Convertirse en madre es una experiencia que transforma la vida. Ahora, una pequeña criatura depende de ti. Esto significa que las prioridades cambian. Al menos durante los primeros años, tu hijo cuenta con acceso prácticamente ilimitado a tus manos y a tu mirada. Con un cansancio descomunal, pero con profundo amor, destinas la mayor parte de tu tiempo en él. Ahora bien, ¿qué sucede cuando eres la única madre en tu grupo de amigas? En estos casos, la sensación de soledad e incomprensión suele presentarse con firmeza.
Sabemos que tanto el embarazo como la primera etapa de la maternidad son experiencias intensas que suponen importantes cambios emocionales y físicos. Es entonces cuando necesitamos el apoyo de nuestros seres queridos más que nunca. La cercanía de nuestra familia y de las amistades se vuelve imprescindible.
Ser la única madre en un grupo de amistades, una situación cada vez más habitual
Afortunadamente, la representación cultural del concepto de maternidad se ha transformado mucho durante los últimos años. Se han desmitificado algunos imaginarios sociales que rondaban por allí. Por empezar, si eres mujer, ya no tienes que ser madre para realizarte como persona. Si no quieres serlo, no significa que eres egoísta o que odias a los niños.
Por otra parte, al día de hoy existen diversas maneras de asumir la maternidad. No tienes que hacerlo sí o sí antes de los 30 años. Estas realidades explican por qué ser la única madre en tu grupo de amigas no es una situación sorprendente en lo más mínimo. Aunque sí puede llegar a ser verdaderamente doloroso.
“En el ámbito sociocultural ha tenido lugar el surgimiento de nuevos modelos, esquemas, teorías y elaboraciones culturales sobre la maternidad, la sexualidad y las relaciones de pareja”.
– Bringas, Á. S., Espinosa, S., Islas, S. E., Ezcurdia, C., & Torres, E. –
“Siento que mis amigas no me entienden”
Una vez madre, los asuntos de conversación se tiñen de color pastel: la lactancia, la higiene, la habitación del bebé, que ya gatea, que sostiene su cabecita. Mientras que los temas centrales de tus amigas de toda la vida posiblemente tengan que ver con las salidas del fin de semana, el trabajo o las citas románticas.
Lógicamente, tus intereses han cambiado. Esto puede hacerte sentir incomprendida, lo que te angustia y preocupa. Tienes una amarga sensación: están en distinta sintonía. Ellas se aburren al escucharte hablar de las adversidades de la maternidad, pues no se sienten identificadas contigo y a ti te dejó de importar estar al día con la música del momento.
Es triste. Pero lo cierto es que los eventos trascendentales de la vida pueden llevarnos a perder algunas amistades y ganar otras. Una mudanza, un cambio de trabajo, tomar la decisión de modificar rotundamente el estilo de vida o tener un hijo altera nuestra rutina. Se trata de sucesos significativos de crecimiento y aprendizaje. Y, a medida que crecemos, es natural que dejemos atrás ciertos vínculos.
El vínculo con tus amigas
Sin embargo, hay relaciones que se fortalecen a lo largo de los años, independientemente de si los caminos son similares o no. Otros vínculos atraviesan diferentes etapas según la etapa de la vida que cada persona experimenta en ese momento. Es decir, que no hay nada escrito a la hora de determinar la duración de una amistad.
A pesar de que sientas que ya no tienes tantos temas en común con tus amigas, ten presente que el vínculo con ellas puede ayudarte a reconectar con tu aspecto más personal. Reunirte con ellas a tomar un café o unas cervezas puede ser más valioso de lo que imaginas. Esto facilitará que te desconectes de tu rutina, que ahora está cubierta por los asuntos de la maternidad, y así puedas despejar tu mente.
La importancia de contar con un grupo de pertenencia
Es muy probable que la noticia del embarazo y el posterior nacimiento suponga un cambio en tus necesidades sociales. Las personas necesitamos un grupo de pertenencia para sentirnos seguras y acompañadas. Identificarnos con quienes están a nuestro alrededor influye positivamente en nuestro estado anímico, porque sabemos que tenemos a alguien que nos entiende. Ya sea porque ha vivido la misma experiencia anteriormente o porque la vive ahora mismo.
Por esto, no te prives de buscar nuevas amistades con personas que estén en la misma etapa que tú. La vida misma te llevará a entablar vínculos con ellas. La sala de espera de los consultorios pediátricos, el jardín de infantes o la plaza con juegos infantiles del vecindario son excelentes espacios en donde puedes conectar con otras familias con hijos pequeños.
Convertirse en madre y padre se trata, en definitiva, de una importante transición personal y familiar que pone a prueba los recursos de afrontamiento de los adultos en ella implicados, que tiende a asociarse con un período particularmente inestable y vulnerable a nivel individual e interpersonal, y en la que, por tanto, se generan importantes necesidades de apoyo para las personas que afrontan esta significativa experiencia vital.
–Hidalgo García, M. V., & Menéndez Álvarez-Dardet, S-
Tu grupo y las nuevas amistades
Contar con un grupo de pertenencia apaciguará tus miedos y ansiedades. El acompañamiento es fundamental para transitar el camino de la maternidad, que a menudo se vuelve confuso e inesperado. No se trata de reemplazar tu grupo de amigas inicial por uno nuevo, sino más bien de incluir a otras personas que puedan brindarte el apoyo que necesitas ahora mismo y así mitigar la sensación de soledad.
Bibliografía
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- Bringas, Á. S., Espinosa, S., Islas, S. E., Ezcurdia, C., & Torres, E. (2004). Nuevas maternidades o la desconstrucción de la maternidad en México. Debate Feminista, 30, 55–86. http://www.jstor.org/stable/42624831.
- Hidalgo García, M. V., & Menéndez Álvarez-Dardet, S. (2009). Apoyo a las familias durante el proceso de transición a la maternidad y la paternidad. Familia: Revista de ciencias y orientación familiar, 38, 133-152.