La razón más importante por la cual debemos enseñar a los niños a nadar es la seguridad. No olvidemos que es una habilidad para la vida. Las estadísticas lo confirman: un total de 728 niños sobrevivirían cada año solo con el hecho de saber nadar.
La natación es una actividad física completa, ya que requiere que los niños involucren activamente sus cuerpos y mentes mientras se divierten. Una de las grandes bondades de la natación es que los niños pueden empezar a nadar tan pronto como tengan seis meses.
Los pequeños aprenderán a sentirse cómodos en el agua, soplar burbujas y contener la respiración. Además, todo programa de natación formal contempla enseñar a los niños flotar sobre sus espaldas y sostenerse.
Esta enseñanza tiene grandes beneficios. Entre otras cuestiones, el niño literalmente puede salvarse de una situación de peligro. Ellos están constantemente expuestos a muchos riesgos: ríos, lagos, muelles, un paseo en barco, una piscina. Además, cuanto antes empiece a enseñar a nadar el pequeño, más mejorará su salud física y mental.
10 razones para enseñar a los niños a nadar
1. Es esencial para su seguridad
El ahogamiento es la segunda causa principal de muertes no intencionadas relacionadas con lesiones en niños de 0 a 14 años. Es vital que todos los niños sepan nadar a edad temprana; los padres deben asegurarse de que ellos se sientan cómodos y seguros dentro y alrededor del agua.
2. Es un deporte de bajo impacto
Dado que se practica en el agua, el cuerpo está flotando en un 90%. Por lo tanto, no está golpeando el suelo por efecto de la gravedad. La natación proporciona entrenamiento de resistencia; se trata de una actividad ideal para tonificar hombros, brazos, espalda y abdominales.
3. Nadar es uno de los deportes más completos
Contribuye al desarrollo físico, emocional y neurológico. Asimismo, reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, fortalece la capacidad pulmonar —aumenta su resistencia al asma infantil— y mejora el metabolismo.
4. Es una actividad económica
Se pueden encontrar lagos públicos y piscinas comunitarias, muchas ciudades los tienen. Algunos colegios y escuelas de educación básica y media incluyen la natación en sus programas deportivos y muchas universidades ofrecen becas para este deporte.
5. La natación es una actividad social
Como tal, les permite a los niños interactuar con sus pares; es una oportunidad maravillosa para que los pequeños aprendan habilidades sociales y establezcan relaciones de amistad.
6. El niño aprenderá el valor del trabajo en equipo, la automotivación y la fijación de objetivos
La natación proporciona desafíos, logros y recompensas; todo ello ayudará a nuestro hijo a tener confianza en sí mismo y a creer en sus habilidades, fortaleciendo su autoestima.
“La natación es una actividad física completa, ya que requiere que los niños involucren activamente sus cuerpos y mentes mientras se divierten”
7. Aprender a nadar es una habilidad para toda la vida
Ofrecer a los niños la posibilidad de aprender a nadar es hacerles un gran regalo que les acompañará para siempre y que mejorará su salud física y mental.
8. La práctica de la natación hace que nuestro organismo libere endorfinas
Con ello, se reducen las posibilidades de sufrir cuadros depresivos y se mejoran inmediatamente los estados de ánimo.
9. Nadar es altamente recomendable para los niños con discapacidad
Los niños con autismo son amantes del agua. Este medio les proporciona un estado de quietud que les hace sentir mejor.
10. Aprender a nadar como base para otros deportes
Esta habilidad abre la puerta a la práctica de otros deportes acuáticos; algunos de ellos son la navegación a vela, el buceo, el piragüismo, el surf, el triatlón y el kayak.
Los padres juegan un papel fundamental en el proceso de enseñar a nadar a sus hijos; su presencia proporciona a los niños seguridad y estabilidad, fortaleciendo los vínculos familiares.
Tips para padres entrenadores
Estas son algunas sugerencias a considerar en el momento en el que se pretende enseñar a los niños a nadar:
- Hay que enseñarles a nadar lo más pronto posible; es aconsejable que el pequeño aprenda antes de cumplir los seis años.
- Para que cojan el hábito del baño, es preciso motivar a los pequeños y llevarlos a piscinas donde haya niños jugando; esto ratificará la asociación entre agua y diversión.
- Los padres deben entrar a la piscina y acompañar al niño tanto tiempo como él desee.
- Lo mejor es hacer de las lecciones un juego, captar su atención.
- Los padres entrenadores no deben presionar a los niños. Es necesario que los adultos se relajen.
- Un ambiente relajado hará que el pequeño disfrute la experiencia y esté motivado para aprender a nadar; todo debe ser una experiencia positiva, con ganas de volver.
Con estas nociones básicas pero efectivas, la tarea de enseñar a los niños a nadar puede simplificarse un poco. Como mencionamos, los beneficios son enormes y, más importante aún, es una herramienta que tu hijo llevará consigo toda la vida.
Bibliografía
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