Ahora que llega el invierno y con él las bajas temperaturas, es frecuente ver a los bebés y niños con secreciones. De hecho, como mencionan algunos especialistas en otorrinolaringología infantil, la nariz de los bebés es mucho más estrecha que la de los adultos, por lo cual factores como el frío, las alergias y la contaminación ambiental pueden llegar a obstruir los conductos respiratorios. En esta temporada invernal, las madres también se encuentran preocupadas debido a que sus hijos empiezan a resfriarse y a tener problemas en sus vías aéreas. No obstante, existen técnicas muy sencillas para limpiar los mocos al bebé y así evitar complicaciones.
Tener la nariz obstruida por la mucosidad obliga a los bebés a respirar por la boca. Esto hace que no duerman bien, que les cueste comer e incluso, llegar a provocarles vómitos. Por eso es importante eliminar la flema, pues si se acumula en las vías respiratorias, además de malestar, puede acarrear otras infecciones agregadas.
A continuación, mostramos una serie de técnicas para limpiar la nariz de tu hijo y que esto no vuelva a ser un problema.
Técnicas para limpiar los mocos al bebé
Todas las técnicas que siguen son útiles para eliminar los mocos de los bebés y, en algunos casos, también la flema. Tan solo debes tener presente no abusar de las mismas, ya que puedes irritar la nariz de tu pequeño y lastimarlo.
1. El suero fisiológico
Esta solución se encuentra en la primera línea para tratar la congestión nasal, como lo contempla una tesis desarrollada en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla. Es pues, la técnica más útil para la limpieza de la nariz de nuestro niño y además, la más utilizada.
El suero fisiológico es agua a la que se le han añadido minerales para que se parezca a los fluidos de nuestro organismo, y de esa manera, es capaz de reblandecer los mocos para que el infante los expulse mejor al soplar o se los trague.
No hay ningún problema con que se los trague. Estos acabarán en el estómago y de allí finalmente saldrán expulsados a través de las heces.
Hoy en día venden en las farmacias el producto ya preparado para hacer estas limpiezas nasales. Es importante preguntar por el que sea adecuado para la edad de tu niño, debido a que si tiene mucha presión puede hacer que los microbios se trasladen hacia los oídos. Por otro lado, aquellos que contienen soluciones muy concentradas pueden lastimar la mucosa nasal del bebé.
Lo ideal para aplicárselo es acostar al niño de costado y colocar la cantidad recomendada de suero en la fosa nasal que se encuentre hacia arriba, que en general es de uno a dos mililitros. Luego, deberás voltear al bebé y repetir el proceso en la otra fosa nasal. Al finalizar, coloca al niño en posición vertical para favorecer la salida de los mocos.
Los lavados hay que realizarlos antes de comer y antes de dormir. Con 3 o 4 veces al día suele ser suficiente.
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2. Aspirador nasal de cánula
Este instrumento consta de una boquilla para la madre o padre y un cabezal que se adapta a la nariz del pequeño. En este cabezal hay un filtro para controlar la presión de aspiración y para frenar los mocos que llegan.
Hay que colocar el cabezal en la nariz de nuestro niño y con cuidado el padre o la madre debe aspirar sin mucha fuerza.
3. Aspirador nasal de pera
Este tipo de aspirador también es muy frecuente. Consta de una boquilla que va introducida en una goma con forma de pera. Se introduce la boquilla en la nariz de nuestro bebé, entonces presionamos la pera y soltamos poco a poco para que aspire los mocos.
Es de suma importancia tener mucho cuidado con el uso del aspirador nasal de cánula y de pera nasal. Ambos instrumentos pueden generar lesiones al momento de introducirlos en la nariz. Además, su uso continuo irritará las fosas nasales y generará gran incomodidad. En este sentido, se recomienda emplearlos no más de 2 veces al día.
4. Pinzas nasales
Estas son recomendables cuando los mocos están secos. Tienen un tope de seguridad para que la pinza no entre demasiado en la nariz del bebé. En ciertas situaciones tener unas pinzas nasales nos puede venir bien.
5. Limpieza después del baño
Otra de las técnicas que también funciona bien para limpiar los mocos es hacerlo justo después de bañar al bebé. El agua tibia del baño los fluidifica y, por tanto, es mucho más sencillo sacarlos.
En estos casos, se pueden usar las peras o las cánulas nasales para aspirarlos con mayor facilidad. Estos también pueden salir por sí solos debido al vapor, por lo que solo siempre es necesario utilizar una gasa para limpiarlos.
