Llega el verano y con él las ansiadas vacaciones, que sin duda alguna incluyen horas de chapuzones en la piscina o viajes a la playa. Estos paseos que traen consigo cierta frustración a la hora de la comida, porque siempre surge la siguiente pregunta: ¿Hay que esperar dos horas después de comer para meterse en el agua?
Existen muchos mitos en torno a esta afirmación. A continuación te revelaremos la posición de los expertos y las precauciones que has de tener para evitar problemas digestivos.
Del mito a la realidad
Desde que tenemos uso de razón, seguro que escuchamos innumerables veces la frase “no te metas al agua que acabas de comer”, por parte del adulto que estuviese a cargo. Se trata de un temor que embarga, aún en la actualidad, a las madres y abuelas.
El fundamento de esta preocupación es que se tiene la creencia de que si luego de ingerir alimentos nos sumergimos en el agua podemos ser víctimas de un paro digestivo; incluso se considera que este podría ocasionar la muerte.
Sin embargo, no es esto realmente lo que ha ocasionado varias perdidas de vida durante la historia de la humanidad. Es por ello que debemos conocer a profundidad cuales son las consecuencias de un baño inmediatamente después de comer.
El cuerpo tras una comida
Luego de comer, un gran flujo sanguíneo se traslada al tracto digestivo, de forma tal que se crea una disminución de sangre con respecto al resto del cuerpo. Definitivamente, no se produce un paro en la digestión por entrar al agua luego de ingerir los alimentos.
En algunos casos se presentan calambres, y estos conllevan a una disminución en el manejo de los miembros del cuerpo. Por tal motivo, se han producido pérdidas humanas, de las cuales muchas han sido por hidrocución.
Cabe destacar que no todos los alimentos se digieren a la misma velocidad. De acuerdo con un estudio publicado en Nutrients, las grasas y las proteínas necesitan un intervalo de tiempo superior para pasar del estómago al intestino.
Del mismo modo, existen evidencias conforme la fibra aceleran el tránsito a nivel intestinal, lo que genera menores riesgos de estreñimiento y una digestión eficiente.
¿Qué es la hidrocución?
La hidrocución es un síndrome que se produce ante los cambios bruscos de temperatura en el cuerpo. Así pues, estamos en la playa, hay un sol radiante, la piel se calienta y, con esa temperatura en el cuerpo, nos damos un baño frío. En ese momento es cuando tiene lugar esta reacción por la diferencia térmica entre el cuerpo y el mar.
Esta alteración puede producir un enlentecimiento del flujo cardíaco; esto hace que baje la tensión arterial, por lo que nos podemos marear, desmayar, vomitar, tener molestias gástricas e incluso la perder el conocimiento, lo que podría traer como consecuencia el deceso por ahogamiento.
La digestión, nos metamos o no al agua, seguirá su curso; por lo tanto, es un mito esperar dos horas después de comer para meterse en el agua como toda la vida nos han recomendado.
Eso sí, lo que hay que evitar a toda costa es exponerse al sol por tiempos prolongados o hacer deportes intensos y seguidamente meterse al agua fría, puesto que se corre el riesgo de sufrir de hidrocución.
“La hidrocución hace que baje la tensión arterial, por lo que nos podemos marear, desmayar, vomitar, tener molestias gástricas e incluso la perder el conocimiento, lo que podría traer como consecuencia el deceso por ahogamiento”
Consejos para evitar riesgos
Luego de saber si es o no necesario esperar para darnos el tan anhelado chapuzón tras comer en un día de mucho calor, aquí dejamos una serie de consejos para evitar que la diversión se vea truncada por la falta de conocimiento.
Tirado por la borda el mito de esperar dos horas después de comer para meterse en el agua, lo que sí debemos hacer es lo siguiente:
Ser precavidos
Luego de pasar un rato fuera del agua, debemos evitar cambios bruscos de temperatura. Esto en especial durante la temporada de verano, que es cuando se registran los días más calurosos.
Al momento de entrar al agua fría de las piscinas o playas, debemos hacerlo de manera gradual y de forma ascendente; esto es, mojarnos desde los pies hasta la cabeza.
Asimismo, debemos seguir las indicaciones y normativas de las duchas antes de ingresar a la piscina. Estas permitirán que el cuerpo se climatice y evitar malestares.
Poner atención ante cualquier reacción
Debemos salir del agua si empezamos a sentir síntomas como escalofríos intensos, náuseas, vómitos, zumbidos de oídos o dificultad en la visión, entre otros. Es menester hacerles llegar esta indicación a nuestros pequeños.
Todos estos síntomas son previos a la perdida del conocimiento, por lo que estaremos un paso adelante ante cualquier imprevisto. Como recordamos, estos son síntomas de una hidrocución; evitarla a toda costa debe ser nuestro valuarte en los días de diversión acuática.
Si se practican deportes o se está en espera bajo el sol mientras comemos, puede subir la temperatura en la piel. Por eso, es recomendable aguardar un poco bajo la sombra antes de sumergirnos; siempre hay que evitar un choque de temperaturas.
Mantén la prudencia para evitar cortes de digestión
Con estos valiosos consejos, solo nos queda disfrutar de las vacaciones de verano y olvidarnos de esperar dos horas después de comer para meterse en el agua. ¡No hay tiempo que perder y la diversión espera por nosotros!
Bibliografía
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