Establecer una rutina y seguirla es uno de los mejores trucos que puedes implementar para que tu hijo duerma la siesta. Para los niños es sumamente importante seguir un horario, en el cual estén claramente establecidas las rutinas.
Los bebés son profundamente rutinarios; por eso son las madres como cuidadoras quienes establecen cómo se cumple la rutina del bebé. Y esas horas deben ser respetadas lo más que se pueda. No significa que estas sean una camisa de fuerza; pero, si se produce alguna modificación de la rutina, esta debe mantenerse con la mayor constancia posible.
Tú, como madre, puedes acostumbrar a tu hijo a dormir la siesta todos los días, después del almuerzo y respetar su horario de sueño. De hecho, hay estudios científicos que demuestran que después de comer es cuando el organismo está más presto al sueño, por lo que normalmente no será difícil acostumbrar a tu bebé a que haga su siesta en ese horario.
Así que acostar al niño a descansar, después de la rutina del almuerzo es un buen truco para que tu hijo se eche la siesta, dado que es favorable que no duerma demasiado tarde. Por ejemplo, dejar que el niño se duerma luego de las 5:00 p. m. puede interrumpir su descanso por la noche. Lo ideal es que este sano hábito de descansar durante el día no interfiera con su sueño nocturno.
13 consejos para que tu hijo tome la siesta
La siesta tiene innumerables beneficios en los niños. Se sabe que puede mejorar la cognición, el bienestar psicológico y reducir los problemas emocionales y conductuales. Se ha sugerido que promueve el aprendizaje en los pequeños, y existe evidencia de que mejora su atención ejecutiva.
Por otro lado, los estudios indican que, cuando se controla el tiempo de descanso, las siestas pueden prolongar el tiempo de sueño durante la noche. Sin embargo, cuando así no se hace, pueden tener un efecto contrario. Con estas reflexiones en mente te dejamos con 13 recomendaciones para que tu hijo duerma la siesta.
1. Establece un horario
Planificar un horario para que tu hijo haga la siesta es tan importante como respetarlo, por lo que es clave no ocupar ese tiempo destinado al descanso para otra tarea ni promover actividades muy movidas que puedan excitar demasiado las emociones.
El organismo se adapta con facilidad a las rutinas. Las horas de juego han de estar pautadas como las de siesta. Pero si quieres que el mecanismo funcione debes cubrir alimentación y juego en horas y momentos determinados, esto es para hacer la costumbre. Y en especial para darle la necesidad de la siesta, pues si no ha gastado energías, acaso no sienta la necesidad de dormir.
2. Dispón un ambiente acogedor
Crear un ambiente propicio para que el niño se relaje también es fundamental. Cuando llegue la hora del descanso, para irlo relajando, puedes colocarle música suave, darle un masaje, o leerle un cuento o incluso cargarlos y cantarle.
También puedes mostrarle un peluche o un juguete para que tu hijo los relacione con la siesta, pues cuando haces estas actividades de forma rutinaria; es decir, de la misma manera y a la misma hora, favoreces que tu hijo las relacione con que llegó un rato para descansar.
3. No hagas la noche en el día
Aunque es primordial que tu hijo relacione la hora que has elegido para su siesta con un tiempo destinado a aquietarse, no es necesario que crees un ambiente oscuro, parecido a la noche, para que descanse un rato.
Esto lo ayudará a diferenciar este momento con el sueño de la noche. Tampoco es muy positivo que haya extremo silencio para que el niño logre dormirse, pues lo ideal es que pueda hacer su siesta tranquilo sin que eso modifique demasiado la rutina en general de la casa. Por supuesto, debes controlar el ruido; pero sin que esto implique detener por completo tus actividades.
4. No necesita el pijama
Tampoco es necesario que le pongas el pijama o que le digas que se va a dormir. Hacerlo podría ser contraproducente, y tampoco es obligatorio que se duerma si no lo quiere hacer. Después de todo, está más que bien si consigue sosegarse un rato sobre el sofá y si se está un rato tranquilo con sus juguetes.
5. Apaga poco a poco su intensidad
La hora más intensa para algunos bebés es la que precede al descanso. Sí, es él luchando contra el sueño. La verdad, es como si no quisiera perderse de nada y resiste todo lo que puede para no dormirse. Por eso, cuando falte una media hora para que llegue la siesta, apaga todos los equipos y el televisor y sutilmente introduce los elementos de ambientación para el sueño. Un baño le resultará más que tranquilizante.
6. Todos los bebés son distintos
Todos los niños son distintos, de modo que lo que para unos funciona, para otros no tanto. En la íntima comunicación que irás haciendo hay guiños o claves que te indicarán sus gustos. Y en particular, cómo le gusta conciliar el sueño. Esto es algo que han advertido los especialistas, de modo que existe una gran heterogeneidad en los patrones de las siestas infantiles.
En brazos, en el coche, en la mecedora; tendrá sus rituales y mañas. Incluso lo que te sirvió para un hijo, puede que no te sirva para su hermanito. Y por supuesto, las maneras de manifestar su necesidad de descanso serán distintas. Debes convencerte de que cada hijo supone una experiencia distinta.
