El proceso de toma de decisiones en los niños es elemental para su desarrollo y en la vida cotidiana. Todo ser humano está siempre tomando elecciones : ¿qué comer?, ¿por dónde ir, izquierda o derecha?, ¿me gusta o me disgusta?, ¿qué hacer ahora y después?, entre otras preguntas que se plantean de forma tan instantánea. Sin embargo, ¿cómo enseñar a los niños a tomar decisiones?
Al nacer los niños, tú adquieres la responsabilidad de decidir todo por ellos, pero a medida que se hacen mayores, hay que invitarles a que sean ellos los que deciden. Por este motivo, te vamos a dar algunos consejos fáciles y muy concretos para ayudar a tus hijos en esta labor.
¿Qué es la toma de decisiones?
Las decisiones se comienzan a desarrollar en la infancia poco a poco. Por esta razón, es muy importante saber guiar a los hijos; ya que así, se logrará que el proceso de toma de decisiones se convierta en una herramienta valiosa en sus vidas, y no en un motivo de agobio.
La toma de decisiones es el proceso mediante el cual se selecciona la mejor opción dentro del conjunto disponible para resolver una situación en particular. De esta forma, tal y como sugiere la Dra. Montse Esquerda , el proceso de toma de decisiones puede estar presente en cualquier ámbito : social, familiar, laboral, etcétera. Entonces, la opción seleccionada será considerada como la más: beneficiosa, viable, correcta y adecuada.
[/atomik -leer-también]
En otras palabras, en el proceso de toma de decisiones se analizan los datos existentes y en función de las distintas alternativas que ofrece la situación, se elige una para obtener mayor provecho .
Durante la infancia, a los niños se les ayuda a elegir muchas cosas, desde la ropa hasta el alimento, de tal forma que se les permita visualizar qué opciones tienen y por qué unas son mejores que otras.
Si se va con ellos a una tienda de golosinas, a pesar de tener en cuenta lo que les llama la atención, hay que pueden decidirse por la mejor opción.
¿Por qué es importante aprender a tomar decisiones desde la infancia?
A lo largo de la vida, se presentan situaciones de forma constante que te obligan a elegir entre una cosa y otra , lo que implica tener que rechazar alguna de las opciones. Si no adquieres práctica, esto puede dar mucho vértigo.
Para decidir, te basas en las vivencias previas que has tenido acerca de un hecho parecido o de lo que le ha pasado a alguien que conoces. Así pues, en el caso de los niños, se vuelve algo complicado si se toma en cuenta que ellos no tienen con qué comparar, puesto que aún no han adquirido demasiada experiencia . De ahí la importancia de enseñarles.
Esta es una de las tareas más delicadas que, como padres, hay que adquirir. Requiere de un gran esfuerzo y perseverancia , además de grandes dosis de paciencia , puesto que, a medida que los niños crecen, también lo hacen sus responsabilidades y, con ello, la necesidad de tomar decisiones.
Aportes del proceso de toma de decisiones
Las decisiones permiten a los niños desarrollarse, entre otras cosas, lo siguiente:
- La capacidad de discernimiento.
- La capacidad crítica.
- La responsabilidad (ya largo plazo, la ética).
- La gestión de problemas y/o conflictos.
ganaran independencia y autonomia
Es importante que un niño aprenda a decidir para que pueda tener autonomía. ¿Y de qué se trata la autonomía? De la capacidad de tomar decisiones sin influencia ni intervención externa, así como de seguir las propias pautas. Por fin, este viene ser un concepto opuesto al de ‘heteronomía’ de Jean Piaget.
En términos más simples, es clave enseñar a decidir a los niños porque esto les permite gestionar y solucionar problemas de una forma eficiente sin necesidad de asistencia. Esto no quiere decir que se les abandone a su suerte, sino de brindarle las herramientas necesarias para que consigan hacerlo por sí mismos. De tal manera que consigan sentirse satisfechos, tanto con la decisión como con el resultado. En este sentido, no existe mejor legado que la independencia.
Cuando los niños son autónomos, tienen una buena autoestima, confianza en sí mismos, tienen menos miedo a equivocarse a la hora de solucionar un problema y, en general, están más dispuestos a reflexionar acerca de qué es lo mejor y por qué.
