Criar a un hijo no es tarea sencilla. Aunque los demás quieran convencerte de lo contrario, hay ciertas aptitudes que trabajar cuando se ingresa al “mundo de los padres”. En este artículo, te contaremos más sobre la paciencia, una virtud que todos los padres deberían tener.
La paciencia se cultiva y se cosecha
No todos nacemos con la paciencia como principal virtud… o bien pensamos que somos seres pacientes hasta que nacen nuestros hijos. La vida paternal es completamente diferente a la anterior, y es por eso que debemos desarrollar nuevos hábitos y formas de ver el mundo.
Desde el primer momento en el que el bebé llega a casa, tenemos que acostumbrarnos a sus tiempos y sus requerimientos. Ya no es lo que nosotros queremos, sino lo que él o ella desea. Hacer ese cambio necesario puede llevar algo de tiempo.
No perder el control, relajarse y mantener la calma son consejos vitales en este proceso. Y no solo eso, sino que cuando empezamos a acostumbrarnos al bebé, este crece y comienza a caminar; con ello, llegan sus primeras travesuras y tu necesidad de volverte aún más paciente.
Un dicho muy cierto es el que nos indica que las prisas y los niños no son compatibles. Ellos miran el mundo de otra manera, se enfocan en cosas que nosotros damos por sentado y repiten canciones, movimientos y palabras infinidad de veces.
También se ríen las doscientas veces que les hacemos una monería, se asombran las cien veces que les mostramos un juguete saliendo de una caja o les encanta oír una y otra vez el mismo tema en la radio. Para eso, la paciencia de los padres también es necesaria.
Ser pacientes no quiere decir meditar o convertirse en un monje budista, sino ponerse en el lugar del otro y comprender que un niño hará las cosas de manera totalmente diferente a la de un adulto. Se debe entender que los nervios no ayudan, sino que tienen efectos negativos en la crianza.
Cómo desarrollar la paciencia al ser padres
Con mucha frecuencia —más de lo esperable— los padres descargan sus frustraciones, sus problemas y el estrés en los hijos. No se dan cuenta de que la falta de paciencia genera niños intranquilos, que gritan por todo o que no se llevan bien con los demás. Presta mucha atención a estas claves para cultivar la paciencia una vez que te conviertes en padre:
1. Aléjete un poco
Si te quedas en casa cuidando a los niños está muy bien, pero de vez en cuando necesitas tiempo para ti. Eso quiere decir salir con amigas, ir al salón de belleza o tomarte una tarde para disfrutar de un café sin que nadie te hable.
Preocuparse por una misma no es una actitud de persona egoísta, sino de buena madre. Regresarás renovada y calmada para continuar con tus tareas.
2. No conviertas todo en un drama
Si llegan tarde porque el niño se quedó admirando una mariposa o una hormiga en el camino, pide disculpas y sigue con tu vida. O la próxima vez sal de casa media hora antes.
No le exijas a tu hijo que aprenda a la primera porque no lo hará solo porque tú se lo pides. No lo recuerdas, pero también has sido pequeño y tuviste que practicar varias veces antes de conseguir algo que ahora te parece simple.
“Los niños miran el mundo de otra manera, se enfocan en cosas que nosotros damos por sentado y repiten canciones, movimientos y palabras infinidad de veces”
3. Piensa como niño
Otra excelente manera de fomentar la paciencia es poniéndote en sus zapatos. No viene mal volver a la niñez y prestar atención a aquello que ahora pasamos por alto. Una flor, una hoja que cae de un árbol, todo tiene su magia y merece la pena disfrutarlo.
Jugar en el césped, mojarse con la lluvia o acampar bajo las estrellas son actividades que también podrían ser muy eficaces para desarrollar la paciencia y desconectar un poco de la rutina acelerada que solemos llevar.
4. Usa tonos calmados
Los gritos y la paciencia no se llevan para nada bien; son incompatibles en toda regla. Por lo tanto, comienza a hablar con una voz más apaciguada, en un tono menos imperativo. Hazlo no solo cuando estés con tus hijos, sino en cualquier otra situación. Verás cómo las cosas te salen mejor.
Ser padres no es tarea sencilla, eso seguro ya lo sabes; se trata de un aprendizaje constante. Sí, porque no solo los niños aprenden algo nuevo todos los días. Por eso, haz todo lo posible por desarrollar la paciencia a medida que aparecen los desafíos. ¡Y serás un excelente ejemplo para tus hijos!
Bibliografía
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- Bettelheim, B. (1997). No hay padres perfectos. Grijalbo Mondadori.
- Isaacs, D. (2003). La educación de las virtudes humanas y su evaluación (No. 370.034 Is14e Ej. 1 022524). EUNSA.
- Snel, E. (2013). Tranquilos y atentos como una rana: la meditación para los niños con sus padres. Editorial Kairós.