¿Tienes que regañar constantemente a tu hijo para que te obedezca? No te preocupes, a muchos padres les ocurre lo mismo. Intentar que nuestros hijos respeten ciertas normas cuando son pequeños es una de las tareas más difíciles para los padres.
Los padres sentimos muchas veces que estamos todo el día regañándoles para que hagan todo tipo de tareas. Desde las más sencillas, como lavarse los dientes o las manos, a las más complejas como no salir corriendo en un paso de cebra.
Pautas para ser obediente
Si queremos que nuestro hijo sea obediente desde pequeño, tenemos que inculcarle ciertas normas. Tiene que saber qué está prohibido, el motivo de la prohibición y que esa prohibición no va a cambiar nunca. Por ejemplo, si no dejamos que el niño salga solo a la calle con la bicicleta tiene que saber que está prohibido porque le puede pillar un coche. Pero también que va estar prohibido siempre por muy pesado que se ponga. Y aunque otros amigos sí lo puedan hacer…
Para que el niño lo entienda cuando es pequeño, hay que regañarle justo después de que haya desobedecido. Si lo hacemos más tarde no lo entenderá. No relacionará el mal comportamiento con la regañina. E incluso como lo ha hecho anteriormente y no le habéis regañado, puede que no entienda cuál es la prohibición.
Los niños no son robots y pueden tardar en asimilar una prohibición que ellos no comprenden. Ten paciencia si no lo hace inmediatamente. Explícaselo todas las veces que sea necesario. Además tenemos que ser conscientes de la edad que tiene nuestro hijo. No es lo mismo que un niño sea desobediente a los dos años que a los siete.
También aunque nos parezca que somos unos padres muy pesados, tenemos que repetirles lo que no pueden hacer muchas veces cuando son muy pequeños. Al crecer ya han interiorizado lo que está prohibido. Si intentan hacerlo de nuevo no es que no lo hayan entendido sino que no les importa la prohibición.
Cuando no hace caso
Si tu hijo no solo no hace caso a la prohibición sino que se porta peor y lo intenta de nuevo, puede ser que piense que le regañas por todo, no por esa acción concreta. No dejes que te influya con rabietas o pataletas. Son las armas que tienen todos los niños para lograr hacer lo que no pueden. Manda al niño un rato a su cuarto y mantente firme en la prohibición.
Los niños saben que con esas pataletas y rabietas los padres se ponen nerviosos. Intenta controlar la situación y no te muevas un ápice de tu posición. Explícale con calma y voz serena cuáles podrían ser las consecuencias de que, por ejemplo, salga solo con la bicicleta. También que no vas a cambiar de opinión por muy pesado que se ponga.
Una vez que se haya tranquilizado, explícale de nuevo con cariño las razones por las que no se puede saltar tu prohibición. Tu hijo tiene que saber que lo haces por su bien y que eso no cambia tu amor por él.
Un error que no debemos cometer los padres es, por ejemplo, si le hemos dicho que recoja su cuarto, acabar haciéndolo nosotros. Los padres nunca tienen que perder la autoridad. Ellos rápidamente entenderán que la siguiente ocasión también se lo recogeremos. Podemos decirles que les vamos a ayudar pero poco a poco ir dejándoles que lo hagan solos.
Beneficios de ser obediente
Si nuestros hijos son obedientes habremos dado un gran paso porque significa que aceptan las normas y las respetan. En un futuro seguro que nuestros hijos serán responsables en el colegio, con los amigos, en la Universidad o en el trabajo.
Gracias a esta aceptación de las normas tendrán más control sobre su mundo emocional. Si por ejemplo desde pequeño adquieren conciencia de la importancia del reciclaje porque les vamos diciendo que tiren cada envase a un contenedor diferente, cuando sean mayores serán respetuosos con el medio ambiente.
Si los padres les ayudamos a ser obedientes, les estamos inculcando un valor que podrán aplicar en toda su vida. Por eso cuando son pequeños y lo tengamos que repetir mil veces, no nos queda más remedio que regañarles por lo que no han hecho. También tenemos que prohibirles lo que no está permitido en la familia. Si conseguimos que poco a poco vayan aceptando las normas seguro que en un futuro serán unos ciudadanos responsables.
Bibliografía
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