La disfemia o dificultad del habla se puede mejorar con ejercicios para superar la tartamudez. Cuanto antes ayudes a tu hijo a realizar estas pruebas más rápido logrará controlarla. No obstante, antes debes averiguar cuándo tartamudea, en qué situaciones y con quiénes. De esta forma podrás saber cuál es la causa y acudir a un especialista.
Cómo saber si mi hijo es tartamudo
Para determinar si tu hijo sufre de tartamudez debes prestar atención a la frecuencia con la que tiene dificultad para hablar así como dónde lo hace. Conviene averiguar si alguno de los padres u otro familiar tuvo este problema durante la niñez, ya que en numerosas situaciones existe una predisposición genética a la tartamudez.
“Se considera la tartamudez como un proceso cronificante, con periodos de remisión parcial y exacerbaciones que se presentan frecuentemente cuando existe una especial presión para hablar”
-Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP)-
Es importante también que prestes atención a la duración del cuadro, como explican desde SEPEAP: “El 80% de niños con disfluencias remiten en aproximadamente 12 meses. Si el periodo se alarga durante más de 6 meses, es importante que sea observado por un especialista”.
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Atención a la edad de tu hijo
Por otra parte, debes tener en cuenta la edad del niño. Este es un punto fundamental para establecer el por qué de la dificultad. Existe una tartamudez evolutiva que surge durante los 3 o 4 años de edad. Es el periodo donde el niño tiende a repetir las palabras, en ocasiones se atasca y no sabe cómo continuar.
Sin embargo, si tu hijo ya tiene más de 5 años y continúa con esta tartamudez más acentuada, es el momento de buscar ayuda. Lo ideal es acudir a un psicopedagogo o pedagogo.
Es importante que escuches con atención a tu hijo y no le presiones. Nunca reacciones de forma negativa cuando tenga dificultad, puedes corregirlo sin enfadarte y elogiarlo cuando muestre fluidez. Cuando esté delante de otras personas no le exijas que hable de cierta forma, pues esto lo avergonzará y le dificultará corregir el problema. Háblale de forma relajada y, cuando tartamudee, espera con paciencia que complete la frase.
Los mejores ejercicios para superar la tartamudez
Si tu hijo es tartamudo puedes ayudarle con los siguientes ejercicios. Para obtener los mejores resultados se deben poner en práctica con constancia. Ten en cuenta que para el niño no será tarea sencilla, por lo que necesitas una actitud positiva y paciencia. Por supuesto, lo ideal es que estas prácticas se completen con la ayuda y control del especialista.
1. Utiliza grabaciones
Graba al niño cuando hable despacio y también cuando lo haga deprisa para que note la diferencia. Además, invítalo a cantar y hazlo con él. En este momento también debes grabarle para que pueda ver que cuando canta no tartamudea. Explícale que esto sucede porque al cantar gestiona mejor la cantidad de aire que expulsa.
2. Respiración diafragmática
El niño entenderá que debe trabajar la respiración como lo hace al cantar. Ayúdalo a realizar ejercicios de respiración diafragmática. Muéstrale cómo hacer una respiración profunda de modo que el aire se expanda al diafragma o a la tripa. Antes de hablar debe hacer dos respiraciones profundas como si fuera a sumergirse al agua, tomar todo el aire posible y retenerlo unos segundos en el diafragma. Por último, exhalar despacio. Para que le resulte más fácil hazlo tú primero.
3. Ejercicios de soplo
Estos ejercicios ayudan a superar la tartamudez al fortificar los órganos fonadores. Intenta hacer la actividad divertida para tu hijo. Por ejemplo, dale un globo para que lo infle. También puedes encender varias velas y jugar a ver quién apaga más, solo con un soplido.
Otra forma es jugar al fútbol con palillos, para lo que necesitarás bolitas de papel y dos palillos. El objetivo es soplarlas a través de ellos y meterlas en la portería.
4. Imitar sonidos de animales
Imitar el sonido de diversos animales contribuye a que tenga mayor fluidez, porque estimula las cuerdas vocales. No solo mejora el problema sino que también le resultará divertido.
