Mi hijo adolescente no me habla: a qué se debe y cómo actuar

Si tu hijo adolescente no te habla no le obligues a comunicarse. En su lugar, construye un entorno comprensivo y seguro en el que pueda hacerlo voluntariamente.
Mi hijo adolescente no me habla: a qué se debe y cómo actuar
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 16 noviembre, 2021

Ser adolescente es todo un desafío, pero ser padre o madre de uno de ellos tampoco es una tarea sencilla.

En múltiples ocasiones tus hijos llegarán a casa visiblemente alterados, enfadados o tristes y se negarán rotundamente a compartir contigo lo que les preocupa. Incluso, es posible que en más de una ocasión te retiren completamente la palabra. Si te preguntas “¿por qué mi hijo adolescente no me habla?”, hoy te vamos a ayudar a clarificar esta situación.

En primera instancia es necesario que recuerdes que no se trata de una afrenta personal. La mayoría de las veces, el silencio estará más relacionado con las propias emociones que tu hijo experimenta que con algo que tú hayas dicho o hecho. Por este motivo, ármate de paciencia, comprensión y amor. Procura dejar a un lado el orgullo y acompaña a tu hijo de cerca en esta complicada etapa.

¿Por qué tu hijo adolescente no te habla?

Cuando un adolescente se cierra en banda, el primer impulso de todo progenitor es sentirse ofendido. Acto seguido, atacar al joven, recriminarle su comportamiento y exigirle un cambio. Pero lo verdaderamente relevante es comprender por qué el joven se comporta así y a este respecto existen varios posibles motivos.

Es un fenómeno propio de la edad

Es común y natural que los adolescentes tiendan a distanciarse de los padres para conectar estrechamente con el grupo de iguales. Estos son ahora sus referentes y a ellos acudirán para obtener la guía y el consejo o para compartir sus preocupaciones. De hecho, el principal objetivo de sus vidas es encajar en este núcleo de pertenencia.

Por tal motivo, los progenitores suelen quedar fuera de la ecuación. Aunque cueste aceptarlo, esto no debe resultarte alarmante ni ofensivo pues es un comportamiento propio de esta etapa vital.

Cuando el joven se abre, solo obtiene juicio y críticas

Madre intentando hablar con su hija adolescente.

Inconscientemente, muchos padres y madres reaccionan de una forma brusca y poco apropiada cuando sus hijos se abren emocionalmente y les cuentan sus problemas o sus anécdotas diarias. Les juzgan, critican o recriminan su comportamiento, les recuerdan que ya se lo advirtieron o les castigan sin ofrecer apoyo ni comprensión.

Esto hace que los adolescentes se vuelvan cada vez más herméticos, pues no perciben a sus progenitores como un lugar seguro si no como una fuente de conflicto y malestar.

No hay diálogo, sino interrogatorio

Piensa por un momento en cómo se desenvuelven las conversaciones con tu hijo. ¿Realmente es un diálogo en el que ambos compartís opiniones, experiencias y puntos de vista?, ¿o te limitas a lanzarle preguntas constantemente, más para fiscalizar su día a día que para enriquecerte con la conversación?

Aunque suene irrelevante, esta diferencia es realmente trascendental: en el primer caso los jóvenes se sienten respetados y tomados como iguales, mientras que en el segundo se sienten acosados y hostigados.

Se ha sentido ofendido o necesita hacerte ver que tiene el control

Si tu hijo adolescente no te habla en absoluto o te ha retirado completamente la palabra, es probable que lo haya hecho en respuesta a una negativa o a unos límites con los que no está de acuerdo.

Algunos jóvenes utilizan esta estrategia para “castigar” a sus padres o para hacerles ver que no están conformes con las normas impuestas. De esta forma, logran sentir que recuperan algo de control sobre la situación.

Has sido indiscreta y has revelado sus secretos

Cuando los adolescentes se abren con sus progenitores estos no siempre otorgan la suficiente importancia a sus preocupaciones. Así, quizá las minimicen y las compartan con otros sin el consentimiento de sus hijos. Ante esto, el joven puede sentirse traicionado y negarse a revelar otro detalle de su vida privada de ahí en adelante.

¿Cómo actuar si tu hijo adolescente no te habla?

La forma en la que has de actuar si tu hijo adolescente no te habla deriva directamente de comprender el motivo por el que no lo hace.

En función de cuál sea el caso, podrás implementar alguna de las siguientes estrategias:

  • Recuerda que tu hijo tiene derecho a no hablar, bien sea porque es reservado o porque está enfadado. No le exijas comunicarse cuando no lo desea ni trates de manipularlo para que se abra. Este no es el mejor camino, ya que constituye una falta de respeto hacia él mismo.
  • Aprende a escuchar sin juicios. En lugar de buscar contestar, recriminar o solucionar las situaciones que tu hijo te plantea, simplemente escúchalo y trata de comprender su perspectiva. De este modo, si no obtiene una respuesta impulsiva y negativa por tu parte, le será más fácil abrirse y acercarse a ti emocionalmente.
  • Comienza a disfrutar del placer de dialogar con tu hijo del mismo modo que lo haces con otra persona adulta. Comparte también tus vivencias, pide y escucha su opinión, hazle partícipe de tu vida para que él te involucre en la suya. Olvida los interrogatorios y opta por las conversaciones nutritivas.
  • Procura implicar a tu hijo en la toma de decisiones y en el establecimiento de límites. Si llegáis a un consenso y el menor se siente escuchado y tenido en cuenta, será más proclive a aceptar y acatar las normas. La flexibilidad (no la permisividad) puede ser la clave.
  • Demuéstrale que eres digna de confianza. No reveles ni compartas aquello que tu hijo te cuenta de forma confidencial, aun si te parece un asunto de poca importancia.
madre e hijo adolescente conversan buenos modos

Si tu hijo adolescente no te habla, muéstrale que puedes soportarlo

Aunque apliques las anteriores pautas, has de saber que es probable que tu hijo se muestre poco comunicativo en ocasiones y debes ser capaz de aceptarlo y afrontarlo.

Los adolescentes necesitan padres con autocontrol, que sepan no tomarse de forma personal sus cambios de humor y que puedan acompañarlos desde la calma, la aceptación y la paciencia. Así, si tu hijo no quiere hablar, simplemente permanece cerca suyo, de forma silenciosa y respetuosa, pero abierta a una posible comunicación. Cuando se sienta preparado sabrá que puede acudir a ti.


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