Los padres debemos aprender técnicas para calmar berrinches. No es una tarea fácil, pero afortunadamente es solo una fase más en el desarrollo de nuestros hijos. Poco a poco el niño va a aprender a prescindir de ellos, a dejar de lado esa actitud, en la medida en que entiende que esa no es la manera de obtener lo que desea.
El otro gran aprendizaje de la etapa de los berrinches es: hay que aceptar que no todo lo que se desea se puede tener como nosotros lo queremos ni al momento en que lo queremos. A veces lo que se quiere, puede ser un peligro.
Lo más difícil para los padres es aprender a calmar los berrinches, no desesperarse ni perder el control de la situación. Por ello, a continuación te contaremos acerca de once maravillosas técnicas para calmar hasta el peor de los berrinches.
Entre los 2 y los 3 años de edad es el período de mayor número de berrinches. En esta etapa los niños son conscientes que en muchas ocasiones no se cumple su deseo y buscan la manera de llamar la atención de quien se lo está negando.
Las lágrimas de cocodrilo y los gritos desaforados son los recursos que emplean los niños para decir que no están satisfechos. También los aplican cuando no entienden por qué se les niega algo. Esto se debe a que todavía no son capaces de recurrir al lenguaje para expresar su frustración y enfado.
Te puede interesar: Así funciona el cerebro de un niño cuando tiene una rabieta
¿Qué es un berrinche?
Para empezar, un berrinche es la palabra coloquial para designar a una rabieta o arrebato. Como se dice que los niños gritan y lloran fuertemente, como ”berreando”, es decir, como lo hacen los becerros, se acuñó el término berrinche.
Lo que sí sabemos todos es que una vez que inicia, puede ser difícil detenerlo si no tenemos las herramientas adecuadas.
El berrinche suele aparecer cuando hay una gran carga de frustración, miedo o ansiedad, y se empieza a crear dentro del niño hasta que está tan lleno de tensión que solo una explosión puede liberarla.
La acumulación de tensión es lenta y progresiva. Generalmente, te das cuenta de que tu hijo no entiende que está acumulando malestar y que, por ende, viene un berrinche en camino. Otras veces el berrinche aparece de una forma rápida e inesperada.
Durante el arrebato, el niño está abrumado por su propia rabia interna. Los sentimientos le son incontrolables en este momento, le hacen sentir fuera de sí y en defensa natural deja salir las lágrimas y los gritos.
Lo mejor que puedes hacer mientras dura el berrinche es mantener la calma. Una vez que se haya cansado, tu hijo necesitará que lo abraces y le hagas sentir seguro, ya que perder el control lo ha asustado. Sí, ¡aunque no lo creas, es así! Debes abrazarlo.
No cedas a los caprichos. El hecho de que lo consueles no quiere decir que debas ceder ante su impulsividad y cambiar las reglas del juego para ponerlas a su favor.
11 maravillosas técnicas para calmar berrinches
Una manera de iniciarse en las técnicas para calmar los berrinches es saber por qué suceden. Un estudio apunta que el 73,9 % de las veces ocurre porque no se les da lo que los niños piden, un 57 % no se hace lo que quieren y un 32,6 % porque no se le entiende en lo que desean o quieren.
Estas frustraciones se mezclan con tristeza o quejas, con las que procuran llamar la atención. La gran mayoría de los padres, un 83,4 %, además de satisfacer en parte los deseos del niño, le habla con dulzura y lo carga.
Veamos entonces, 11 sugerencias para abordar la situación.
1. Empatía
Debemos averiguar qué le pasa a nuestro hijo, si vemos que está bien y solo ha hecho una simple rabieta infundada y gratuita, es necesario enseñarle, dirigiéndonos a él con actitud calma, cómo queremos que se comporte.
2. Encontrar un lugar seguro
Entre las técnicas para calmar berrinches es común esta: “tiempo fuera”. Un modo de desconexión de la situación anterior, para hacerle entender al niño que estará ahí hasta el momento que se sienta más tranquilo.
Se trata de procurar un lugar seguro para que nuestro hijo se pueda desahogar libremente; en ese momento debemos abrazarlo y besarlo.
