma tal que no prejuzgue y suponga una acción punitiva. Se pueden decir cosas como: “Parece que no quieres jugar con “M”, tengo curiosidad por saber por qué no podéis jugar juntos. Si me cuentas qué ocurre puedo ayudar para asegurarnos de que esto no suceda más”.
Cuando los motivos están claros es necesario entonces encontrar una solución que equilibre las necesidades del excluidor y del niño que sufre la exclusión.
Igualmente es necesario que los adultos guíen de forma satisfactoria a los niños y les enseñen habilidades sociales que les ayuden a sentir empatía hacia los demás. Y sobre todo que empiecen a expresar sus emociones con asertividad.
El niño que está siendo excluido necesitará habilidades sociales para aprender a relacionarse con los otros. Y en especial, para que pueda tener éxito en la relación con sus compañeros.
No importa la situación en la que se encuentren los niños. El adulto nunca deberá mirar hacia otra parte si hay un momento donde un niño excluye a otro: siempre necesitarán la guía y la orientación adecuadas para poder actuar correctamente.
Bibliografía
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- De Miguel, P. (2014). Enseñanza de habilidades de interacción social en niños con riesgo de exclusión. Revista de psicología clínica con niños y adolescentes, 1(1), 17-26. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4696236
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