Mi bebé tiene mocos y le cuesta respirar: ¿qué hacer?

Existen varias maneras de brindarle alivio al bebé cuando tiene mocos. Conoce qué hacer si un resfrío lo afecta y a qué síntomas estar atenta.
Mi bebé tiene mocos y le cuesta respirar: ¿qué hacer?
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Escrito por Leidy Mora Molina

Última actualización: 22 octubre, 2022

Una de las condiciones que producen mayor inquietud en los padres es cuando el bebé tiene mocos y le cuesta respirar, pues llora, se irrita y aumenta así su malestar. Pero ¿qué hacer ante esta situación?¿Puede ahogarse con sus propias secreciones? Sigue leyendo para conocer como aliviar este síntoma en tu pequeño.

Los niños sanos también se enferman

Según una publicación de la Clínica Mayo, durante la infancia es habitual que los niños sufran unos 10 a 12 resfriados al año, aún los más sanos de todos. Esto es consecuencia de la inmadurez del sistema inmunitario y, de alguna manera, favorece al desarrollo de las defensas naturales que necesitan para sobrevivir.

En consecuencia, no debes alarmarte si tu hijo pasa gran parte de su infancia con los mocos escurriendo por su nariz, pues esto es parte de su proceso de crecimiento. A continuación, te contaremos por qué se producen estas secreciones y ante qué circunstancias aumentan un poco más.

¿Por qué se producen los mocos?

La producción de mucosidad nasal surge como un mecanismo de defensa del organismo, para limpiar las vías respiratorias de virus, bacterias o agentes externos que intentan ingresar.

A pesar de esto, es importante tener en cuenta que en los bebés pequeños, una excesiva producción de moco puede obstruir significativamente sus vías respiratorias y dificultar la respiración. Esto es porque los diámetros de dichos conductos son todavía muy estrechos y, en general, los mecanismos de eliminación naturales (como la tos) no son tan eficientes en estas edades.

Sumado a esto, durante los primeros meses de vida el bebé no tiene desarrollado el reflejo necesario para respirar por la boca cuando su nariz se tapa. Por lo tanto, se le complica ingresar el oxígeno cuando está muy congestionado.

En consecuencia, los mocos le generan a los bebés cierta intranquilidad, inapetencia e incomodidad, que ponen de manifiesto a través del llanto. Esta inquietante sensación de ahogo casi permanente los pone muy irritables y genera gran angustia en los padres.

concepto de resfriado resfrio nino con mocos

Causas más frecuentes de aumento de la producción de mocos

Los mocos de los bebés pueden producirse por varias causas, dentro de las cuales destacamos las siguientes:

  • Alergias.
  • Resfríos.
  • Cambios bruscos de temperatura.
  • Inhalación de sustancias irritantes.
  • Llanto continuo.
  • Ambientes muy secos.

Es importante observar las características de los mocos del bebé, para aproximarse a la causa que los produce. En general, cuando son claros, blancos y fluidos, suelen responder a los cambios de temperatura o a las alergias. Por el contrario, cuando son amarillos, verdes y espesos, suelen indicar alguna infección respiratoria.

Lo más recomendable es que, ante la presencia de mocos en el bebé pequeño, acudas al pediatra para que lo evalúe y te indique la estrategia más apropiada para aliviar la congestión. Es importante retirar el exceso de mucosidad ya que permite humidificar la mucosa nasal, reducir la inflamación, limpiar los posibles agentes que actúen como irritantes y ayudar a prevenir infecciones.



¿Qué hacer si el bebé tiene mocos y le cuesta respirar?

Si el bebé tiene mocos, debes guardar la calma y buscar la manera de ayudarlo a expulsarlos. Existen diferentes técnicas para hacerlo, y a continuación te vamos a compartir las más recomendadas por los especialistas.

1. Lavados nasales

Los lavados nasales son la primera opción para desobstruir las fosas nasales del bebé con mocos. Por medio de ellos, se humidifican las mucosas, se disuelven los mocos y así se los puede retirar mucho más fácil de la nariz. Así lo revela una publicación de la Asociación Española de Pediatría.