6. No te olvides de limpiar la flema
La flema no es más que mucosidad de las vías respiratorias localizada en la garganta. Por desgracia, esta secreción es capaz de causar los mismos problemas respiratorios que los mocos, por lo que conviene eliminarla.
Limpiar la flema de la garganta de tu bebé es muy sencillo, solamente deberás emplear una gasa estéril. La idea es envolver la gasa en el dedo, introducirlo en la boca del bebé y extraer la flema.
Debes tener cuidado de no introducir mucho el dedo, nada más deberás eliminar la flema que se encuentre al alcance, sobre la lengua para no desencadenar el reflejo del vómito. También puedes apoyarte con las cánulas y las peras nasales.
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7. Sujeta bien a tu bebé mientras lo limpias
A simple vista, es lógico entender que todas las técnicas que acabamos de mencionar puedan ser un poco incómodas para el bebé. No esperes que vaya a quedarse tranquilo: llorará, se moverá e intentará resistirse.
Para evitar lesiones en sus fosas nasales o garganta, sujeta al pequeño durante todo el procedimiento. Es posible que después esté algo agitado, por lo que un poco de cariño nunca estará de más.
Cómo aliviar ciertas dificultades que provocan los mocos en el bebé
Los mocos y la flema generan mucho malestar en el bebé e interfieren en actividades de la vida diaria, como comer o dormir. Por eso, ten presente los siguientes consejos para que tu pequeño lleve mejor el resfriado:
- Ofrécele líquidos constantemente. Con esto lo hidratamos y favorecemos la expulsión de los mocos.
- Acuéstalo con la espalda y la cabeza algo más alta que el resto del cuerpo. Si la mucosidad impide dormir a tu niño, te recomendamos poner debajo de la cuna algún libro para que haga de cuña, o doblar una manta y ponerla debajo del colchón, de modo que la espalda quede inclinada a unos 45°.
- Dale de comer en pequeñas cantidades, pero con más frecuencia. La comida junto con la demasiada flema le puede ocupar todo el tamaño del estómago. Entonces, para evitar que vomite con la ingesta habitual, es mejor fraccionarla a lo largo de la jornada.
- Humidifica el ambiente. Un ambiente húmedo le ayudará a descongestionarse y por ende a respirar mejor. Emplea para ello equipos humidificadores aptos para tal fin, con los filtros adecuados. La idea es que el aire húmedo entre a las vías respiratorias y reblandezca los mocos para favorecer su expulsión. No obstante, ten cuidado de no humedecer en exceso el lugar, porque también podría ser contraproducente.
Cómo prevenir infecciones respiratorias en los bebés
Está claro que el exceso de congestión nasal suele repercutir en infecciones respiratorias, situación muy común en la infancia. Si bien no es posible evitarlas por completo, hay algunos consejos prácticos para disminuir su intensidad y frecuencia:
- Asegúrate de que el bebé tenga su calendario de vacunas al día. Como lo afirma esta investigación sobre la vacunación en la infancia, desarrollada en la Universidad de Valladolid, el valor e importancia de la vacunación es incuestionable y como actividad de prevención primaria evita cada año entre 2 y 3 millones de muertes.
- Mantenlo bien abrigado en los meses más fríos del año.
- Practica la lactancia materna todo el tiempo que puedas, en los primeros dos años de vida. Esta aporta todos los nutrientes y defensas que tu hijo necesitará para defenderse de los gérmenes.
- Evita que entre en contacto con tóxicos ambientales, en especial el humo de cigarrillo. Según una tesis publicada en la Universidad de Cantabria, el tabaquismo pasivo también puede ocasionar desde problemas respiratorios, hasta neurológicos o el síndrome de muerte súbita infantil.
- Lávate las manos con frecuencia, evita el contacto con personas que estén enfermas y de preferencia lugares con alta concentración de gente
- Limpia periódicamente los juguetes y chupones de tu bebé, tal y como manifiestas los expertos de la Clínica Mayo, para evitar posibles infecciones.
Ahora que sabes algunas técnicas para limpiar los mocos a tu bebé, puedes ponerlas en práctica. Con ellas seguro que tu pequeño va a estar más cómodo y tú más tranquila. La flema no volverá a ser un problema.
Bibliografía
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- Sih, T., & Cavinatto, J. N. La Importancia de la Higiene Nasal en Niños. Disponible en: https://cdn.gn1.link/iapo/manuals/viii_manual_es_21.pdf