Alrededor del 20% de la población del planeta entra en el conjunto denominado ‘personas altamente sensibles’ (PAS). Las personas diagnosticadas PAS poseen una serie de características ligadas al funcionamiento cerebral que las vuelven más susceptibles a lo que sucede en su entorno.
Desde que el diagnóstico PAS se comprobó científicamente, muchas personas han logrado comprenderse mejor a sí mismas y a su familia. Es muy probable que las madres altamente sensibles transmitan este rasgo a sus hijos e hijas.
Entre las características de una persona altamente sensible, se cuenta la capacidad de percibir intensamente los estímulos circundantes. Asimismo, son capaces de procesar más información y de manera más rápida a nivel cerebral. Ambas particularidades hace que las personas altamente sensibles necesiten aislarse.
La sobreestimulación provoca una sensación abrumadora que el cerebro no es capaz de digerir en el momento. Por otro lado, esta alta sensibilidad vuelve a estas personas solidarias, empáticas y con el hábito de ponerse en la piel del otro permanentemente.
Cómo afecta el entorno a las madres altamente sensibles
Las mujeres altamente sensibles que llegan a la maternidad se encontrarán con varios obstáculos para vivir tanto el embarazo como el parto de acuerdo a su deseo y sensibilidad.
En muchos casos, en una sociedad en la que todo lo relacionado a lo femenino es infantilizado, mercantilizado y denigrado, la mujer altamente sensible se vuelve blanco fácil de actitudes machistas. Estas actitudes pueden provenir de médicos, ginecólogos, obstetras, enfermeras, instituciones sanitarias, familia y marido; es decir, de todo su entorno.
El patriarcado acorrala a la madre altamente sensible. Le impone normas, modos de parir, cuidar y alimentar al bebé. Como oposición a esto, algunas mujeres altamente sensibles pueden estar informadas sobre el feminismo, ser feministas o simplemente no dejarse atrapar por las redes desiguales de la sociedad.
Otras madres, ante la dificultad de poner límites a las imposiciones del entorno, toman esos registros como ciertos y padecen enormemente todo el proceso de nacimiento y los primeros meses de vida de su hijo.
A esto se suma la romantización de la maternidad. Se supone que, desde que la madre ve a su hijo por primera vez, la vida será un lecho de rosas. Esto está muy lejos de ser cierto, y cualquier madre lo sabe.
Las madres altamente sensibles que pretenden vivir la maternidad según este relato muy pronto se encuentran con un muro de silencio y soledad. Un ser completamente dependiente e indefenso depende de ellas, y ellas solo quisieran que las abracen y poder detener el mundo por unas horas para comprender qué está sucediendo.
Sensaciones de las madres altamente sensibles en la maternidad
Estos son algunos sentimientos que experimentan las madres muy sensibles ante los diferentes episodios de la maternidad:
1. Falta de tiempo a solas
Las madres altamente sensibles han perdido su intimidad tan amada de repente. Nadie les advirtió ni pensaban que sería tan doloroso dejar de tener un espacio propio, un refugio personal. Aún con el bebé durmiendo en la habitación, la madre sentirá que ha perdido algo muy valioso, una parte inherente de ella misma.
2. Mayor contacto con la familia
Antes de tener hijos, las madres PAS quizás veían poco a sus familiares, cada quince o veinte días. Con la llegada del bebé, la presencia de la familia será mucho más fluida. Una mujer altamente sensible no vivirá con mucho agrado y comodidad la afluencia masiva de los parientes.
“Su alta sensibilidad vuelve a estas personas solidarias, empáticas y con el hábito de ponerse en la piel del otro permanentemente”
3. Cambios en la pareja
Se dan alteraciones que suelen ser negativas. Por ejemplo, las parejas se ven casi obligadas a postergar la intimidad. Por otra parte, aun cuando el niño fue planeado y deseado con anticipación, suelen presentarse diferencias a la hora de crianza. Esto, para una madre altamente sensible, puede ser agobiante.
4. El ideario social de la madre perfecta
La sociedad exige a las madres que no griten demasiado, que no sobreprotejan, que no compren demasiados juguetes, que consuman lo más novedoso del mercado; y así con todos los aspectos de esta fase de la vida.
Las madres altamente sensibles suelen colapsar ante la presión y la exigencia social. Lo más triste es que esa sociedad se ausenta por completo cuando las madres necesitan apoyo.
Aspectos positivos de ser madres altamente sensibles
Ante estas circunstancias, lo importante es tomar consciencia del propio sentir. De esa forma, se podrá disfrutar la maternidad con plenitud y los hijos recibirán todo el amor que necesitan.
Una de sus mayores ventajas es que, de manera natural, una madre PAS sentirá gran empatía por sus hijos, lo que hará más sencillo ayudarles en determinados procesos de crecimiento. El amor por el arte, la sensibilidad ante la vida, el desarrollo cognitivo y del lenguaje son regalos invaluables que las madres altamente sensibles transmiten a sus pequeños.
Por todo esto, las mujeres que transitan su maternidad con diagnóstico PAS pueden sentirse felices y tranquilas de que serán capaces de llevar adelante una crianza amorosa. El trabajo sobre una misma es fundamental para conocer los propios deseos, intuiciones y límites.
Bibliografía
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