¿Debo esperar que mi hijo cumpla mis expectativas?

Los hijos no siempre se ajustan a lo que los padres desean. ¿Es adecuado depositar expectativas en ellos? ¿Se deben expresar de forma explícita? Y en caso de hacerlo, ¿hasta qué punto funcionan como motivación?

Qué duda cabe de que todas las madres deseamos el éxito de nuestros hijos. Queremos que sean felices y que les vaya bien en la vida, con independencia del ideal de «éxito» que interpreta cada familia. Las expectativas que depositamos sobre ellos se basan en lo que esperamos de sus habilidades, decisiones y su futuro en general.

Es más: los niños necesitan que esperemos algo de ellos. Planteadas de manera razonable, empática y alentadora, las expectativas pueden motivarlos a esforzarse y así alcanzar su bienestar. De cualquier forma, es importante reconocer que cada persona es única y tiene el derecho y la responsabilidad de elegir su propio camino.

En este artículo, abordaremos la mejor manera de manejar nuestros anhelos como madres y cómo encontrar un equilibrio entre animar a nuestros hijos a potenciarse a sí mismos, mientras que respetamos su individualidad.

Expectativas de padres a hijos: ¿una motivación o un problema?

En verdad se trata de un arma de doble filo. Las expectativas sobre nuestros hijos pueden ser una poderosa herramienta motivacional que esconde un mensaje positivo: «tú puedes hacerlo».

Imagina que tu pequeño está aprendiendo a nadar. Si tú crees en su capacidad para hacerlo, es posible que lo animes a practicar, elogies sus esfuerzos y lo apoyes durante el proceso.

La seguridad que le transmitas le ayudará a construir autoconfianza y lo motivará a mejorar sus habilidades acuáticas. Pero, si no esperas que aprenda a nadar, ¿se sentirá seguro para enfrentar los desafíos del agua?

Ahora bien, las expectativas que los padres tenemos sobre nuestros hijos a menudo se vuelven una carga para ellos, convirtiéndose en un problema. Cuando se tratan de deseos rígidos y de exigencias absurdas, es natural que los chicos sientan que su libertad está limitada y que, para no defraudarnos, deben resignar su propia autenticidad.

Tus hijos necesitan que pongas todo de ti para que los ames tal como son, no para que pases todo el tiempo corrigiéndolos. 

Bill Ayers

Posibles consecuencias emocionales

Si tu hijo no cumple con tus expectativas, la insatisfacción es doble. Por un lado, te sientes frustrada por no ver cumplidas tus esperanzas y, por otro lado, es probable que él sienta malestar por creer que no está a la altura.

Cuando lo que se espera de él es excesivo, irreal o desproporcionado en relación con sus propios deseos y habilidades, los efectos en su desarrollo emocional no tardan en aparecer.

  • Problemas de autoestima: un hijo puede desarrollar un autoconcepto negativo si no cumple con las expectativas impuestas y puede sentir que no es tan bueno como se espera.
  • Dependencia emocional o pérdida de identidad: un hijo puede sentirse aprisionado bajo el peso de las expectativas inalcanzables o poco valiosas para él mismo. Al no poder desplegar sus alas, corre el riesgo de caer en una dependencia emocional o perderse en un laberinto sin identidad propia.
  • Estrés y ansiedad: la presión por tener que satisfacer las altas exigencias externas puede generar una cuota significativa de estrés, afectando el bienestar emocional.
  • Conflictos familiares: a nivel vincular, las discrepancias entre las proyecciones de los padres y las habilidades o intereses de los hijos, pueden causar tensiones dentro de la familia.
  • Sentimiento de fracaso: a menudo experimentan no estar satisfaciendo los anhelos de sus familiares, generando en ellos sensación de vacío y fracaso.
  • Adultos inseguros en busca de validación: cabe la posibilidad de encontrarnos, en un futuro, con niños que se convirtieron en adultos carentes de seguridad para defender sus creencias.

Estrategias para flexibilizar las expectativas

De nuevo, es comprensible que tengas ciertos deseos en cuanto al desarrollo de tu pequeño, su rendimiento y las decisiones que pueda tomar en el futuro que encaminan su estilo de vida. Quieres que tenga una vida feliz.

Sin embargo, aunque tus anhelos pueden ser legítimos y fundarse desde el amor más puro, es esencial mantener una perspectiva abierta y flexible. ¿Tu hijo no cumple con tus expectativas? A continuación, te ofrecemos una serie de recomendaciones para evitar que tus ilusiones resulten contraproducentes para su sano desarrollo.

Ten cautela a la hora de expresarlas

Lo diré sin rodeos: tu hijo no necesita conocer con lujo de detalles lo que esperas de él. Al comunicarlo con demasiada precisión y claridad, se puede generar una presión innecesaria. Es fundamental reconocer que las expectativas que tenemos sobre nuestros hijos son nuestra responsabilidad, no la de ellos.
Por esto, para evitar las consecuencias negativas que puedan surgir, es importante elegir a conciencia cuáles expectativas comunicar y cuáles podemos guardar para nosotras mismas y resolverlas de forma privada.

Desliga a tus hijos de tu felicidad

Cada una de nosotras tiene una historia única y personal, incluso hemos lidiado con las expectativas que nuestros propios padres tuvieron de nosotras. ¿Cumpliste sus deseos al pie de la letra?

De igual manera, así como no te hubiera gustado cargar con la responsabilidad de la felicidad de tus padres, es posible que tampoco desees que tu hijo lleve el peso de tu bienestar. Bastante tiene con sus propias expectativas.

Fomenta una comunicación abierta y respetuosa

Es fundamental crear un ambiente donde los chicos se sientan cómodos expresando sus pensamientos y sentimientos sin temor al juicio. Aun si lo que tienen para decir no coincide con lo que nosotras esperamos o deseamos. Es imprescindible habilitar y fomentar el diálogo.

Por ejemplo, si tu hija te dice que no le gusta el deporte que tanto te apasiona, respétala y pregúntale qué actividades le interesan más. O si tu hijo te presenta una pareja que a ti no te agrada, escúchalo con empatía y reconoce lo importante que es que tome decisiones que lo hagan feliz a él o ella.

¿Es difícil? Claro que lo es. Sin embargo, al brindarles espacio para ser auténticos estaremos contribuyendo a su crecimiento y bienestar a largo plazo.

¿Tu hijo no cumple con tus expectativas?

¡Enhorabuena! Eso puede significar, en cierta medida, que tu hijo está haciéndole honor a su individualidad. Sé que puede sonar un tanto descabellado, pero el hecho de que tu hijo no se adapte de manera estricta a lo que tú esperas de él, es una muestra de que está explorando y descubriendo quién es en realidad.

Bibliografía

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