Consiguen ejercer su libertad
La idea con la toma de decisiones no es que tu hijo crea que puede hacer lo que quiera. Esto solo ocasionaría que deje de ver a sus padres como figuras de autoridad. En este sentido, debes enseñarle que él puede tomar decisiones enmarcadas en las pautas de conducta que establezcan papá y mamá . No es extraño que un niño a partir de los siete años intente desafiar las reglas, por lo que conviene aclararles desde pequeños que sus actos tienen consecuencias.
Como padres, no se puede pretender que los hijos hagan todo lo que se les diga. Como sus principales guías y cuidadores, no existe el derecho de coartar el desarrollo de su personalidad. Si no le gusta llevar el cabello largo, por ejemplo, no se le puede obligar.
11 recomendaciones para la toma de decisiones en los niños
Seguro que quieres que tus hijos sean independientes, capaces y, sobre todo, responsables de sus propios actos. Pero esto no se obtiene por inercia, sino que debe trabajarse desde el hogar a través de diversas formas. Y si bien las medidas puedan parecer muy simples, son muy poderosas.
Decidir es un acto de voluntad. Se necesita valor, confianza, discernimiento y criterio. Cuando los niños deciden y lo hacen con firmeza, demuestran su libertad.
Por eso, a continuación, te presentamos unas recomendaciones para los padres, que tienen la difícil tarea de enseñar a decidir a sus hijos. Estas, como bien avala un estudio desarrollado en 2015 por la Universidad del Norte (Colombia), sirven de puerta de entrada al camino de la independencia responsable infantil.
1. Empezar cuanto antes, de los mejores consejos para enseñar a los niños a tomar decisiones
Desde que son pequeños, los niños son capaces de aprender a decidir. Conviene empezar con simples gestos para que desarrollen su poder de decisión, siempre y cuando se respete su libertad en línea con la educación de los progenitores.
2. Evitar la sobreprotección
Para los padres resulta muy difícil evitar el sentimiento de sobreprotección. Esto es porque conocen las dificultades que ofrece la realidad y quieren evitarles dolores a sus hijos. Pero los errores son los que educan; equivocarse y enmendar, templa el espíritu.
Los padres lo han hecho así y no pueden privar a sus hijos de esa experiencia. En todo caso, no podrán evitar que en algún momento les suceda, cuando no estén para evitarlo. Lo mejor entonces y más recomendable, es que tanto los padres como los hijos se enfrenten a la aventura de ensayar y errar.
Existe un límite entre la sobreprotección y la independencia. Por más que se insista, no se puede siempre evitar que los hijos experimenten desilusión o tristeza. De hecho, tal y como demuestra una investigación de la Universidad de Guayaquil, la situación de los padres que protegen a los pequeños de 2 a 3 años tiene consecuencias preocupantes para los niños.
Si te dedicas a decidir todo y no les dejas espacio para desenvolverse por su cuenta, criarás niños dependientes a los que les costará asumir responsabilidades porque creerán que sus padres pueden hacerlo todo por ellos.
3. Valorar el esfuerzo y el aprendizaje a partir de los yerros
Como consecuencia de lo anterior, no tendría sentido abrir las puertas para que experimenten si luego se evalúa de manera negativa el error. No es solo ver el lado positivo, sino reconocer en toda su dimensión el problema, porque eso es justo lo que permite el error.
El error ayuda a ver la realidad completa, desde la dificultad y el esfuerzo; permite ver lo que el brillo cegador del triunfo no deja ver.
4. Cumplir tareas en el hogar
Los niños en casa deben tener obligaciones, tareas acordes a su edad y compromisos que necesitan cumplir con tiempos fijados de entrega. Las nociones de tiempo social fundamentan sus acciones y los preparan para asumir tareas y cumplirlas.
De hecho, según los resultados obtenidos por un estudio desarrollado en 2016 por varios investigadores de la Universidad Católica de Manizales, se encontró que la independencia ganada en los pequeños de 9 y 12 años en el aula escolar se generó por las tareas del hogar.