5. Movimiento de la lengua y los labios
Este ejercicio consiste en meter y sacar la lengua sin tocar los labios, pasarla lo más lejos que pueda. Luego, meterla y sacarla otra vez hasta llegar a 20 repeticiones. Anímalo a interactuar con la velocidad, de rápido a despacio.
Otro de los ejercicios para superar la tartamudez es intentar tocar la nariz con la lengua. De esta manera, se fortalecerá y le será más fácil moverla de forma adecuada.
6. Hablar lento
Reducir la velocidad del habla es considerado el principio para un tratamiento eficaz de la tartamudez. El niño puede llegar a anticipar el tartamudeo y manejar la situación para producir un sonido más fluente. En tal sentido, el ejercicio consiste en hablarle y leerle despacio, con frase cortas, sencillas y sin interrupciones.
7. Propiciar la conversación
Dándole continuidad al ejercicio anterior, procura mantener sesiones de conversación relajada con el niño. Bien a partir de lecturas comentadas o visualizando películas dejando momentos para intercambiar opiniones. En otras palabras seleccionar actividades que propicien la conversación.
Debes prestar mas atención al contenido de lo que el niño dice y evitar presionarlo en los errores. Los padres en estos momentos deben atender y de alguna manera registrar cuándo el niño habla de manera más fluida y en qué momentos específicos o particulares tartamudea. Hay que procurar la producción espontánea de lenguaje del niño.
8. Jugar a completar frases
Con el ánimo de estimularlo a producir lenguaje en un ambiente tranquilo y relajado, juega a establecer turnos. Comiezas tú y que siga él. Una manera de lograrlo es crear frases que él pueda completar. Genial será el momento cuando tome la iniciativa y sea él quien disponga la frase que tú completes. Estará tan imbuido en la dinámica que las palabras muy probablemente fluyan sin tropiezos.
9. Alargar las vocales
Como se trata de tomar conciencia de las palabras antes de que sean efectivamente pronunciadas y de que al hacerlo sea con lentitud, los padres y los niños deben ensayar a alargar las vocales. La estrategia base es darle al niño modelos de hablar lento y relajado. Sería interesante sincronizar el habla del menor siguiendo un ritmo, incluso marcado con un metrónomo.
10. Gestualizar
Hablar usando gestos. Emplear las manos y los brazos al hablar de manera armónica e incluso con algo de exageración o sobreactuación. Vencer la rigidez y ganar soltura es el objetivo.
11. Hablar caminando
Hablar al compás que se camina y jugar usando metáforas de actividades o deportes con alternancias rápido y lento, fuerte y suave. La idea es que el niño asimile la fluidez con la lentitud, en ese sentido es importante no interrumpir, no exigir que hable y proporcionar muchos silencios.
Para superar la tartamudez se necesita la intervención temprana
Los especialistas recomendaban no proceder con ejercicios para superar la tartamudez sino esperar a la recuperación debido a la alta estadística de remisión espontánea en niños preescolares. No obstante, sugerían evaluar el habla disfluente y que los padres supieran cómo manejar ciertas dificultades. Y si al cabo de 18 meses de iniciado el problema este no desaparecía, debía darse inicio a un tratamiento.
Este protocolo se debía al desconocimiento de las diferencias entre las disfluencias típicas y las características propias de la tartamudez. Sin embargo, hoy ya no se duda en afirmar la continuidad, la velocidad apropiada y la facilidad con los elementos indispensables para alcanzar la fluidez.
Ciertamente, los estudios señalan que dos terceras partes de los niños revertirán las alteraciones sin tratamiento, pero es necesario el diagnóstico certero para saber si se trata de disfluencias normales o con tendencia a la tartamudez. En caso de esta última, hay que actuar inmediatamente.
Y como dice la fonoaudióloga Lucía Kunz: “Actuar significará analizar el tipo de interacción de esa familia, el equilibrio entre las capacidades de ese niño y las distintas exigencias de orden afectivo, intelectual, lingüístico y motor del habla que lo rodean”.
Bibliografía
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