Para realizar los lavados nasales, debes buscar un momento en el que el bebé este tranquilo, como luego del baño y antes de alimentarlo o de dormirlo.

Debes utilizar una solución fisiológica estéril al 0,9 % a temperatura ambiente y ayudarte con una jeringa pequeña para introducir este líquido en la nariz del bebé. Toma nota de los siguientes pasos:

  • Coloca al bebé con la cabeza de lado sobre el cambiador y pon una toalla debajo de su cabeza.
  • Sujétalo bien, para evitar que se mueva.
  • Coloca suavemente 2 mililitros de solución fisiológica en un orificio nasal (el que esté más “arriba”): esto hace que entre por una fosa y salga por la otra, sin que pase al oído ni a la faringe.
  • Incorpora al niño para que expulse las secreciones.
  • Luego, voltéalo hacia el otro lado y repite este procedimiento en la otra fosa nasal.
  • Puedes realizar estos lavados cuantas veces sean necesarios si el bebé todavía tiene la nariz obstruida.

Existen también en el mercado unos espray de agua de mar especiales para bebés o suero fisiológico en monodosis para cada lavado. Estos hacen aún más fácil el procedimiento.

Es importante recordar que el uso de antihistamínicos y de otros fármacos solo deben ser administrados bajo indicación médica.

bebe sentado en la banera tina de bano lavado nasal solucion fisiologica

2. Baños de vapor y el uso del humifidicador

Si el ambiente de la casa es seco, lo más recomendable es contar con un humidificador de aire. Esto evita que las mucosas se resequen y a su vez, favorece a que se produzcan las secreciones necesarias para combatir a los gérmenes. No es aconsejable que este aparato quede encendido en el cuarto del bebé toda la noche y durante el día, es necesario ventilar bien los ambientes.

De igual forma, los baños de vapor son ideales para fluidificar los mocos y para tranquilizar al bebé. Pero estos deben reservarse para los niños más grandes, pues el exceso de agua en las vías respiratorias de los pequeñitos puede resultar contraproducente.

Lo ideal es que aproveches el momento del baño para que tu bebé inhale la pequeña cantidad de vapor contenida en el cuarto de baño.



3. Uso del aspirador nasal

Tal y como explica una publicación de Braun Healthcare, el aspirador nasal es un tubo con una perita que ayuda a succionar los mocos para despejar las fosas nasales. Para usarlo, debes presionar la pera, introducir el pico dentro de la fosa nasal del bebé y aspirar suavemente.

No es conveniente usarlo en exceso, pues aparte de ser una práctica desagradable para los bebés, puede causar lesiones en la mucosa respiratoria. Con 2 aspiraciones diarias, es más que suficiente.

4. Hidratación

Mantener al bebé hidratado es clave para ayudarlo a eliminar los mocos, pues el agua favorece al que se fluidifiquen las secreciones y que sean más fáciles de expulsar.

Por este motivo, se recomienda ofrecerle al pequeño lactancia materna a libre demanda y, si es mayor de 6 meses, además de la leche ofrecerle caldos sin sal, sopas y abundante agua.

¿Cuándo acudir al pediatra?

Se recomienda acudir al pediatra siempre que el niño presente mocos acompañados de los siguientes síntomas o signos:

  • Fiebre (temperatura por encima de 38,3 ºC).
  • Tos constante, seca o productiva.
  • Dificultad para respirar, agitación y hundimiento en las costillas o del hueco detrás de las clavículas al respirar.
  • Inapetencia extrema, que no le permita ingerir líquidos suficientes.
  • Mal estado general y decaimiento.

Mientras el bebé tenga mocos, lo ideal es implementar algunos de los consejos antes mencionados. Si bien estos no curan las patologías ni aceleran su resolución, brindan alivio y confort a los pequeñitos. Esto les permite sobrellevar el cuadro más calmados, bien nutridos e hidratados y con un mejor descanso.


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