5. Sopesar y elegir es pensar
Existe una curiosa relación entra la palabra «pesar» y «pensar». Pensar viene del latín pensare, que quiere decir ‘pesar o calcular’, mientras que la palabra «sopesar» es justo lo que se hace al momento de elegir. De este modo, entre las dos es posible ubicar un puente.
Deja que los niños sopesen, es decir, razonen y piensen; tengan opciones y en definitiva, elijan. Estas simples acciones son harto complejas, y responden a las más altas funciones del pensamiento.
Así pues, conviene desafiarles para que opinen y decidan por ellos mismos con juegos simples. Por ejemplo, coger dos juguetes y pedirles que escojan el que más les guste.
6. Determinar qué se negocia y qué no, uno de los mejores consejos para enseñar a los niños a tomar decisiones
Que el niño pueda tomar decisiones no quiere decir que no deba acatar ciertas normas. Por ejemplo, aunque sí pueda elegir qué ropa ponerse (siempre y cuando esta sea acorde al lugar y al clima), no siempre podrá elegir qué comer, ya que sus padres son los encargados de procurarle una alimentación apropiada para su desarrollo.
7. Procurar que elijan sus peticiones con precisión
Para los niños que ya están aprendiendo a hablar, es necesario enseñarles la forma de realizar peticiones. Por ejemplo, si tienen sed, la forma más básica de pedir que se les atienda esta necesidad es enseñarles a decir ‘agua’. De la misma manera ocurre con otras necesidades, como ir al baño.
Exigirles que sean precisos y claros con lo que quieren les ayudará a desarrollar el lenguaje, pero para ello, antes hay que enseñarles y repetirles varias veces la forma correcta de hacer una petición.
Esto, tal y como demuestra una investigación desarrollada en 2013 por la Universidad Católica de Valencia, es beneficioso sobre todo para aquellos niños que tienen una imagen negativa de sí mismos, son más inseguros o autocríticos. Si aprenden a pedir y sugerir, reducirán la tensión.
8. Guiarlo en sus prioridades
Si hay varias opciones encima de la mesa, como padres, conviene animarlo a que vea esto como un nuevo reto que hay que afrontar con la mejor de las actitudes. La guía y el consejo de los padres es un apoyo fundamental para saber qué es lo que buscan y lo que quieren.
9. Crear un listado de ventajas y desventajas
¿Cuáles son las partes negativas y positivas de cada alternativa? Para decidirlo, hay que pedirle que ponga atención y haga una lista con las ventajas y desventajas según sus intereses. Después, para fomentar su autonomía y libertad, es importante que se decante por una alternativa que, según los datos expuestos en el papel, sea la mejor para él.
10. Enseñarle que no hay malas decisiones
El niño tiene que sentir el apoyo de uno de sus progenitores en cada paso que dé. Por eso, hay que estar de su lado, además de advertirles de las posibles consecuencias que deriven de cada elección. En este proceso, es crucial escuchar sus razones.
La posibilidad de que algo no salga según se tenía planeado también es un tema de conversación que hay que tener. Además, aunque se haya elegido una opción que no haya salido tan bien, siempre esta será una oportunidad perfecta para barajar distintas alternativas y aprender de ello.
11. Cumplir con su decisión
Con independencia de los resultados que pueda tener su elección, los pequeños de la casa tienen que aprender a comprometerse con aquello que han decidido. Una vez que hayan elegido después de barajar las distintas opciones, hay que insistir en que lleven a cabo aquello en lo que creen. Solo así podrán sopesar y aprender de las consecuencias.
La influencia emocional dentro de la toma de decisiones
Las habilidades para la vida, como define en su entrevista de 2013 el psicólogo René Diekstra, profesor de Psicología de la Universidad de Utrecht, están relacionadas con la adquisición de destrezas en el ámbito social, emocional y ético, que complementan y optimizan las destrezas cognitivas e intelectuales.
La razón y la emoción no se pueden separar. Por ello, aprender a gestionar las emociones es clave para enseñar a los hijos a tomar decisiones más asertivas. Hay que tener en cuenta que las emociones influyen de manera determinante en la toma de decisiones.
«Un niño que conoce y sabe gestionar sus emociones brillará no solo en el campo laboral, sino también en otros aspectos de su vida».