3. Conversar
Esta es una manera de educar en valores, pues le transmites que entendemos su molestia, pero que le prestarás atención cuando se calme.
Esto ayuda a los niños a distinguir sus sensaciones y emociones, durante y después del berrinche. Es su momento y el modo que encuentran para expresarse cuando sienten frustración.
Un niño puede enseñarle tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea.
-Paulo Coelho-
4. Mantente firme, eso también es amor
El amor no significa permisividad sino poder demostrarle lo que sientes por él, que se sienta cuidado y protegido pero también limitado, ya que esos límites lo ayudarán a crecer. Amor y firmeza deben ir de la mano.
5. Enséñale a respirar profundamente y contar hasta diez
Esta técnica debe ser enseñada en momentos de calma. De esa forma, cuando tenga un berrinche no será algo desconocido para él cuando le digas que respire profundo.
Tendrá más utilidad cuando notas que está a punto de enojarse, y todavía no ha llegado a hacer un gran berrinche.
6. Desvíale el foco de atención
Los intereses de los niños son volubles y caprichosos. Si algo le interesa lo querrá a toda costa. Cuando arma un berrinche es porque nota que por alguna razón se lo están prohibiendo y nada le molesta más que se lo impidan.
Él no sabrá determinar la razón, si el objeto es de vidrio, si es peligroso, etc., y poco podrás hacer tratando de que razone una vez que esté montado en la escena de los gritos y el pataleo.
Desvíale la atención, distráelo, ponle en frente otra cosa segura y divertida, que sepas que le gusta o contiene elementos que lo atraen. Persuádelo, dejará de llorar casi de inmediato.
7. Acompáñalo mientras se desahoga
Si en la crisis tu hijo no quiere que lo abraces ni que le hables, no insistas con estas técnicas pero tampoco lo abandones.
Cuando se lance al piso gritando lo hará porque es la forma que tiene de expresar su enfado. En ocasiones es una conducta aprendida por observación, de familiares, en la escuela o en algún programa.
Así que si no hay peligro de que pase a mayores, salvo ensuciarse un poco de más la ropita, déjalo que se desahoge. Y hazle saber con tu presencia, que estás ahí.
El berrinche es un encapsulamiento emocional. Gritarlo u ordenarle que se calle, incrementará su iracundia. Quizás lo mejor es esperar a que vuelva el equilibrio.
A veces suceden estas escenas en espacios públicos y los demás te mirarán como esperando que reacciones. No te presiones y aguarda a su lado que poco a poco irá recuperando el control.
Luego, en la intimidad de la casa y sin reproches, trae a la reflexión lo sucedido y exponle tu punto vista sobre lo que pasó.
8. Abrázalo
Insistimos: abrazarlo y demostrarle todo el amor que sientes por él calma sus rabietas. Con esta acción limitas sus movimientos, en un acto que su interior interpretará colmado de afecto, ¡con sus buenas dosis de dopamina y serotonina!
Esto, acompañado de palabras dulces y sonrisas, le darán lo que en verdad necesita, atención. Solo que la está pidiendo de manera equivocada.
Al respecto, leemos en un documento de UNICEF: “Uno de los mayores gestos de autoridad es el abrazo. En todas las edades, madres, padres y cuidadores pueden ofrecer un abrazo como expresión de límite. Al abrazarlos, pueden sentir el contacto de un cuerpo con el otro: un cuerpo que mece y que acuna trae a la memoria emotiva el recuerdo físico de los brazos de la madre o de la figura «maternante».”
9. Anticipación
La mejor forma de evitar los berrinches es conocer bien aquellas situaciones que lo van a provocar deliberadamente.
Todas las madres sabemos que hay cosas que nuestros hijos son incapaces de controlar, y cuando se encuentran en algunas situaciones, les supera. Por ejemplo, hay muchos niños que son muy irascibles si tienen sueño o hambre.
Anticipar es simplemente tomar ciertas precauciones. No se trata de tenerle miedo al berrinche o de evitarlo a toda costa, es simplemente prevenir que se de por cuestiones cuya solución está a nuestro alcance.
