Ser madre no es una tarea fácil, requiere de mucha dedicación, esfuerzo, constancia, paciencia, etc. La educación de los hijos nos provoca inseguridad y angustia a muchos padres. No saber si se está haciendo bien, si el castigo ha sido desmesurado o quizá demasiado permisivo, si somos buenas madres, etc. Pero lo importante de todas estas dudas que nos atormentan es no centrarse en hacerlo todo bien y plantearse no hacerlo mal e intentar evitar los errores que pueden afectar a la buena educación de nuestros hijos.
Errores que no te puedes permitir como madre
1. Estilo de educación autoritario o permisivo
Hay que evitar dar órdenes y establecer normas sin hablarlas con nuestros hijos imponiendo nuestras razones y no dejarlos a ellos, lo mismo que permitírselo todo. Nunca hay que llegar a ambos extremos, hay que mantener un equilibrio entre todo para conseguir un estilo democrático en el que nuestros hijos se sientan respetados.
2. Contradicciones a la hora de educar entre los padres
Este es uno de los grandes problemas a la hora de educar; es importante mostrar la unión de ambos padres. No decir uno una cosa y el otro otra distinta, porque de esta manera se enseña que estas discrepancias les sirven para hacer lo que quieran.
3. Desautorizar al padre en presencia del niño
Cuando el papá le regaña o le dice algo al niño y no nos resulta adecuado o lo vemos desmesurado, no se lo decimos en presencia del chico. De esta manera lo que estaríamos haciendo seria quitarle importancia a lo que el padre le está diciendo, perdiendo autoridad ante el hijo. Cualquier cosa que queramos discutir acerca de la educación o de los modos debemos hacerlo en privado cuando no esté presente el niño.
4. Sobreproteger
Es uno de los errores más frecuentes. Las madres intentan disculpar a sus hijos ante sus malas notas, les evitan disgustos, hacen sus camas, ordenan sus habitaciones. Pero esto lo único que consigue es hacer que se vuelvan dependientes y que piensen que son los amos del mundo. Sobreproteger crea inseguridad, no son capaces de tomar decisiones, deriva en una baja autoestima, no saben enfrentarse a cualquier contratiempo diario y esto puede derivar a la larga en problemas más serios.
5. Castigar de manera inadecuada
Los castigos tienen que ser proporcionales al comportamiento inadecuado llevado a cabo por el niño. No podemos poner castigos imposibles, o decir que lo vamos a imponer y luego no hacerlo. Hay que ser firmes y mantener lo que decimos, si no, estamos perdiendo autoridad y los hijos pueden pensar que pueden saltarse las normas fácilmente.
6. Transmitir desprecio
Frases como “eres tonto”, “no sabes hacer nada”, “siempre me decepcionas” o “no sé para que te he tenido” resultan muy perjudiciales para los hijos. No hay que faltar el respeto a los chicos ni ponernos a su altura ante un enfado de ellos. Lo importante es hablar y decirles las cosas de la mejor forma posible sin reproches ni humillaciones.
7. Hacer promesas que no podemos cumplir
Evitar ante todo hacer promesas o prometer premios que resultan imposibles de proporcionar a nuestros hijos. Lo que estaremos haciendo es decepcionarles y desincentivarles realmente.
Por ejemplo, ofrecerles una moto a cambio de buenas notas: lo primero es que es su obligación, tener unas buenas notas y esforzarse por ello, no por conseguir una moto. Y segundo, que si el niño se esfuerza en eso y luego no obtiene la recompensa prometida, deja de trabajar.
8. Comparar entre hermanos
Todos los padres sabemos que ningún hijo es igual que otro. Pero a veces a la hora de educarlos los tratamos por igual y a menudo los comparamos. “Mira tu hermano qué bien lo hace y tú no”, “tu hermano es más trabajador que tú”.
No podemos educar por igual, porque son diferentes, debemos de adaptar la formación a cada persona, con un trato individual. De otra forma estaremos creando celos, envidias y odios entre hermanos.
9. No establecer unos límites y normas claros
A veces los padres no tienen un proyecto claro a la hora de educar a sus hijos y cuáles son las normas y límites mínimos que van a exigir. Actúan improvisando. Mientras son pequeños esto puede funcionar, pero llegados a la adolescencia, los problemas van surgiendo y se pierde el control. Por eso es importante establecer unas normas y límites claros, así como las consecuencias de su incumplimiento.
Como madres debemos evitar caer en estos errores, puesto que lo que van a ocasionar son dificultades en la educación de nuestros hijos. Aunque resulte difícil debemos intentarlo, nadie dijo que ser mamás fuera fácil.