—René Diekstra (2013)—
Se puede aprender a educar las emociones y así encontrar con facilidad un equilibrio. Según propone Diekstra en una entrevista con Elsa Punset, para lograr que los hijos aprendan tanto a gestionar emociones como a tomar decisiones, se les puede incluir en actividades que les enseñen a practicar el dominio de sí mismos.
Actividades para gestionar emociones
Las actividades que mejor ayudan al niño a aprender a identificar y gestionar las emociones son las siguientes:
- Artes escénicas
- teatro
- danza
- música
- Artes plásticas
- pintura
- dibujo
- escultura
- manualidades en general
- Deportes y actividades físicas
No se trata de inscribir a los niños en cuanta actividad existe, ni se debe saturarlos en su día a día. Lo mejor es que sean esporádicas o a modo de hobbie o pasatiempo.
Otra alternativa es hacer teatro casero, sesiones de bailoterapia, salir al aire libre y practicar algún deporte en equipo.
Juegos y actividades para desarrollar la toma de decisiones
Con base en estos pensamientos, te sugerimos iniciar al pequeño en la toma de decisiones con algunos juegos y actividades que puedes ajustar según la edad y la madurez que demuestre. Además, estos son perfectos también para desarrollarse en el aula. ¡Toma nota!
1. ¡Yo elijo! (más de 6 años)
Para llevar a cabo este juego, se necesitan tarjetas con diferentes actividades, situaciones o narraciones. Cada uno de los pequeños realizará una evaluación de que cada situación implica una ganancia y una pérdida.
- Coloca las tarjetas boca abajo sobre la mesa. Después, pide a cada niño que elija una.
- Cada pequeño deberá pensar y escribir en una hoja las diferentes alternativas para no hacer aquello que está escrito y le ha tocado.
2. El juicio y el jurado (más de 8 años)
Para este juego se necesita un martillo pequeño, y la actividad consiste en llevar un problema o un asunto a un juicio justo. El dilema bien puede ser real o inventado, pero en cualquier caso se pretende que el niño actúe como defensor de una de las partes, mientras que otro evalúe la otra perspectiva.
3. Escojo siempre hacer lo correcto (más de 8 años)
El objetivo de esta actividad está en que cada niño aprenda a hacer lo correcto en relación con distintos temas. Para ello, también se deberán utilizar tarjetas donde se anoten diferentes actividades y dilemas.
La clave está en presentar diferentes situaciones para que los pequeños aprendan a tomar la mejor decisión. Por ejemplo, suponer que una persona se encuentra a otra que tiene un problema en la pierna y no puede cruzar la calle. ¿Qué escoger? Por un lado, ayudarla a cruzar la calle; por otro, no hacer nada; o, en su lugar, mirarla y preguntarla sobre el bastón.
¿Qué decisiones tomar según la edad del niño?
Esta es una de las grandes cuestiones que se plantean los padres a la hora de enseñar a los niños a tomar decisiones. De acuerdo a su edad, es importante que los pequeños empiecen a decidir sobre ciertos temas mientras argumenten sus motivos: ¿qué película quieren ver? ¿Dónde quieren ubicar sus pertenencias en la habitación? ¿Dónde prefieren ir a dar un paseo?, etc.
Eso sí, si consideras que su elección puede conllevar un riesgo para su bienestar, hay que limitar las alternativas para que decidan dentro de un parámetro. El propósito es que asuman sus elecciones dentro de su libre albedrío como persona, pero sin afectar a su seguridad.
Según advierte la British Medical Association & the Law Society, tal y como recoge en su artículo de 2013 la Dra. Montse Esquerda, para saber qué tipo de decisiones puede tomar un menor, hay que tener en cuenta una serie de marcadores de madurez moral.
Es decir, hay que observar, por ejemplo, su capacidad para entender que las elecciones tienen consecuencias, riesgos y efectos secundarios, la habilidad que tenga para elegir, la capacidad de comprender la naturaleza y el propósito del procedimiento y, además, observar si es capaz de proponer alternativas y soluciones.
¿En qué temas dejarles elegir?