Por ejemplo, la comida. Si sabemos que nuestro hijo es propenso a armar berrinches cada vez que tiene hambre, lo más lógico será respetar su horarios de comida, en la medida de lo posible, y/o llevar bocadillos siempre listos para cuando surja la necesidad de dárselos.
La anticipación se trata de predecir cómo reaccionará tu hijo ante ciertas situaciones o circunstancias, sopesar las posibles consecuencias y las alternativas para que reaccione de un mejor modo.
10. Paciencia, la base de las técnicas para calmar berrinches
La frustración es lo que más provoca los berrinches. De acuerdo al nivel de frustración será el nivel del berrinche. Así de sencillo. Si madre e hijo se frustran, no van a llegar a ningún lado hasta que el pequeño se canse de llorar y gritar. En cambio, si la madre se muestra tranquila y permanece en control de la situación a través de la calma, el pequeño se dará cuenta, tarde o temprano, de que no tiene por qué continuar gritando.
Con paciencia, le haremos entender a nuestro pequeño que no es necesario dejarse llevar por el arrebato del momento, que sí hay alternativas. Nuestra misión es enseñarle a ver las otras opciones para que no se limite solo a una y rompa en llanto al verse despojado de esa única posibilidad que existía para él.
11. Menos preguntas, más vocabulario
Muchas veces, el niño hace berrinches porque no encuentra las palabras suficientes para expresarse. Cuando les faltan las palabras o no se sienten entendidos, pierden el control y arman el berrinche. Lo importante es que lo atiendas y le ayudes a sentirse comprendido. Preguntarle poco y buscar las soluciones junto a él.
Cuando buscar ayuda profesional
Si las rabietas se tornan inmanejables y la carga emocional resulta excesiva y persiste en el tiempo, probablemente indique desajustes futuros y desórdenes psicológicos. Puede pasar que dejarlo solo para que se calme aumente la capacidad que tenga para destruir cosas o lastimarse. En estos casos, los berrinches serán un problema y acaso ameriten cuidado profesional.
Si observas que son:
- Demasiado frecuentes (varias veces a la semana).
- Muy intensos con llanto exagerado, renuente a calmarse.
- Cargados de agresividad y por más de cinco minutos.
- Provoca agresiones.
- Afecta las relaciones familiares.
- Se sale fuera de control y daña a terceros.
Calmar berrinches no es tarea fácil, pero tampoco imposible. Todo es cuestión de enfrentar a nuestros hijos con amor, comprensión y disciplina positiva. ¡Ánimo!
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Abado, F. S. T., Gallegos, P. A. C., & Revollar, C. P. (2021). Presencia de berrinches en niños y niñas de 2 a 3 años. Revista de Psicología, 11(1), 101-126. http://35.161.26.73/index.php/psicologia/article/view/1363/1327
- Federación de Enseñanza de CC.OO. de Andalucía. (2011). "Las rabietas en la etapa infantil". En: Temas para la educación. Revista digital para profesionales de la enseñanza. https://www.feandalucia.ccoo.es/docu/p5sd8748.pdf
- Montero López, M. (2020). Autoconcepto, autoeficacia y tolerancia de la frustración: en niños con y sin dificultades de aprendizaje. https://ebuah.uah.es/xmlui/bitstream/handle/10017/43551/TFM_Montero_Lopez_2020.pdf?sequence=4&isAllowed=y
- Pearce, J. (1995). Berrinches, enfados y pataletas. Soluciones comprobadas para ayudar a tu hijo a enfrentarse a emociones fuertes. Barcelona: Paidos.
- Sáez Ruiz, D. (2000). La psicología al alcance de los padres. Consejos para papá y mamá. Valencia: Ed. Promolibro.
- UNICEF. (2018). Campaña trato bien. Recuperado de: https://www. unicef. org/uruguay/trato-bien. http://dspace.mides.gub.uy:8080/xmlui/bitstream/handle/123456789/1559/trato_bien_guia.pdf?sequence=1&isAllowed=y
- Vallejo, M. P. (2010). Las Rabietas. https://archivos.csif.es/archivos/andalucia/ensenanza/revistas/csicsif/revista/pdf/Numero_31/MARIA_PEREZ_2.pdf