Mi hijo no quiere hacer nada: ¿qué hago?

Cuando un menor no quiere hacer nada puede ser por rebeldía, desgano o algún problema más profundo. Te ayudamos a identificar las causas y a ponerle solución.
Mi hijo no quiere hacer nada: ¿qué hago?
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Escrito por Elena Sanz Martín

Última actualización: 02 julio, 2023

Son muchos los padres que se lamentan de que su hijo no quiere hacer nada. Aunque es una situación más común en los adolescentes, esto puede suceder a cualquier edad y suele provocar grandes tensiones y conflictos en el hogar. Para los progenitores puede resultar muy desconcertante comprobar que el menor no tiene interés ni motivación alguna y es común que no sepan cómo actuar al respecto. Por ello, queremos ayudarte a comprender a qué puede deberse.

De un modo u otro, los padres sienten que sus hijos son un reflejo de sí mismos, de la educación que les han dado y de su buen o mal desempeño a lo largo de los años. No obstante, ninguna familia está exenta de enfrentarse a un joven apático, rebelde o sin aspiraciones. Por ello, en lugar de centrarte en la culpa, te proponemos descubrir las soluciones más apropiadas para ayudar a tu hijo a reconducir su situación. ¡Comencemos!

Descubre por qué tu hijo no quiere hacer nada

Para saber por qué tu hijo no quiere hacer nada es importante que te fijes en algunos parámetros determinantes. Así, antes de indagar en las posibles causas, trata de responder algunas preguntas.

¿Qué edad tiene tu hijo?

Los problemas que puede presentar un menor de seis años son muy distintos a los de un joven de 17. Si tu hijo se encuentra en plena adolescencia, es común que se muestre más apático y desinteresado. También, que exprese su deseo de abandonar las actividades extraescolares o que se muestre rebelde a la hora de cumplir con sus obligaciones. En cambio, en un niño estas circunstancias no son tan frecuentes y pueden alertarnos de algunas dificultades.

Algunas situaciones pueden generar un gran impacto o importantes cambios en los niños, lo cual puede repercutir en su estado de ánimo. Por ejemplo, cuando  sus padres se han divorciado o hay una situación familiar complicada.

¿Cuál es su situación personal?

Si el menor ha experimentado cambios recientes en su vida, esto puede reflejarse en su estado de ánimo y en su motivación. Divorcios, pérdidas de seres queridos o mudanzas son algunas de las situaciones que pueden influir. Del mismo modo, si existe una situación familiar complicada o la integración con los compañeros de la escuela no es óptima, la actitud del niño se puede resentir.

¿Estos comportamientos son nuevos?

Es importante que identifiques si la desgana o la desobediencia de tu hijo son aspectos de reciente aparición o siempre han estado más o menos presentes. Esto te ayudará a saber si se debe a un hecho puntual o a algún aspecto más transversal como su personalidad o la educación recibida.

¿En qué contexto tu hijo no quiere hacer nada?

Por último, trata de definir el problema de forma clara y objetiva. ¿Qué significa que tu hijo no quiere hacer nada? Puede que se niegue a estudiar y a colaborar en casa, pero que siga disfrutando de una vida social animada. O, por el contrario, puede que incluso haya perdido el interés en sus aficiones y en sus amistades. La realidad detrás de estos dos contextos es muy diferente.

¿Cómo actuar si tu hijo no quiere hacer nada?

Las respuestas a las anteriores preguntas te habrán ayudado a formarte una idea más clara del panorama al que te enfrentas. Ahora bien, ¿qué puedes hacer si tu hijo no quiere hacer nada? A continuación, te ofrecemos algunas propuestas.

Establece una conversación adecuada

Aunque pueda parecer muy obvio, es importante que hables con tu hijo y le preguntes qué le ocurre. No con reproches, amenazas o exigencias, sino con la intención genuina de comprender qué siente y qué dificultades experimenta. Busca un momento apropiado, utiliza un tono sosegado y opta por la comprensión en lugar del juicio.

Dialogar con tu hijo sobre lo que le ocurre es un buen punto de partida para hallar las causas de su desgano y ayudarlo a encontrar sus motivaciones.

Marca responsabilidades

Con frecuencia, cuando un hijo no quiere hacer nada, es porque ha recibido una crianza excesivamente permisiva o cargada de sobreprotección. Si sus padres nunca le han permitido o animado a hacerse responsable y autónomo, no podemos esperar que llegada la adolescencia desarrolle esas cualidades mágicamente.

Por eso, comienza a asignarle tareas acordes a su edad y establece unas consecuencias con base en su incumplimiento. Aunque nunca antes lo hayas hecho, esto ayudará a comenzar a revertir la situación.

Fomenta su motivación

Si el menor siente desinterés y apatía, procura fomentar su motivación proponiéndole actividades de su agrado. Es común que los jóvenes prefieran, ante todo, quedarse en el sofá mirando las pantallas, pero esto no es saludable. Organizar planes culturales, deportivos o de ocio en familia puede ser una buena alternativa para activarlo.

Ayúdale a encontrar sus pasiones

En caso de que la apatía se manifieste en el ámbito escolar, es importante ayudar al joven a encontrar sus pasiones y su propósito. Muchos adolescentes pueden sentirse perdidos y desmotivados por no tener en claro hacia donde quieren dirigir su vida laboral. Ayudarles a identificar sus talentos y sus intereses puede favorecer a que encuentren su camino. Y este objetivo a futuro será la mayor motivación para cumplir con sus obligaciones.

Como ves, existen multitud de contextos que pueden llevar a un niño o un joven a no querer hacer nada. Pero, en todos ellos, la comprensión y la actuación paterna son fundamentales. En lugar de culpar y recriminar a tu hijo por su comportamiento y hostigarlo para que cambie, es preferible identificar la causa y actuar de forma firme para abordarla. Aunque al inicio los cambios pueden ser complicados, a la larga serán los que ayuden a tus hijos a salir del estancamiento y recuperar la ilusión y la energía.


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