A continuación, te damos algunos ejemplos donde los más pequeños de la casa pueden comenzar a tomar iniciativa. Como padres, es bueno tenerlos en cuenta y adaptarlos a la madurez, a las normas de casa, los límites para su educación y a la edad de los niños.
- Ropa: una solución para que comiencen a marcar su personalidad mediante su estilo de vestir es darle a elegir entre dos opciones. Además, si tienen un buen comportamiento a lo largo de la semana y son pequeños, también pueden aprovechar el día de domingo para escoger lo que se quieren poner.
- Comida: los padres son los responsables de decidir la hora y los alimentos que se van a consumir. Sin embargo, si por ejemplo el niño prefiere otra fruta diferente a la que se le ofrece, no hay problema en darle otra alternativa.
- Rutinas: en aquellas rutinas del día a día que carezcan de mucha relevancia (como, por ejemplo, decidir si se van a dar una ducha o un baño), los niños son capaces de optar por lo que prefieran. Sin embargo, en otros casos, como ver la televisión mientras se come si se tiene prohibido este hábito, no es negociable.
- Juguetes y ocio: los niños pueden elegir el juguete que más les guste (siempre que sea acorde a su edad). Sin embargo, no es recomendable que elijan el tiempo ni la duración del juego.
- Aprendizaje: hay algunos aprendizajes que no tienen que ser obligatorios (es decir, escolares). En este sentido, los más pequeños son capaces de decidir en qué quieren invertir su tiempo y desarrollo cognitivo (jugar, pintar, dibujar, practicar algún deporte, etc.).
Enseñar a los niños a tomar decisiones en su camino para ser independientes
Si te sientes tentado a hacerte daño todo ya decidir siempre qué es lo mejor para ellos, el día de mañana tendrás adolescentes o adultos frustrados y/o cohibidos.
El proceso de toma de decisiones es un aporte que les puede brindar a los hijos para que puedan gestionar las situaciones que se les pueden presentar en su día a día , ya sean buenas o malas.
Por eso, esperamos que estos consejos e información te hayan alentado a comenzar esta nueva aventura donde tendrás que enseñar a los niños a tomar decisiones.
[feat-post url=”https://eresmama.com/consejos-para-padres-educar-hijos/”]
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Chalarca, G. I. C., & González, G. C. V. (2016). Toma de decisiones en el aula escolar. Plumilla Educativa, 17(1), 69-89. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5920256
- Diekstra, René. (2013). El aprendizaje social y emocional: las habilidades para la vida. Junta de Andalucía. Observatoriodelainfancia.es. Consultado el 07 de marzo 2023. https://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/documentos_ficha.aspx?id=3941
- Esquerda, M., & Nolla, C. (2017). La toma de decisiones y el proceso de información en niños y adolescentes. Bioètica & Debat: Tribuna Abierta del Institut Borja de Bioètica, (80), 14-19. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6081275.pdf
- Esquerda, M., Paradero, J. P., & Fernández, E. M. (2013). La capacidad de decisión en el menor. Aspectos particulares de la información en el niño y en el joven. Anales de Pediatría Continuada, 11(4), 204–211. https://www.elsevier.es/es-revista-anales-pediatria-continuada-51-articulo-la-capacidad-decision-el-menor--S1696281813701392
-
Gallego, A. M., & Gutiérrez, D. (2015). Concepciones adultas sobre participación infantil en relación con la toma de decisiones de los niños. Zona próxima, (22), 87-104. https://www.redalyc.org/pdf/853/85339658007.pdf
- Roa García, A. (2017). LA EDUCACIÓN EMOCIONAL, EL AUTOCONCEPTO, LA AUTOESTIMA Y SU IMPORTANCIA EN LA INFANCIA. Edetania. Estudios Y Propuestas Socioeducativos., (44), 241–257. https://revistas.ucv.es/edetania/index.php/Edetania/article/view/210
- Tómala, J. P., & Villafuerte, M. E. (2017). Incidencia de la sobreprotección familiar en la calidad del desarrollo de la autonomía e independencia de los niños de 2 a 3 años. [Tesis de pregrado, Universidad de Guayaquil]. Repositorio Universidad de Guayaquil. http://repositorio.ug.edu.ec/handle/redug/22818