7. Si sales, debes estar preparada para su siesta
Si la hora de la siesta te coge fuera de casa, en donde algún familiar o persona amiga, que no te tome desprevenida. Ve con lo necesario para que el bebé haga la siesta, planifica, prevé y prepara el terreno. No es que se sienta como en casa, pero sí que la siesta es parte del día y tomarla va por su bien y el tuyo. Sobre todo, porque tu vida sigue, tienes amigos, trabajo y estudio, y juntos se necesitan para crecer.
8. La constancia hará el hábito
Si quieres que el bebé haga la siesta, ese horario que estableciste debes cumplirlo. La constancia hará la diferencia entre que tenga un ritmo de actividad y descanso que puedas controlar, o días agotadores en los que la siesta te agarra con sus cosas en desorden y al borde de un ataque de nervios. Parece obvio pero pasa desapercibido: los cuidados son una proyección del entorno; según el orden y la calidad de este, así será lo que el bebé reciba y perciba.
9. Procura que llegue despierto a la cama
Entre las acciones que crean el hábito de la siesta o de ir a dormir, es que el niño debe llegar despierto a la cama o a su cuna. Así podrá relacionar las dos cosas entendiendo que una vez creadas ciertas condiciones, la hora de sestear o dormir ha llegado.
Eventualmente, ocurrirá que se duerma en otro lado y despierte en su cuna; está bien si no se hace costumbre. Cuando los sueños inopinados se suceden con demasiada frecuencia y el niño no acostumbra dormir en su cama, lograr que relacione el espacio y el tiempo de la siesta se hará cuesta arriba.
10. Bríndale confianza
Cuando lo pongas en su lugar acostumbrado para dormir, no lo dejes solo. Quédate a su lado y hazle seguro y confiable este momento.
“Los bebés pasan el primer año aprendiendo a adquirir seguridad en las personas que los aman.”
La idea es que no luche contra el sueño, pues eso le causará irritación. Déjalo solo cuando ya esté completamente dormido y ponle a su lado un juguete o peluche de su predilección, para que al despertar no se sienta solo.
Será como un triunfo cuando, cumplidos el tiempo normal de la siesta, llegues a la habitación y lo descubras despierto jugando tranquilo. Es la señal de que la pauta se está cumpliendo a cabalidad y debes poner todo de tu parte para no romperla.
Por lo dicho anteriormente, no lo dejes llorar. Existen creencias de que no hay problema en dejarlo llorar hasta que se duerma entre sollozos, pero no, no le hace bien y lo desequilibra emocionalmente. Acude a él cuando llore y levántalo. Abrázalo y consuélalo. Ya calmado, vuélvelo a la cama y quédate con él hasta que concilie nuevamente el sueño.
11. Que esté cansado, pero no exhausto
No es necesario ni saludable que caiga exhausto a la hora de la siesta o del sueño nocturno. Está bien que juegue y desarrolle muchas actividades que lo cansen, pero estas deben estar integradas a una rutina, a un plan del día que tú manejes bien y que él sienta y asuma como natural y cotidiano. Si así ocurre, harás que coincidan la hora del cansancio con la hora de la siesta, después de comer y un baño gratificante.
12. No lo despiertes
Y si lo ves inquieto, sacudiendo manos y pies, incluso sonriendo, no hagas para despertarlo. Aguarda unos minutos a ver qué sucede. Es muy probable que continúe durmiendo.
13. Si él duerme, aprovecha
Cuando el bebé duerme su siesta tienes tres opciones: poner en orden todo lo que demanda su cuidado, atender tus cosas… o descansar. Considera siempre que la mejor, es que tú también duermas. El cansancio no es el mejor estado para cuidar al niño, precisas de buen ánimo y energía. Delega en tu pareja o en familiares algunos cuidados, pero en especial que velen vuestros sueños y estén prestos por si el niño despierta antes. El trabajo en equipo es esencial.
Para ti, como madre, que tu hijo duerma la siesta es una victoria porque puedes emplear ese rato para bañarte, resolver alguna tarea pendiente o descansar junto a él algunos minutos; pero más allá del punto de vista estratégico, hacer una siesta ofrece beneficios para todos los seres humanos.
¿Cuántas siestas al día necesita un bebé?
Ahora que conoces algunos trucos para que tu hijo haga la siesta, de seguro te preguntarás con qué frecuencia debe hacerlas. Ya hemos establecido que no existe una respuesta 100 % objetiva, esto debido a que cada pequeño tendrá sus propios patrones al respecto. Sin embargo, puedes tener en cuenta lo siguiente:
- Bebés hasta los 12 meses de edad: los expertos estipulan que los bebés de 4 a 12 meses deben dormir de 12 a 16 horas cada 24 horas, incluyendo a las siestas. Normalmente, hará dos siestas a lo largo de día: una por la mañana y otra al inicio de la tarde. No te extrañes que haga una adicional al final de la tarde.
- Bebés de 12 meses en adelante: en estos casos, los bebés a partir del año de edad deben dormir entre 11 y 14 horas cada 24 horas, incluyendo las siestas. Progresivamente, tu hijo dejará de hacer siestas en la mañana, hasta que solo se quede con la de la tarde.
A partir de los tres años de edad las siestas se acortan bastante, de manera que en esta etapa debes tener en cuenta los consejos que te hemos dado para fomentarla. Reiteramos que los patrones son muy diferentes, de manera que comportamientos ajenos a estos se consideran normales. En resumen, hacer que tu hijo haga la siesta es positivo; y es algo que le puedes enseñar.
Bibliografía
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