Quizás, una de las primeras formas en que los adultos y sus hijos adolescentes se desconocen es cuando llegan las primeras críticas. Los padres de repente dejan de ser los héroes de la historia. Así, empiezan a desteñirse sus capas y comienzan a hacerse visibles sus defectos. Entonces, se torna esencial contar con ciertas habilidades y herramientas para poder afrontar las críticas de los hijos adolescentes. Veamos cómo hacerlo.
Entender la adolescencia
En primer lugar, es importante dejar de ver a los adolescentes como los bichos raros de la familia. Simplemente, se trata de entender que, al igual que todas las etapas de la vida, la juventud tiene sus propias características y desafíos.
Una de las cualidades propias de este momento tiene que ver con la búsqueda de la identidad. La adolescencia es, a veces, ese momento incómodo en el que los jóvenes ya no son niños, pero tampoco son adultos. Sin embargo, necesitan hacerse su propio lugar, y ser vistos y notados con su propia personalidad y autonomía. En este sentido, la crítica y la oposición forman parte de esa manera de marcar una diferencia.
Por otro lado, también hay que saber situar a la adolescencia a la luz de la época en la que se sigue. Esta etapa vital no es la misma que hace 50 años, porque los tiempos cambian, así como los usos y costumbres. Por ejemplo, el acceso a la tecnología afecta de manera significativa la realidad y el día a día. En este sentido, no debe extrañarnos que nos cuestionen y nos miren con extrañeza por algunos hábitos o comentarios. En este sentido, por sobre todas las cosas, es importante promover que las críticas y el diálogo sean en un marco de respeto.
Cómo afrontar las críticas de los hijos adolescentes
Algunas de las recomendaciones a tener en cuenta para afrontar las críticas de los hijos adolescentes, te las contamos a continuación.
Proponer modos alternativos de hacer una crítica
Cuando tu hijo te dice que eres insoportable con los permisos y las salidas, en lugar de enojarte, puedes devolverle lo siguiente: ¿y si en vez de decirme que soy pesado con los horarios me dices que puedo intentar ser más flexible, ya que te gustaría pasar más tiempo con amigos? De esta manera, les enseñamos a practicar la asertividad. Incluso, también es una oportunidad para revisar el modo en que nosotros mismos les llamamos la atención.
Hacer un autoanálisis
Pensar qué puede haber de cierto en dicha crítica es una buena oportunidad para revisar nuestras propias conductas. Expresiones como “me controlas todo el tiempo” o “me invades”, pueden ser algunos de los planteos que nos hacen los adolescentes. Antes que hacer oídos sordos, también podemos aprovechar para preguntarnos si es posible que debamos activar algún cambio. En ocasiones, no logramos aceptar que los menores crecen y que necesitan que nos adecuemos a esta nueva etapa.
Evitar tomar las críticas como algo personal
La adolescencia es un momento en donde confrontar y desafiar a los adultos es una herramienta con la cual los jóvenes se ponen a prueba a sí mismos. Es necesario tenerlo presente para evitar sentirse atacados todo el tiempo o que tienen saña con nosotros. Por supuesto, como adultos, también tendremos que manejarnos con sutileza y evaluar el contenido, la frecuencia y el modo de la crítica para saber hasta dónde llega el límite de lo tolerable. Incluso, podemos agradecer que nos hagan notar algunos aspectos a mejorar y procurar hacerlo. De este modo, también podremos mejorar nuestra relación con ellos.
Desdramatizar la situación
Desdramatizar la situación nos permite evitar un momento de mayor tensión y lograr una mejor comunicación con nuestro hijo. Por ejemplo, después de varias ocasiones en que recibes una crítica por parte del joven, puedes optar por decirle lo siguiente: “con todo lo que me has dicho que soy, acabaré por creer que soy el peor padre de todos”.
Poner un límite
Si crees que tu hijo adolescente te ataca de manera continua, puedes hacérselo notar y no dejarlo pasar por alto. Es importante que le indiques de qué modo puede hacerte un reproche y que distinga el conflicto de una crítica constructiva. El primero solo busca generar un problema, mientras que la segunda se orienta al cambio. Por otro lado, en ocasiones, los adolescentes critican de manera continua como una forma de llamar la atención. Por eso, también puedes preguntarte qué mensaje puede haber entre líneas en su comportamiento.
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Lo malo y lo bueno
Por último, es muy importante reconocer el carácter constructivo de la crítica. Esto nos ayuda a mejorar, a tener en cuenta otros puntos de vista y a reconocer otros aspectos de un problema que quizás habíamos pasado por alto.
De allí, el desafío de superar la propia mirada e incluso de validar y reconocer que los adolescentes tienen mucho para enseñarnos. En ocasiones, quedamos atrapados en una mirada adulto centrista. Según ella, creemos que por contar con más años y experiencia tenemos la razón. Por el contrario, las personas siempre podemos aprender de otras y es allí donde la crítica cobra un gran sentido.
Bibliografía
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- Krauskopof, D. (1999). El desarrollo psicológico en la adolescencia: las transformaciones en una época de cambios. Adolescencia y salud, 1(2), 23-31.
- Cobos, E. G. (2008). Adolescencia y familia: revisión de la relación y la comunicación como factores de riesgo o protección. Revista intercontinental de psicología y educación, 10(2), 105-122.